El secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, en rueda de prensa tras el Consejo de Podemos el martes - EFE
«El cielo no se toma por consenso, se toma por asalto». Así se impuso y asentó cátedra Pablo Iglesias contra las voces discordantes del partido en el congreso de Vistalegre de 2014. Y nadie puede negar que aquella consigna de Karl Marx, que el secretario general hizo suya, quedó grabada en Íñigo Errejón. Porque también fue «por asalto» cómo este jueves a rrasó el diputado con los planes que Podemos tenía trazados de aquí a mayo.
El sector oficial, que a día de hoy se reduce a Iglesias y su equipo, sitúa fuera del partido al ex número dos después de anunciar que se presenta a las autonómicas bajo el paraguas de Manuela Carmena. No se arriesgarán a expulsarle, pero los principales dirigentes le arrinconan para que entregue su acta de diputado. No se esperaba Irene Montero que su regreso a primera línea política iba a ser tan desdichado. La portavoz de Unidos Podemos en el Congreso acusó ayer a Errejón de tejer un «plan secreto» con la regidora madrileña y de volar «los puentes» de una futura –y ya improbable– fórmula de consenso.
Directamente, la número dos de Podemos no quiere saber nada del ideólogo de su formación y le sitúa fuera del partido de facto. «Creo que una persona que anuncia que se va a presentar con otra formación a las elecciones, se está yendo», sostuvo Montero, que le instó a dimitir desde los pasillos del Congreso. El mismo argumentario, aunque mucho más incisivo, defendió el secretario de Organización, Pablo Echenique, que a primera hora de la mañana reaccionó al órdago de Errejón con un dardo envenenado en rencor. «Lo coherente sería dejar el escaño, pero es verdad que de algo tiene que vivir Íñigo Errejón hasta mayo de este año, y supongo que también pesa eso en su decisión», espetó Echenique, entrevistado en la cadena Ser.
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