La inexplicable doble vara de medir de ciertas jerarquías eclesiales en España
¿Está mal que un cura elogie a Vox y no pasa nada si 300 curas apoyan el golpe separatista?
El pasado domingo, el sacerdote soriano Alfonso García Bermejo, amigo personal de Santiago Abascal y oficiante de su boda, hizo unas declaraciones que están provocando cierta polémica en los medios.
Un sacerdote elogia a Vox y su diócesis le desautoriza ese mismo día
Esas declaraciones fueron publicadas por el Heraldo-Diario de Soria. Además de hablar muy bien sobre Abascal, al que conoce desde hace muchos años, el padre García Bermejo comentó las críticas que está recibiendo el partido que preside Santiago: “Vox no es un partido de extrema derecha, es un partido de extrema necesidad. Yo así lo creo”. Con una sorprendente rapidez, ese mismo día la Diócesis de Osma Soria publicó un comunicado desautorizando al sacerdote, afirmando que sus declaraciones “son exclusivamente a título particular; no pueden considerarse, por tanto, un posicionamiento oficial de la Diócesis de Osma-Soria sobre ninguna cuestión política o partidista”. Es una aclaración ociosa: el padre García Bermejo hablaba, por supuesto, a título personal, y no elevando sus opiniones a la condición de posicionamiento oficial de la Iglesia Católica.
¿Opinar sobre política es lo mismo que tomar parte activa en un partido?
El comunicado continuaba con otra aclaración ociosa: “la Iglesia no se identifica con ningún proyecto político”. Y finalmente, la nota de la Diócesis terminaba con estas palabras: “teniendo presente la praxis común en la Iglesia, ningún sacerdote puede presentarse ante la opinión pública manifestando su apoyo a una opción política determinada“. Esta afirmación me parece estirar demasiado lo que dice el Código de Derecho Canónico en su Capítulo III, Canon 287 § 2, sobre los sacerdotes: “No han de participar activamente en los partidos políticos ni en la dirección de asociaciones sindicales, a no ser que según el juicio de la autoridad eclesiástica competente, lo exijan la defensa de los derechos de la Iglesia o la promoción del bien común”. Creo que hay una diferencia entre elogiar a un partido y militar en él. Se da la circunstancia, además, de que el partido en cuestión sostiene planteamientos que coinciden plenamente con los valores cristianos, como la defensa de la vida desde la concepción, el matrimonio como unión de hombre y mujer, el rechazo a la ideología de género y el apoyo a la libertad de educación. Pero doctores tiene la Iglesia y yo soy un simple católico de a pie.
Algunos ejemplos de otros casos en los que hubo mucha más manga ancha
Lo que me choca -y por lo que he visto estos últimos días en las redes sociales, no soy el único- es que esa rápida desautorización episcopal haya llegado después de que los católicos españoles llevemos años viendo noticias como éstas:
- En marzo de 2007 un sacerdote de Cómpeta (Málaga) anunció su intención de ser candidato del PP a la alcaldía de esa localidad. El obispo de Málaga señaló que en ese caso tendría que dejar sus funciones como párroco, pero unos días más tarde el entonces cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, defendió al sacerdote afirmando que “no tendría que dejar de ser cura para ostentar el cargo de alcalde”.
- En marzo de 2011 la iglesia del Monasterio de Poyo (Pontevedra) fue motivo de polémica por oficiarse una Misa entre propaganda del PP. Desde la Archidiócesis de Santiago no se emitió ningún comunicado para desautorizar a los responsables del templo.
- En septiembre de 2013 se utilizó la iglesia del Monasterio de Santa María de Ripoll, en Gerona, para dar un mitin separatista, presidido por Artur Mas, entonces presidente de la Generalidad catalana. El obispado no dijo ni pío: es más, altos cargos de la Diócesis participaron en el mitin.
- En abril de 2015, Podemos organizó un mitin en la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva de Madrid. Para mayor escarnio de la Casa de Dios, el mitin estaba encabezado por Juan Carlos Monedero, que había justificado el asalto a una capilla católica. La Archidiócesis de Madrid no dijo ni pío.
- En abril de 2015 un párroco manifestó su intención de ser candidato del PP a la alcaldía de Farlete (Zaragoza). Se dijo que tendría que consultarlo con su arzobispo. No se sabe lo que le dijo el arzobispo, pero el caso es que Santiago Fustero -así se llama el sacerdote- acabó siendo candidato a la alcaldía por el PP. Obtuvo 35 votos y no logró ni ser concejal.
- En junio de 2015, la monja Teresa Forcades se unió a un partido separatista y fue elegida candidata del mismo. La Diócesis de Sant Feliú señaló que a la monja se le había concedido una situación de exclaustración por tres años, pero que seguía siendo religiosa. En septiembre de 2018 Forcades volvió al convento, pero ha continuado con sus militancia política en las redes sociales y a través de los medios, apoyando al separatismo e incluso animando a dar la vida por esa causa, sin que su Diócesis le llame la atención por ello.
- En julio de 2015 la Parroquia de San Carlos Borromeo, en Vallecas, acogió un mitin de Podemos. Ya era la segunda vez que el partido de ultraizquierda hacía eso en Madrid, pero la Archidiócesis, una vez más, no desautorizó el acto.
- En septiembre de 2015 un sacerdote de Barcelona fue candidato del partido separatista Junts pel Sí en las elecciones catalanas. La Archidiócesis de Barcelona se lo consintió, una tolerancia nada nueva: cuatro años antes no tomó ninguna medida contra ese mismo sacerdote pese a reconocer que había pagado abortos. Eso sí, en julio de 2017 y en la misma Archidiócesis, el padre Custodio Ballester fue apartado de su parroquia por el simple hecho de defender la unidad de España. Y eso mientras muchas iglesias catalanas presentan este aspecto sin que los respectivos obispos digan nada:
- En septiembre de 2017 más de 300 sacerdotes, diáconos y religiosos de Cataluña apoyaron el referéndum ilegal separatista del 1 de octubre de ese año, incluso llamando a los feligreses a apoyar ese acto de rebelión contra el Estado de Derecho, un golpe de Estado en toda regla. Hay que recordar que no sólo no fueron desautorizados por sus obispos -de hecho, el propio obispo de Solsona dijo que apoyaría esa farsa de referéndum-, sino que además la revista Alfa y Omega que publica la Archidiócesis de Madrid dio noticia de ello sin incluir ni la más leve crítica.
- En abril de 2018 el Partido Comunista de España (PCE) hizo un mitin en la Parroquia del Cristo de la Victoria, en Vigo (Pontevedra). El acto estaba organizado por la agrupación viguesa del PCG y por la Fundación de Investigaciones Marxistas. La Diócesis no dijo ni pío.
- Ayer mismo el obispo de Solsona, Xavier Novell, animó a la gente a apoyar la huelga de hambre anunciada por los golpistas en prisión, en un nuevo gesto de apoyo a la causa separatista.
Pero después de todo lo visto, tras todos estos escándalos, resulta que el problema es que un sacerdote de Soria hable bien de Vox. Ya. Va a ser eso, en fin…
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