Ya lo decía hace tiempo, el presidente de la Generalitat por delegación, Quim Torra, que el otoño iba a ser caliente. Bien es cierto que lo está siendo, pero no por lo que amenazaba él al gobierno central, sino porque los profesionales de la sanidad, la educación, los funcionarios, los bomberos han agotado la paciencia de la que habían hecho gala hasta ahora. Estaban todos ellos esperando el milagro de la multiplicación de los presupuestos que les habían prometido que llegaría con la "independencia" que tanto han publicitado. Y no llega. Mientras el gobierno se afanaba en ese objetivo como prioritario, la acción de gobierno quedaba reducida a cenizas. El tiempo ha ido transcurriendo, las cosas que realmente afectan a las personas han quedado relegadas, como si esto no fuera competencia del gobierno. Los profesionales han seguido trabajando, con menos recursos, más esfuerzo y con la esperanzaba de que el gobierno iba a cumplir las múltiples promesas que habían escuchado, tras unos largos años de recortes.
Pero Ítaca sigue estando muy lejos, es una entelequia de los que les prometieron guiarlos a la tierra prometida. La realidad está siendo bien diferente, ha quitado la venda a miles y miles de personas que se han sentido engañadas por sus profetas.
La mentira es compañera de viaje de las personas, forma parte de su ADN, la diferencia es el impacto que tiene cuando los políticos mienten. Los efectos son muy diferentes y peligrosos. Con este panorama nada halagador, sectores que forman parte de los pilares de la sociedad: sanidad y educación -estudiantes universitarios y profesores- se han ido a la huelga para denunciar la situación angustiosa, los sanitarios para denunciar la situación precaria, los universitarios para que bajen los precios de las matrículas. También se han sumado los funcionarios y los bomberos. Un panorama que ha devuelto a las personas a las calles para denunciar los problemas reales de esta Catalunya, los que tocan más directamente a los ciudadanos, no a los intereses políticos.
Las prioridades de los gobernantes partidistas no suelen coincidir con las de la ciudadanía. Hay muchos ejemplos de ello, pero por proximidad en el tiempo, tenemos las declaraciones del portavoz de Junts per Catalunya, Eduard Pujol, en las que afirmó que no es esencial si los pacientes esperar 82 o 85 días para operarse, lo esencial es la independencia, las listas de espera son una distracción. Cuando las personas no son lo más importante en la agenda de los gobernantes, estos tienen un grave problema. Gobernar quiere decir priorizar. Si esta premisa no se cumple la brecha entre las personas y sus políticos se hace cada vez s más grande.
El otoño caliente que pronosticaba el presidente Torra se le ha vuelto en contra. Ahora le toca apagar el fuego que él mismo ha producido donde no estaba previsto.
Decía Abraham Lincoln que "es posible engañar a unos pocos todo el tiempo. Es posible engañar a todos un tiempo. Pero no es posible engañar a todos todo el tiempo". Pues cuando se hace de pirómano, suele ocurrir que el fuego, por el viento, dañe al que lo ha producido.
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