En el Ayuntamiento de Guadiana del Caudillo (Badajoz) hay una placa protegida con cristal doble que dice así: "Francisco Franco Bahamonde, jefe del Estado español, en el mes de mayo de 1951 inauguró la primera fase de este pueblo (…) como modesta ofrenda a sus constantes entusiasmos en pro de la labor colonizadora". Sobre la placa hay un escudo de España con el águila de San Juan, el yugo y las flechas, emblema de la dictadura. Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx) exige la retirada inmediata de los dos elementos por violar la Ley de Memoria Histórica. Pero el alcalde, Antonio Pozo, se niega en redondo. La Diputación de Badajoz ha cancelado una subvención de 70.000 euros para el segundo semestre de este año y exige de vuelta 230.000 euros abonados entre 2017 y 2018 si ambos elementos no son retirados. Pero el alcalde, de nuevo, se niega en redondo. Ningún pueblo de España se ha resistido tanto como Guadiana del Caudillo a remover su simbología franquista, hasta el extremo ya de perder cientos de miles de euros por ello.
"La dignidad de un pueblo está por encima del dinero. No vamos a permitir que nadie nos pisotee, por muy importante que se crea", desafía el alcalde en su despacho. La mitad del pueblo da un respingo al oír a su alcalde decir que la dignidad de Guadiana depende de una placa y una cruz franquistas. La misma mitad del pueblo que vive en estado de 'shock' desde que Pozo abandonó el Partido Popular y se afilió a Vox el pasado mes de septiembre, convirtiendo Guadiana en el cuarto pueblo de España gobernado por la extrema derecha. La otra mitad del pueblo fluctúa entre quienes no dan importancia a la placa, la cruz y al apellido 'del Caudillo' y los que directamente lo apoyan. Entre estos últimos se encuentran los más mayores, que en lo más crudo de la posguerra se instalaron en este pueblo de colonización procedentes del campo, donde casi todos malvivían en chozos y pudieron aquí habitar una casa con patio y tierra de regadío.
"En Guadiana no incumplimos la Ley de Memoria Histórica. La palabra exaltación es la clave", dice Pozo, que hace oídos sordos a la sentencia del TSJEx. "Aquí no se exalta nada, solo se reconoce el hecho histórico, que es la inauguración del pueblo por parte del jefe de Estado de ese momento. Si la placa dijera 'glorioso' o 'generalísimo de los ejércitos nacionales' ya sería otra cosa". En realidad, la placa y la cruz que presiden el ayuntamiento son réplicas de los vestigios originales, que fueron vandalizadas y están a resguardo en dependencias municipales. "La iremos arreglando poco a poco", promete el alcalde, que ha hecho de la defensa de los símbolos franquistas la bandera de su mandato.
Pozo no quiere valorar el tremendo agujero que supondría para Guadiana del Caudillo perder 300.000 euros y los que vaya a dejar de ingresar en adelante. Está convencido de que ganará el recurso que ha presentado en los tribunales contra la Diputación de Badajoz por "arbitrariedad" en los requisitos para otorgar las subvenciones. Pero si lo pierde, este pueblo de 2.544 habitantes, muy envejecido y basado en la agricultura, donde los bares son casi los únicos negocios, no podrá acometer mejoras en infraestructuras, en servicios ni en planes de dinamización de empleo.
Guadiana del Caudillo lleva gastados más de 20.000 euros en costes procesales en los distintos contenciosos que tiene abiertos. El bufete madrileño Milans del Bosch lo representa en los tribunales y la Fundación Francisco Franco presta toda la asesoría y apoyo necesarios. De hecho, Pozo recibió en diciembre de 2016 el distintivo de caballero de dicha fundación por "su labor destacada de la verdad histórica y de la memoria del Caudillo y su gran obra". Cuestionado sobre si le molesta que se le conozca como el alcalde más franquista de España, Pozo se revuelve: "Me lo tomo como una medalla, y que me llamen facha si quieren. Aquí ya se ha acabado el cuento, por eso dejé el Partido Popular y me afilié a Vox. La gente está harta. Esa placa lleva ahí 60 años, nadie se fijaba en ella hasta que vinieron estos de la memoria histórica a denunciarnos y a dividir al pueblo. Todo lo que hemos gastado en juicios ha sido para defendernos".
El gran triunfo por ahora de Pozo ha sido la sentencia del TSJEx en otra causa, la del apellido del pueblo, en la que el juez no ve razón legal para quitar 'del Caudillo', ya que existe un polémico catálogo de vestigios franquistas que no incluye el nombre como símbolo y que fue aprobado en firme por un juez sin que hubiera alegaciones. Tendrá que ser un nuevo gobierno municipal el que apruebe el cambio de nombre en pleno. Eso sucederá si Pozo pierde la mayoría en las elecciones municipales de mayo o dentro de al menos cuatro años si las vuelve a ganar.
En Guadiana del Caudillo la gente calla o habla con prudencia. En uno de los bares del centro, el camarero es claro: "Aquí nadie quiere cambiar el nombre", dice, y acusa al PSOE local y a la Junta de Extremadura de querer tumbar a Pozo como trofeo antes de las elecciones autonómicas de mayo. En una mesa, Sacramento, de 56 años, se lanza sin pestañear: "Quiero que cambien el nombre y que quiten la plaza y el escudo. Pero ellos no", dice señalando a sus padres octogenarios.
La división alcanzó su punto de ebullición el pasado 24 de noviembre, cuando la plataforma Guadiana Despierta organizó una protesta frente al ayuntamiento para exigir la retirada de todos los símbolos. Acudieron más de 300 personas. "La gota que colmó el vaso fue el paso del alcalde a Vox. Nosotros no queremos tener un alcalde de Vox", afirman al unísono Ana Plaza, Marco Antonio Carreño y Ana Márquez, portavoces de Guadiana Despierta. "Es una vergüenza vivir en un pueblo que ensalza el franquismo", prosiguen. Según testigos, al mismo tiempo que unos vecinos protestaban en la calle, en un bar de la localidad un grupo de gente cantaba el 'Cara al sol' brazo en alto.
Franquista a mucha honra
Villafranco del Guadiana, una pedanía del municipio de Badajoz, es el otro pueblo extremeño que se encuentra en la misma tesitura que Guadiana. Solo que aquí el clima social está menos enrarecido. Según una encuesta hecha puerta a puerta semanas atrás, el 85% de los mayores de edad de este pueblo de colonización no quiere dejar de llevar Villafranco en sus carnés de identidad. Así lo confirma Daniel Sánchez, promotor de la iniciativa. "Yo no soy de derechas, pero cuando vi que amigos míos de todos los partidos decían que no querían cambiar de nombre, me hizo reflexionar", asegura.
En el caso de Villafranco, la diputación solo le exige cambiar el topónimo para liberar el dinero, pues no hay otro símbolo que contravenga la Ley de Memoria Histórica. Pero tanto en Badajoz como en Villafranco se han atrincherado. El alcalde pedáneo, Juan Sánchez, lo tiene clarísimo: "Es de bien nacidos ser agradecidos y este pueblo se lo debemos a Franco. Hizo este pueblo en la vega del Guadiana, la mejor tierra de Extremadura. Le debemos mucho y ahora nos quieren quitar la dignidad. ¿Eso es ser franquista? Pues entonces lo soy. Para mí no fue una dictadurasino un régimen de autoridad, ley, respeto y orden, que es lo que no tenemos hoy. A este pueblo solo trajo prosperidad", dice vehemente.
Es más, Sánchez arremete contra el PP y entiende el auge de Vox por asuntos como la memoria histórica. "Vox tiene más cojones, ¿no? El PP no ha defendido lo que debía, ha sido muy tiquismiquis y por eso tanta gente se ha cambiado". Sánchez dice que a su edad no va a cambiar de siglas como sí hizo el alcalde de Guadiana al saltar a Vox hace tres meses. Así lo cuenta Pozo: "No me sentí respaldado por mi partido. Pedí que me dieran apoyo públicamente y se negaron. Me decían 'déjate de líos que esto nos perjudica electoralmente'. Hablé con Santiago Abascal y sintonizamos en todo. En Vox puedo hablar claramente y decir las cosas como las siento y no el 'cuidado' del maricomplejines del PP de a ver qué vas a decir. Que me llaman franquista, pues que me llamen franquista".
Un jardín municipal, el asfaltado de la ronda sur del pueblo y un campo de fútbol son solo tres de las mejoras que Villafranco no podrá acometer por negarse a cambiar de nombre. En total, unos 200.000 euros que por fortuna para la pedanía cubre el Ayuntamiento de Badajoz. "Que venga la diputación y les explique a los 300 niños que no tienen campo para jugar a fútbol. Verás como no vienen. No tienen derecho a quitarnos subvenciones en base a un comité de expertos totalmente sectario que para nosotros no tiene ninguna validez", dice el alcalde pedáneo.
Sánchez celebra el apoyo del alcalde pacense, Francisco Javier Fragoso, pero avisa: "Si un día mi alcalde decide cambiar el nombre de Villafranco, en ese mismo instante le diré que ya se puede ir buscando otro alcalde pedáneo porque yo me voy". No parece que Fragoso vaya a traicionar a Sánchez, ya que Badajoz ha dejado de ingresar un millón de euros en subvenciones por no acatar las indicaciones de la comisión de expertos de la diputación. A los vecinos no parece importarles demasiado. En el bar de la plaza del ayuntamiento todos están con su alcalde y hasta se reenvían chistes de Franco y la memoria histórica desde sus teléfonos móviles.
Julián Expósito, jefe del Área de Presidencia de la Diputación de Badajoz, muestra su asombro por la beligerancia de Guadiana del Caudillo y Villafranco. "El 98% de las solicitudes que hemos hecho a los pueblos con vestigios franquistas han sido aceptadas sin problemas. Son 163 pueblos donde no hemos tenido un problemay dos que se han opuesto. Nosotros no les obligamos a cumplir la Ley de Memoria Histórica, solo les decimos que si quieren solicitar las subvenciones deben adecuarse a las bases, entre las que hay las consideraciones de un comité de expertos que elaboró un catálogo de vestigios. Si no quieren cumplir la ley allá ellos, pero no pueden exigir que les demos ese dinero", resume.
Expósito adelanta que en el mes de marzo procederá a solicitar el reingreso de los 230.000 euros abonados a Guadiana y los cerca de 100.000 pagados a Villafranco entre 2017 y 2018. Los dos alcaldes avisan de que no van a devolver un solo céntimo sin llevar antes el caso hasta el Tribunal Supremo si es necesario. "Es una cabezonería de un señor que está perjudicando a todo un pueblo", dice José Manuel Corbacho, vocal del Comité Provincial de Expertos de la Memoria Histórica de la Diputación de Badajoz y representante de la Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica. El alcalde de Guadiana responde: "Los antifranquistas y los socialistas radicalizados no pueden con el pueblo. Les estoy revolcando en los tribunales. El 26 de mayo, en las elecciones, veremos qué quiere el pueblo".
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