martes, 17 de julio de 2018

Sánchez monta en un mes el mayor aparato de altos cargos de la historia de Moncloa



Moncloa, pedro sánchez, cargos, historia, altos cargosEl presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha completado la que es ya la mayor estructura de altos cargos de la historia de Moncloa, superando no ya a Mariano Rajoy y a José María Aznar, sino a Felipe González y a José Luis Rodríguez Zapatero. Así lo confirman ex colaboradores directos de los cuatro anteriores presidentes consultados por este diario. Sánchez nombró a Cristina Gallach como nueva comisionada de la Agenda 2030 (los retos de desarrollo sostenible de la ONU), que se convierte en el séptimo cargo con rango de secretario de Estado o subsecretario en Presidencia del Gobierno, doblando también las direcciones generales de Rajoy. Un récord en dirección contraria a la necesaria ejemplaridad del presidente en la lucha contra el déficit público.

Gallach, de cualificado currículum, es un buen fichaje para Sánchez, pero también un nuevo quebradero de cabeza para los responsables de logística de Moncloa para acomodar tanto alto cargo con sus respectivos directores generales, subdirectores generales y asesores en el recinto. Sánchez, que cuando presentó la moción de censura dijo que iba a estar en Moncloa sólo «unos meses» se ha venido arriba. El socialista ya amplió en un 28% el número de ministros cuando formó Gobierno, pero parecía que se iba a dotar de una estructura disminuida en Moncloa al renunciar a la Oficina Económica de Presidencia del Gobierno. Nada de eso. Sánchez cuenta ya con siete «órganos superiores y directivos» bajo su mando directo, frente a los cinco de Rajoy. La diferencia es mayor al ver las ramificaciones, porque el ex presidente gallego contaba por debajo de estos órganos con ocho direcciones generales y ahora pasan a 15. Los dos subsecretarios en la etapa del PP se convierten en cinco.


Una muestra es que en el importante edificio Semillas -sede de los comisionados y asesores económicos y diplomáticos del presidente- hay que habilitar zonas de la buhardilla y también en el sótano para dar cabida al personal.
Hay ya en torno al presidente más direcciones generales que en el Ministerio de Hacienda, emblema de la Administración. Todo ello en el mandato teóricamente más corto que ha tenido por delante un presidente del Gobierno en democracia. Para un ex alto cargo del PP en Moncloa, «Sánchez ha montado un macrogabinete, porque le preocupa más su persona que el Gobierno». De momento, tamaño equipo debe servir para producir mensajes de más calidad que los del viernes de la ministra Portavoz, Isabel Celáa, que osó definir el encuentro de Sánchez con Barack Obama en Madrid como el de «dos personas que saben mucho de cómo puede dirigirse un país». ¿Tienen la misma experiencia?
La versión oficial es que Sánchez ha reforzado su estructura en Moncloa por eficacia y dar señales políticas de que se implica en la lucha contra la pobreza infantil y los retos de la ONU creando dos altos comisionados al respecto. Son dos causas nobles, pero es que incluso sin ellas, se ha dotado de más direcciones generales que Rajoy en la lámpara que cuelga de su jefe de gabinete, Iván Redondo. Éste, ex asesor en Extremadura del popular José Antonio Monago, condicionó con buen criterio aceptar el cargo a que no lo vetara el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara. Pero éste no puso objeción: «Es tan peligroso que es mejor tenerlo dentro».
El otro colaborador más estrecho del presidente es el secretario general de Asuntos Internacionales, José Manuel Albares. «El presidente no aprueba una coma internacional sin consultar a Albares», afirman en su entorno. Es su escudero en las cumbres europeas y del G-20 y el que acompaña a Sánchez en sus famosas fotos aéreas de pose. Por cierto, en Moncloa aclaran que las gafas de sol fueron adquiridas por el presidente de su propio bolsillo, pero no es éste el coste preocupante.
Lo peor es que el presidente destila en general una vuelta a la alegría en el gasto público cuando España mantiene el peor déficit de la Eurozona y una de las deudas más difícilmente sostenibles. Una primera muestra es el techo de gasto del Estado para 2019 que va a aprobar el Gobierno este mes. Alberto Garzón reclama que se eleve en 15.000 millones para aprobar los Presupuestos del año próximo, cruciales para que Sánchez pueda seguir en Moncloa. La ministra María Jesús Montero, prepara una fuerte subida, pero necesita para intentar cuadrar cuentas nuevos impuestos que ni ella puede creer que pagarán sólo los bancos y empresas sin repercutir al cliente.

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