A juzgar por los antecedentes, la retransmisión dominical está amenazada de muerte. Hace un año, la primera iniciativa de Iglesias sobre RTVE fue para exigir su supresión pese a su audiencia
Fue en marzo el pasado año la primera iniciativa de calado de Podemos en el Congreso sobre RTVE . Y la proposición no de ley registrada por los de Pablo Iglesias comenzaba con este literal: "El Congreso de los Diputados insta a la Corporación RTVE a suprimir las emisiones de misas que semanalmente se programan y permanecer neutral, aconfesional y respetuosa con todas las creencias e ideologías de la ciudadanía".
La argumentación del partido morado proseguía así: " La sociedad española es muy diversa plural. En España conviven personas de muchas ideologías y de distintas creencias religiosas: católicas, islamistas, evangelistas, ortodoxas, ateas, agnósticas o judías. Son formas todas ellas muy legítimas de entender el mundo".
Y remataba Podemos: "Ante la imposibilidad de dar cabida a todos y cada uno de estos sistemas ideológicos y conjunto de creencias, y para que ninguna persona pueda sentirse discriminada, la actitud más sensata de una televisión pública es la de absoluta neutralidad en materia de ideologías, religión o creencias. Y esto debe traducirse en el cese de las emisiones televisivas de determinados ritos religiosos, misas católicas básicamente, que actualmente se emiten".
Pero el castigo que Iglesias pretendía infringir a los españoles de mayor edad -siempre reacios a votar a Podemos, como sus máximos dirigentes han reconocido- se saldó con un sonoro fracaso. La primera retransmisión de la misa en La 2 tras el debate de esta iniciativa disparó su audiencia hasta un 18,6% de cuota de pantalla con 964.000 espectadores.
Y remataba Podemos: "Ante la imposibilidad de dar cabida a todos y cada uno de estos sistemas ideológicos y conjunto de creencias, y para que ninguna persona pueda sentirse discriminada, la actitud más sensata de una televisión pública es la de absoluta neutralidad en materia de ideologías, religión o creencias. Y esto debe traducirse en el cese de las emisiones televisivas de determinados ritos religiosos, misas católicas básicamente, que actualmente se emiten".
Pero el castigo que Iglesias pretendía infringir a los españoles de mayor edad -siempre reacios a votar a Podemos, como sus máximos dirigentes han reconocido- se saldó con un sonoro fracaso. La primera retransmisión de la misa en La 2 tras el debate de esta iniciativa disparó su audiencia hasta un 18,6% de cuota de pantalla con 964.000 espectadores.
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