Personas hacen cola junto a un grafiti que reza "Hambre" en Caracas, Venezuela.
La hiperinflación, que cerrará el año en cifras equivalentes a las de la Alemania de entreguerras, según el FMI, golpea el estómago de los venezolanos.
La espiral de hiperinflación en Venezuela está rompiendo todos los récords y podría cerrar en 1.000.000% este año, según ha anunciado el Fondo Monetario Internacional. En un intento de controlar los daños, el presidente Nicolás Maduro anunció el miércoles algunas medidas que se quedan en la pura cosmética, como quitarle cinco ceros a la moneda. Algo que, según los expertos, no resuelve el problema y sólo intensificará la crisis económica, que a pie de calle está golpeando duro en el estómago de los venezolanos.
El FMI compara la crisis en el país petrolero con la de "Alemania en 1923 o Zimbabue a fines de la década de 2000". Y no hace falta ser un especialista para notarlo: en Caracas y cualquier provincia los precios aumentan cada dos o tres días, dejando impotente al ingreso mínimo (de 5,2 millones de bolívares, apenas un euro en el mercado negro). Ese sueldo hoy no alcanza ni para un kilo de carne y la gente hace peripecias para alimentarse.
"He pasado hasta dos días y medio sin comer. Cuando me da hambre, bebo agua. Si me empiezo a marear, me la tomo con azúcar y me acuesto", confiesa a EL MUNDO José Olivares, mensajero de una empresa estatal. José gana el sueldo mínimo, con el que apenas puede comprar "dos kilos de yuca, uno de plátano y medio de carne".
Las distorsiones en la economía, afectada además por una severa escasez de alimentos y medicinas, son muchas: un kilo de ajo, por ejemplo, cuesta 32 millones de bolívares (seis salarios mínimos).
En su campaña para la reelección el 20 de mayo -en unos comicios cuestionados por la comunidad internacional-, Maduro prometió sin cesar una "recuperación económica". Sin embargo, han pasado dos meses hasta su anuncio hace tres días de un "programa de recuperación económica" que arrancará con el lanzamiento el 20 de agosto de nuevos billetes con cinco ceros menos. Originalmente estaba previsto quitarle sólo tres ceros a la moneda y que el nuevo billete circulara a comienzos de junio.
"El 20 de agosto arranca (...) el programa de recuperación económica con la reconversión monetaria, cinco ceros menos", dijo el mandatario socialista durante una reunión con su Gabinete. El economista Henkel García, director de la firma Ecoanalítica, declara a este diario que quitarle cinco ceros a la moneda es reconocer que existe hiperinflación, y aclara que la medida no servirá de nada "si no se acompaña de un programa de recuperación económica".
El Gobierno no publica cifras de inflación desde 2015. Maduro asegura que los precios aumentan por una "guerra económica" orquestada por la oposición y Estados Unidos para intentar derrocarlo.
A juicio de García, la reconversión busca facilitar las transacciones financieras de las empresas, al borde del colapso por las sumas exorbitantes de cada compra. En los supermercados es habitual que para compras pequeñas se deban hacer varios pagos, pues los ordenadores sólo permiten transacciones por 20 millones de bolívares, que alcanzan para poco más de dos kilos de carne.
"Fui a la panadería a comprar galletas y chucherías y me tuvieron que dividir la factura en tres partes, porque la máquina no aguantaba tantos ceros", asegura a Afp Roberto Martín, un comerciante de Caracas.
El economista Luis Vicente León, de la firma Datanálisis, señala en Twitter que eliminar los ceros a la moneda puede ayudar "a muy corto plazo a procesos operativos que ya hacían inviables incluso las operaciones virtuales, digitales y fiscales". "Pero sin un modelo de reforma integral, la inflación se comerá esa ventaja en muy poco tiempo", acotó.
García fija límites: "Sin reformas, en seis meses los nuevos billetes estarán obsoletos y el año que viene habrá que quitarle más ceros a la moneda". Cuando salió el actual cono monetario a principios de 2017, con el actual billete de mayor valor, el de 100.000 bolívares, se compraban unos diez kilos de carne. Hoy apenas alcanza para un cigarrillo.
Ésta será la segunda reconversión monetaria en una década, después de que en 2008 el fallecido presidente Hugo Chávez eliminara tres ceros al bolívar.
Dirigentes de la oposición coinciden en que quitar ceros a la moneda no acabará con la inflación. Según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros, la cesta básica para una familia de cinco personas cuesta 654 millones de bolívares, unos 125 salarios mínimos. "Con la nueva reconversión monetaria de Maduro la cesta básica costará 6.500 bolívares, pero usted va a ganar 52 bolívares. No se resuelve el problema, es un drama", señala el líder opositor Henrique Capriles.
Los venezolanos deben ingeniárselas para comer. Herlinda Sánchez, una arquitecta de 36 años, cuenta que ahora su familia sólo puede consumir carne y pollo dos veces a la semana. "Tenemos prohibido aceptar visitas en horas de comida", dice. Un estudio de las principales universidades asegura que la pobreza en el país petrolero escaló un 87% en 2017.
Por esa crisis, cientos de miles de personas han emigrado en los últimos dos años, como Ailicec Freites, profesora universitaria que se fue hace pocas semanas a Brasil. "Tenía tres trabajos y el dinero no me alcanzaba para la comida. Trataba de acostarme muy tarde en las noches para levantarme al mediodía y almorzar de una vez porque sabía que no había desayuno", explica.
Muchos se mantienen en Venezuela gracias a las remesas que les envían sus familiares desde el exterior, que luego venden en el mercado negro, pues el Gobierno monopoliza las divisas con un control de cambio desde 2003.
Entre las medidas anunciadas por Maduro, hay indicios de una eventual flexibilización en materia cambiaria. El mandatario ha dicho que presentará ante la oficialista Asamblea Constituyente -desconocida por la comunidad internacional- un "proyecto sobre ilícitos cambiarios (...) para incentivar y permitir la inversión en moneda extranjera". "Esa sí es una decisión relevante", ha destacado León en Twitter.
En medio del caos, las protestas para exigir mejores salarios y denunciar los fallos en los servicios públicos son constantes. Según la ONG Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, hubo 5.300 manifestaciones en Venezuela durante el primer semestre del año.
Una vieja frase ronda en el ambiente: las hiperinflaciones tumban los gobiernos.
Sin embargo, no todos la comparten. "Las protestas se producen de forma atomizada, sin un liderazgo político que las aglutine y sin que constituyan (hasta ahora) una fuerza política orientada a promover el cambio político. Las mayores protestas con incidencia política suelen registrarse en sociedades que experimentan un severo y repentino revés económico y no en las que ya están totalmente sumidas en la pobreza", mantiene el politólogo Miguel Martínez Meucci.
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