El partido se declaraba marxista y defendía sin rodeos una dictadura socialista
Cuatro documentos que muestran la retórica golpista del PSOE en la Segunda República
Tal día como hoy, en 1936, daba comienzo la Guerra Civil Española. La izquierda, PSOE incluido, aún insiste en afirmar que su papel en la contienda fue defender la democracia contra el fascismo.
Sin embargo, un simple repaso a la hemeroteca de “El Socialista”, el periódico oficial del PSOE, revela una retórica radicalmente antidemocrática y abiertamente golpista. El PSOE era entonces un partido marxista que coincidía ampliamente con los planteamientos del Partido Comunista de España. Os ofrezco a continuación algunos ejemplos de esa retórica totalitaria.
1. Apoyando sin rodeos una dictadura socialista
El primer documento nos lleva hasta julio de 1933. El domingo día 23 se celebró un mitin del PSOE en el cine Pardiñas de Madrid. Dos días más tarde, el martes 25, el número 7.634 de “El Socialista” (ver PDF) publicaba una amplia crónica del acto, incluyendo un titular a siete columnas del discurso del presidente del PSOE, Francisco Largo Caballero, apoyando una dictadura socialista. La transcripción del discurso hecha por el diario del PSOE demuestra hasta qué punto el partido abominaba de la democracia:
“No es que queramos nosotros implantar la dictadura nuestra caprichosamente, sino que si hay quien tiene el mal pensamiento de intentar implantar en España una dictadura o el fascismo, entre la dictadura burguesa o el fascismo, nosotros preferimos la dictadura socialista. (…) Que conste bien: el Partido Socialista va a la conquista del Poder, y va a la conquista, como digo, legalmente si puede ser. Nosotros deseamos que pueda ser legalmente, con arreglo a la Constitución, y si no, como podamos. Y, cuando eso ocurra, se gobernará como las circunstancias y las condiciones del país lo permitan”.
2. Un cínico mensaje antidemocrático para los jóvenes del PSOE
El segundo documento nos sitúa en septiembre de 1933. El domingo día 24, el número 7.687 de “El Socialista” (ver PDF) reproducía unas declaraciones de Largo Caballero al semanario “Renovación” de las Juventudes Socialistas. En ella, el presidente del PSOE dirigía este tramposo y cínico mensaje antidemicrático a los jóvenes del partido:
“¿En qué se diferencia el Partido Socialista del partido comunista? Doctrinalmente, en nada. Nosotros profesamos el marxismo en toda su pureza. (…) A través de la democracia burguesa la clase obrera no puede hacer más que ponerse en relativas condiciones para el triunfo. Pero, ¿llegar al Socialismo dentro de la democracia burguesa? ¡Eso es imposible! (…) Yo no sé cómo hay quien tiene tanto horror a la dictadura del proletariado, a una posible violencia obrera. ¿No es mil veces preferible la violencia obrera al fascismo? En un último xtremo, ¿no es la democracia burguesa un sistema de opresión y de violencia?“
3. Amenazando con la violencia a las primeras elecciones con voto femenino
El tercer documento nos lleva hasta noviembre de 1933. El día 19 de ese mes estaban convocadas elecciones generales en la Segunda República. Serían las primeras en las que las mujeres ejercerían su derecho de voto, lo cual provocaba temor entre la izquierda, convencida de que las mujeres apoyarían a la derecha. Recordemos que Margarita Nelken, diputada del PSOE, había afirmado el 4 de diciembre de 1931: “Poner un voto en manos de la mujer es hoy, en España, realizar uno de los mayores anhelos del elemento reaccionario“.
Días antes de los comicios, el miércoles 8 de noviembre, Largo Caballero, pronunció un discurso incendiario en Don Benito (Badajoz). Al día siguiente, el número 7.726 de “El Socialista” (ver PDF) publicaba en su página 6 una crónica del discurso:
“Se nos ataca porque vamos contra la propiedad. Efectivamente. No ocultamos nuestro pensamiento. Vamos a echar abajo el régimen de propiedad privada. (…) Tardaremos más o menos, pero no ocultamos que vamos hacia la revolución social. ¿Cómo? (Una voz en el público: Como en Rusia). No nos asusta eso. Vamos, repito, hacía la revolución social. Y yo digo que la burguesía no aceptará una expropiación legal. Habrá que expropiarla por la violencia“. (…) “Vamos legalmente hacia la evolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente. (Gran ovación.) Esto, dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil. Pongámonos en la realidad. Hay una guerra civil. ¿Qué es si no la lucha que se desarrolla todos los días entre patronos y obreros? Estamos en plena guerra civil. No nos ceguemos, camaradas. Lo que pasa es que esta guerra no ha tomado aún los caracteres cruentos que, por fortuna o desgracia, tendrá inexorablemente que tomar”.
Según la crónica del periódico del PSOE, el líder socialista -al que el diario se refería como el “líder de la Revolución proletaria”- acabó así su intervención:
“Tenemos que luchar como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee, no una bandera tricolor de una República burguesa, sino le bandera roja de la Revolución socialista“.
4. Anunciando sin disimulo una ‘bendita’ guerra
El cuarto documento nos sitúa en el martes 25 de septiembre de 1934. Tras la victoria electoral del centro-derecha, los derechistas de la CEDA tardaron meses en poder acceder al gobierno ante las repetidas amenazas de la izquierda. Cuando por fin el gobierno se dispuso a incorporar varios ministros cedistas, el PSOE anunció sin rodeos una “guerra” que calificó de “bendita”. Lo hizo en un polémico artículo titulado “Unas palabras a los republicanos”, aparecido en la portada del número 8.000 de “El Socialista” (ver PDF):
“Abandonen sus esperanzas los hombres que aún fían la solución del gran problema político español a las normas de la convivencia, tal como las entienden los demócratas burgueses. (…) Nuestros temores están, a buen seguro, archijustificados. Renuncie todo el mundo a la revolución pacífica, que es una utopía. En período revolucionario no hay país que no esté en guerra. Bendita la guerra contra los causantes de la ruina de España”.
Las amenazas no eran gratuitas. El 5 de octubre de 1934 el PSOE encabezó un sangriento golpe de Estado contra el gobierno legítimo. El foco de la rebelión armada estuvo en Asturias, donde los golpistas asesinaron a 33 sacerdotes y religiosos y destruyeron 17 iglesias y 40 edificios religiosos, además de docenas de fábricas, puentes, casas y edificios públicos. Además, y causa del golpe, perdieron la vida unos 300 militares y miembros de las fuerzas del orden.
Todos los golpistas encarcelados fueron liberados por el Frente Popular, una coalición de izquierdas encabezada por el PSOE, tras ganar las elecciones de febrero de 1936 mediante un fraude electoral hoy ya documentado. La izquierda desató entonces una ola de violencia que provocó 251 muertos, 1.287 heridos y la destrucción de 160 iglesias, además del asalto e incendio de 251 templos, la destrucción de 10 periódicos y 113 huelgas generales entre el 16 de febrero y el 15 de junio de 1936. Esta ola de violencia culminó, el 13 de julio de 1936, con el asesinato del diputado derechista José Calvo Sotelo, uno de los líderes de la oposición, considerado por muchos como el hecho que desencadenó la Guerra Civil Española.
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(Foto principal: Golpistas armados con fusiles de asalto durante el golpe de Estado encabezado por el PSOE en octubre de 1934, durante la Segunda República)
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