“Esto ya no es Reino Unido”, grita uno de los miembros de las llamadas patrullas de la sharia en Reino Unido, una suerte de policía islámica a espaldas del Estado que trata de hacer cumplir leyes ajenas al propio país. Aunque su propósito suene disparatado, las palabras del joven no van nada desencaminadas. Efectivamente, muchas zonas y barrios británicos ya no tienen nada que ver con el Reino Unido.
El nombre de Mohamed ha desbancado a nombres tradicionales británicos y es ya el más común entre los varones recién nacidos en el país. La firma Baby Centre analizó los nombres más populares y confirmó que Oliver y Jack han perdido su tradicional trono. Mohamed, escrito de diferentes formas, es ya el más utilizado, lo que da cuenta del peso migratorio de la ciudadanía.
Londres se ha convertido en una de las ciudades más multiculturales de Europa y la población musulmana ha creado auténticos guetos en barrios como Newham y Tower Hamlets, donde el verdadero poder está en manos del consejo de la Sharia Islámica de Leyton. El este de la capital británica se ha transformado en una suerte de califato que tiene sus propias leyes, sus propias escuelas, sus propios líderes y sus propios templos. Todos ellos, vinculados o controlados por grupos radicales como el Islamic Forum of Europe (IFE). Creada por Jamaat-e-Islami Chowdhury Mueen-Uddin, condenado a muerte en noviembre de 2013 por el Tribunal de Crímenes de Guerra de Bangladés, la organización extremista tiene un objetivo: imponer un ‘califato’ en Europa.
Allí los más jóvenes pueden vivir sin hablar inglés y sin relacionarse con personas que no sean musulmanas. Esas calles crean el caldo de cultivo ideal para los radicales, para que los imanes hagan el trabajo sucio a los terroristas en las mezquitas, desde donde se organizan recolectas de dinero para financiar la yihad. Las escuelas coránicas sirven para adoctrinar a los más pequeños, todo ello financiado por el contribuyente británico.
Semilleros islamistas
Los terroristas se aprovecharon del sistema público británico, que financia la educación islámica, y vivieron en esos barrios convertidos en guetos. Numerosos documentales -incluido uno de France2 que tuvo un importante revuelo mediático- han denunciado la situación de las escuelas británicas, verdadero semillero de jóvenes yihadistas que después son moldeados en las mezquitas por imanes radicales. Todo ello con el beneplácito de las autoridades del país, que dejan la gestión de estos centros en manos de países como Arabia Saudí y su particular visión del islam.
‘La sharia se impondrá’
Abu Rumaysah es uno de los predicadores más enérgicos de Reino Unido. Cuenta con una legión de seguidores en Londres, donde se crió en un ambiente occidental hasta que a los 19 años se convirtió al Islam, y ha dedicado los últimos 10 años a adoctrinar a los más jóvenes en una de sus versiones más radicales.
“La bandera negra del Islam y del Estado Islámico se verá pronto en todas partes”, ha asegurado Rumaysah. Desde el garaje donde realiza los encuentros con el resto de radicales y ante la impunidad de las autoridades, el predicador no esconde su pasión por los discursos de Omar Bakri Mohammed: “Nos pidió que colocáramos la bandera en lo alto de Downing Street y algún día lo haremos”.
Rumaysah ha señalado que los musulmanes “están avanzando” en Reino Unido y cuentan con más presencia en las instituciones públicas: “No creo en la soberanía de la Reina, ni en que la autoridad esté en manos de otras personas que no sean musulmanes”.
“La gente de Reino Unido está viviendo en la ignorancia, su país está en guerra y si siguen quedándose callados, eso no les va a ayudar”, ha mantenido Rumaysah.
‘Volved a adorar a Alá’
Otra figura mediática entre los radicales de Reino Unido es Abu Haleema. Estrella de las redes sociales, especialmente en Youtube, utiliza sus vídeos con el fin de reclutar a los jóvenes para el islamismo radical: “Dejad de adorar la democracia y volved a adorar a Alá”.
Haleema no tiene reparos en admitir que desea la aplicación de la sharia en todo el continente. Sin poder salir de Reino Unido -las autoridades británicas le anularon el pasaporte-, el islamista exige la prohibición del alcohol y las apuestas y el encarcelamiento de los homosexuales.
Como los lectores de La Gaceta ya sabrán, el castigo que establece la ley islámica para los homosexuales pasa por ser arrojados desde lo alto de un edificio o morir lapidados frente a una multitud en una plaza pública.
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