Diario Médico ha entregado este martes en el Teatro Real sus Premios a
los 25 Embajadores de la sanidad española. El acto ha estado presidido
por Javier Castrodeza, secretario general de Sanidad, y ha contado con
los consejeros de Madrid, La Rioja y Aragón, entre otras personalidades.
El Dr Robles,recogiendo el premio
Juan Carlos Robles Arista, actualmente jefe de sección de Intensivos, nació en Linares (Jaén) y estudió Medicina en Granada. Primero trabajó como médico rural en la provincia jienense y más tarde se formó como especialista en Medicina Intensiva. Es coordinador de trasplantes del Hospital Reina Sofía desde hace 21 años, cargo al que llega tras una etapa de formación en la unidad de trasplantes del hospital de Pittsburg. A la vuelta de Estados Unidos lo propusieron para el puesto y ahí sigue, con la misma ilusión que al comienzo.
El doctor Robles, de trato cercano y muy trabajador, se pasa la mayor parte de su jornada laboral en la Unidad de Cuidados Intensivos, donde se detectan las donaciones y se atienden a pacientes que se encuentran en una situación de extrema gravedad, entre ellas personas en lista de espera para recibir algún órgano. Su función principal como coordinador de trasplantes es la detección de los posibles donantes y la solicitud de los órganos a la familia. También se ocupa del cuidado de los pacientes trasplantados durante su estancia en UCI. Su reto es que ningún órgano muera sin haber dado vida a otra persona, una tarea difícil que aquí realiza de forma magistral. Como docente también es excelente, pues sabe transmitir a las audiencias (y contagiar) la importancia de la donación para seguir dando vida.
El Dr Robles,recogiendo el premio
Robles tuvo desde pequeño vocación de sanador, si bien podría haber acabado como veterinario en lugar de médico. “Mi hermano mayor estudiaba Medicina en la Universidad de Granada y eso hizo que me inclinara por dicha carrera, pues Veterinaria sólo se estudiaba en Córdoba y prefería estar junto a él. Sin embargo, el destino hizo que llegara al Reina Sofía a hacer la residencia. Durante los primeros años del MIR intenté estudiar Veterinaria, pero finalmente me fue imposible por el trabajo en el hospital”, relata.
Visto en perspectiva, “jamás me podía imaginar llegar donde he llegado. Me he enriquecido como persona: he aprendido a apreciar un poco más la vida, a ser más humano y a entender mejor a las personas en sus momentos de dolor por la pérdida de un ser querido. Creo que la humanidad y el saber son los pilares fundamentales de mi especialidad”.
Robles es el coordinador de trasplantes de su hospital, por lo que su faceta investigadora (dispone de más de 50 artículos publicados) se ha centrado tanto en este ámbito como en el de los cuidados intensivos. También es colaborador honorario del Departamento de Farmacología, Toxicología y Medicina Legal de la Facultad de Medicina de la Universidad de Córdoba.
“No hay que olvidar la HC, el contacto sincero y la ayuda que podemos dar al paciente y a su familia”
Considera que el mundo del trasplante le ha permitido “compensar y transformar el dolor y la tristeza por la muerte de un paciente, cuando ya no puedes hacer nada más por salvarle, en vida para otras personas con la donación de sus órganos. El trasplante de un paciente en código cero me permite ver la grandeza de la Medicina, así como la generosidad, la solidaridad y el amor del ser humano, en este caso el donante”.
En el lado opuesto, recuerda como uno de los momentos más amargos de su carrera la muerte de su antiguo jefe, Francisco Álvarez García: “Era un magnífico profesional, excelente médico y gran persona. Falleció rodeado de muchas personas que lo admiraban, tras sufrir un accidente de tráfico”, recuerda.
Robles defiende que “en España tenemos una magnífica sanidad y tenemos el deber de cuidarla. En mis charlas siempre intento transmitir mi agradecimiento a nuestro sistema sanitario, por ser público y permitir que cualquier persona que se encuentre en nuestro país pueda recibir una asistencia sanitaria de calidad”, desde el tratamiento de un simple resfriado hasta un trasplante.
No obstante, observa que “tal vez ahora los principios básicos de la Medicina en la exploración del paciente (inspección, percusión, palpación y auscultación) están pasando a un segundo plano tras las pruebas complementarias”.
Por eso, insta a las futuras generaciones a “no olvidar nunca la historia clínica, el contacto sincero, la humanidad, la sinceridad y la ayuda que podemos dar al paciente y a su familia, manteniendo una correcta relación de acuerdo con la legislación”
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