El colectivo juvenil Arran, vinculado a la CUP y que ha protagonizado en las últimas semanas ataques contra intereses turísticos en Barcelona y Palma de Mallorca, ha propuesto la expropiación de hoteles y parques temáticos y prohibir el alquiler de pisos turísticos a través de plataformas como Airbnb. Una campaña turismofóbica que ha llegado a la prensa internacional y que amenaza con dañar la posición privilegiada de España en el sector. Pero, a la izquierda radical, dar ejemplo no es lo que mejor se le da.
El alcalde de Premià de Mar (Maresme), Miquel Buch (PDECat), ha denunciado que el cabeza de lista de la CUP en las últimas elecciones municipales y exregidor del partido, Joan Ribet, alquilaba su apartamento en el pueblo «a precio de oro» mientras su organización orquestaba «campañas en contra del turismo»
El apartamento, a sólo tres minutos de playa, cuesta 430 euros en temporada baja y 750 en la alta (julio y agosto) por semana, como así denuncia el alcalde según los distintos anuncios que aparecen en internet.
Horas después, Ribet no tuvo más remedio que admitir a través de una publicación en Facebook que sí alquilaba su apartamento a turistas, pero «para pagar la hipoteca». El exconcejal se justificaba señalando que paga «600 euros de hipoteca» por la casa de Premià y que la acabará de abonar en 30 años. Como ahora vive en Navàs, donde es técnico cultural en el Ayuntamiento, decidió que la propiedad fuera un «piso turístico, con licencia» y que «la gestión» la llevara «una empresa de Premià que se llama Bones Vacances» porque no se puede «encargar de las entradas y las salidas».
El pasado agosto, explicaba, entraron «los primeros huéspedes» y, ya había recibido 3.856,73 euros. «Durante el invierno la casa casi no se alquila y en verano no se ha alquilado a los precios que ha publicado el alcalde», aseguraba. «Lo que me ha ido faltando para pagar la hipoteca lo he ido sacando de ahorros». Ribet negaba que se estuviera «forrando» y tachó a los medios de «sensacionalismo» al dar voz a un alcalde que le tiene una «manía persecutoria».
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