Barcelona no se merece una alcaldesa intolerante y que no respeta a la gente
Carta a Ada Colau, la alcaldesa que reclama respeto al Islam y se lo niega a los cristianos
Dile a Colau que no pague Padre Nuestros blasfemos con tu dinero
Ada Colau fulmina un programa de BTV que dos días antes trató el fichaje de su marido
Pides respeto para el Islam y luego se lo niegas a los cristianos
Muchos se han preguntado estos días si te atreverías a hacer algo parecido contra los musulmanes, pero me temo que deben haber pasado por alto que en noviembre firmaste un manifiesto contra la “islamofobia”. No es que te falte valor para meterse con ellos: es que es Islam te merece respeto pero el Cristianismo no, aunque sea precisamente en los países de mayoría musulmana donde las mujeres son peor tratadas. ¿Es que tienes ganas de que te obliguen a llevar un hiyab?
Llamas ‘censura’ a respetarnos pero censuras lo que a ti no te gusta
Me ha hecho reflexionar este argumento con el que justificas las ofensas sin venir a cuento que has lanzado, con dinero público, contra los cristianos: “Defenderé hoy y siempre que la cultura debe poder expresarse sin miedo a la censura ni al dirigismo partidista.” Veo que te falla la memoria, Ada, porque en octubre ordenaste censurar un cartel porque aparecía un torero. ¿Qué pasa, es que eso no te parecía “cultura”? Además, en julio cerraste un programa de la televisión municipal porque se atrevieron a mencionar el enchufe de tu marido. Debe ser que el programa tampoco era “cultura”, que es el burladero al que os acogéis algunos por sistema para ciscaros en los que no opinamos como vosotros. De hecho, tu técnica ya está muy vista. Si tú te lanzas a incendiar la convivencia ofendiendo porque sí a los cristianos, es “cultura”, pero si algo te molesta a ti, entonces no es “cultura” y se censura. Ésa es tu idea de la libertad de expresión, Ada.
Ofendes porque sí y luego dices que lo haces con ‘máximo respeto’
Ayer defendiste esa ofensa a los cristianos afirmando que lo hacías desde “el máximo respeto a las creencias de cada uno”. Es decir, que te ciscas en las creencias de la mayoría de los barceloneses, pero que lo haces con el máximo respeto. Tú, Ada, tomas a la gente por imbécil. De hecho, tus ganas de ofender por el mero gusto de hacerlo han acabado molestado incluso a algunos de tus fans, como Sor Lucía Caram, que ayer hacía suyas las palabras de una mujer de la PAH: “nos ha deshauciado a los creyentes. Para ella no contamos.Hoy perdí la fe y el respeto en ella”. Lucía Caram y esa otra mujer de la PAH deben entrar en esa categoría de personas a las que reprochas que “no se escandalicen ni monten campañas por las decenas de mujeres asesinadas, y las miles de violadas y agredidas cada año por el simple hecho de ser mujeres”, que es tu cínica forma de descalificar a priori a todo el que se queje de tus faltas de respeto. El problema es que ese torpe método de callar bocas se puede volver en tu contra. Por ejemplo, se podría decir de ti que firmaste un manifiesto contra la islamofobia, pero no te hemos visto escandalizarte ante la matanza sistemática de cristianos en Oriente Medio por parte del ISIS. ¿Qué tal sabe tu propio jarabe, Ada?
Te has gastado 140.000 euros en ofender a la gente de tu ciudad
Con tu actitud demuestras que eres incapaz de entender lo más básico en una sociedad, y más en un cargo público, que es el respeto a los demás. Has cogido el bastón de mando como quien se cree que tiene derecho a ir dando palastrazos con él, y lo has puesto al servicio de tus más bajos instintos ideológicos. Y en ello te gastaste el lunes nada menos que 140.000 euros, es decir, más de 23 millones de las antiguas pesetas. ¿Cuántos desahucios se podrían haber evitado con ese dineral, cuánta gente hambrienta habría comido y cenado? ¿No te da vergüenza?
Ataque cobarde contra quienes sabes que no responderán con violencia
Por supuesto, sabes que te has metido con una religión que predica el amor al prójimo, incluso al enemigo, y que anima a poner la otra mejilla. Tenías la certeza de que nadie te iba a responder como lo habrían hecho los fundamentalistas islámicos. Entre los insultados hay misioneros que ayudan a los más pobres en el Tercer Mundo, voluntarios de Cáritas, monjitas que ayudan a ancianos y enfermos, seglares que intentan ayudar a los demás sin ofender a nadie, y un largo etcétera, entre el que hay que citar -los últimos, porque son los más importantes- a miles de cristianos que son perseguidos por su fe en diversos lugares del mundo. Tú, que no tienes que enfrentarte con la amenaza yihadista, te crees una campeona de la libertad de expresión por meterte con los cristianos sabiendo que gozas de total impunidad. Te has puesto a la altura de todos los cobardes que agreden a otros sabiendo que no se van a defender con la violencia. Desde luego, la segunda ciudad de España se merece una alcaldesa mucho mejor que tú, alguien que al menos tenga una pizca de respeto por esa amplia mayoría de barceloneses que, sean cristianos o no, no van por ahí creyéndose con derecho a ofender a los demás. Barcelona no se merece una alcaldesa tan intolerante que ya ni siquiera asume la norma más básica de convivencia: el respeto.
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