Todos se distancian del PP por su corrupción y periodistas internacionales alientan el cambio ante los casos Rato, Blesa, Iranzo, Rajoy, Guindos, Morenés… A una semana de las transcendentales votaciones que tendrán lugar en España, “Espía en el Congreso” recopila las sorprendentes revelaciones ante el 20-D de varios periodistas y fotógrafos internacionales y de quienes hasta hace pocos años apoyaban al PP pero ahora se avergüenzan de lo que los populares han hecho con sus antiguas simpatías: convertirlas en corrupción, negarla primero, ampararla después y aprovecharse luego, hasta el último minuto, sabiendo que hay serios riesgos de que pueden perder el poder. La desafección hacia Mariano Rajoy en los sectores con mayor influencia conservadora es palpable y su empeño en volver a presentarse a los comicios, casi suicida, pues carece de apoyos parlamentarios y se lo han dicho todos, por activa y por pasiva.
Por otro lado, el actual presidente ya no podrá evitar la investigación parlamentaria sobre los sucesos más bochornosos de su mandato: su propia labor como registrador de la propiedad, plagada de irregularidades, los enchufes a sus parientes, familiares y amigos, los contratos televisivos fraudulentos a empresas afines, los permanentes conflictos de intereses de sus ministros y principales dirigentes… Y al fondo, el medio centenar de banqueros de las cajas de ahorro quebradas (Bankia, etc…) que fueron rescatados, se enriquecieron con sueldos y retiros dorados pero esquivaron la cárcel, lo contrario de lo ocurrido en EE.UU o Islandia.
El desprestigio de Mariano Rajoy en la comunidad internacional por su inacción ante el saqueo económico y el colapso laboral en España es ya muy patente y similar al que tenía el rey Juan Carlos antes de su dimisión. Nadie se explica como no ha reaccionado ante los que le adjudican haber llevado una doble vida de soltero si no es verdad, como sí ocurría con la relación entre Juan Carlos y Corinna. Y si en el rey avergonzaban sus negocios y comisiones, en Rajoy sonroja su nada oculto desapego al trabajo político. Lo cuenta la periodista Lucía Méndez en “El Mundo”, nada sospechosa de antipatías o prejuicios hacia el PP: “Una mañana de la primavera de 2012 visitó La Moncloa un dirigente europeo para despachar con Mariano Rajoy. A la salida comentó a su ayudante: «No sé cómo este hombre ha podido llegar a presidente».
John Carlin coincide desde “El País”, otro buque insignia del establishment: “El chulito Aznar; el endeble Zapatero; la momia Rajoy: lamentable que desde 1996 esto fuera lo mejor que la política española haya sido capaz de producir. Se presentaban en foros internacionales o se reunían cara a cara con los jefes de gobierno del norte de Europa, o Estados Unidos, y no estaban a la altura. Sabiéndose impostores en semejante compañía (sí, Aznar en el fondo también), los tres a su manera se achicaban, visiblemente incómodos, cuando eran invitados a subir a las mesas de la gente grande”.
“A lo largo de estos años personas que han ocupado altos cargos en la Foreign Office o en el 10 de Downing Street me han dicho que tanto los jefes de gobierno británicos como los franceses, alemanes, holandeses y otros han llegado a sentir vergüenza ajena a la hora de sentarse a dialogar con individuos de tan bananero nivel. Posiblemente Mariano Rajoy vuelva a ganar las elecciones españolas, por un escaso margen. Pero el futuro pertenece a Ciudadanos y Podemos, y quizá a un PSOE que asimile el dinamismo y algunas ideas de Podemos. El día que Rivera o Iglesias, hombres inteligentes y capaces en cualquier contexto, se sienten en la mesa con los que gobiernan en Estados Unidos, Francia o Gran Bretaña —o cualquier otro país— ni ellos ni los españoles tendrán motivos para sentirse avergonzados”, concluye Carlin.
Javier Caraballo en “El Confidencial.com”, influyente periódico que no es en absoluto hostil a las élites españolas, también se avergüenza y lo retrata con sarcasmos: “De un líder político se espera presencia múltiple, estrellato, relumbrón, y lo que Rajoy quiere transmitir es todo lo contrario, la imagen del anti líder. Y en vez de debates se toma chatos de vino con los jubilados para jugar al dominó. Como si no estuviera en la campaña, para que nadie tenga que reprocharle más veces esas frases suyas que se convierten en virales cuando se enreda y descubre que un plato es un plato y que los vecinos eligen al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos. Si pudiera, todo eso lo borraba; se borraba él mismo de la campaña electoral. Por eso los carteles blancos y algo difuminados, blanco celestial, como un Warren Beatty o un Patrick Swayze en esas películas en las que el cielo siempre puede esperar. Todo queda resumido en aquella pregunta, tan reveladora de la psicología de una persona, cuando le preguntó a Bertín Osborne: “¿De verdad te parezco tan aburrido como dicen?”.
Lo mismo les ocurre a todos aquellos que han presenciado el escándalo protagonizado por los políticos y banqueros que saquearon las cajas de ahorro en España. Ni uno solo en la cárcel y todos hoy millonarios con el “rescate” público. Jaime González, conocido periodista de ABC, se lo llegó a decir a Juan Iranzo, el célebre presidente de los economistas españoles que representa al PP en los consejos de administración de empresas públicas y privadas, incluida Caja Madrid (Bankia): “Comprenderás que con la que está cayendo a algunos les ofenda que cobrárais más de 6.800 euros al mes por acudir a cuatro consejos al año”. A ello el aludido respondió que esa cantidad era “sensiblemente menor” que la de otras cajas de ahorro, incluso más pequeñas pero igualmente quebradas. Y que actuó de acuerdo “a mi criterio moral” incluso con las tarjetas “black”, que gastaba en la tienda de lencería de Victoria Secret. Y en el colmo de la desvergüenza, Iranzo dijo que los directivos de las cajas no podían tener sueldo según la ley, pero por ello se inventaron los “complementos salariales”. Los políticos también les llaman “indemnizaciones” a las abultadas dietas que encubren salarios “diferidos” que se niegan a bajarse pese a la crisis y el rubor ciudadano.
La justificación avergonzó a Antonio Martín Beaumont, columnista de “La Razón” y director de “El Semanal Digital”, además de ex cargo político conservador, y se lo dijo: “Hombre Juan, qué quieres que te diga. Mira, tú estabas en una comisión de control de una caja de ahorros que le ha costado a los españoles 23.000 millones de euros. Deberíais devolver hasta el dinero que habéis cobrado legalmente porque desde luego vuestra función no la habéis hecho. Pretender decir que quienes se tienen que avergonzar son los medios de comunicación que han publicado la noticia, me parece de risa Juan, los que tenéis que avergonzaros sois vosotros. Ética y estéticamente no tiene recibo esto. Pretender decir que del dinero que te ingresaba Caja Madrid se te perdían por el camino 4.500 euros mensuales (por la tarjeta black) que como incentivo tenías que declarar… Nos tomas por tontos. ¡Habéis dado un golpe terrible al Sistema. Os habéis llevado la ilusión de miles y miles de personas!“, le afeó Beaumont en el programa “El Cascabel”, de tendencia conservadora, donde le recordó que él estaba en Caja Madrid por la cuota del PP.
“Mientras te estabas gastando en lencería y en locales, estábais vendiendo preferentes, estábais estafando a los ancianos españoles, estábais desahuciando casas a personas que realmente lo estaban pasando muy mal, Juan. Que realmente no te arrepientas de nada, Juan… ¡Pide perdón, caramba! ¡Tienes la oportunidad de pedir perdón! ¡Si no, es que nos vais a convertir a todos de Podemos. Mientras estábais generando este agujero, tú estabas tomando copas en un pub con la tarjeta de Caja Madrid”. Las excusas de Iranzo terminaron de desatar la indignación, y más cuando el economista explicó que los cargos en Women´s Secret correspondían a camisones y batas para su esposa y pijamas para él, algo que también ruborizó al periodista José Oneto.
Otro tanto cuando explicó los lugares de copas que frecuentaba, lo que volvió a indignar a Beaumont: “Depositarlo no, lo tenías que haber devuelto”. Otro corte similar se llevó cuando explicó que él daba orden a su asesor fiscal de declarar todo porque, entre otras labores, escribía artículos y daba conferencias. “Algunas de ellas sobre ética y transparencia”, fue la respuesta que le dio el director de El Semanal Digital, que despidió a Iranzo con una traca final: “Eran tarjetas tapabocas para que los que tenían que controlar estuvieran contentos tomando copas en pubs, comprando lencería, haciendo viajes o comprándose puros y no miraran lo que nos ha costado a los españoles 23.000 millones. Y encima con la vergüenza de estar estafando a personas con las preferentes y la vergüenza de estar desahuciando a desesperados”.
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