Es precisamente en la provincia de Cádiz, concretamente en Chiclana, dado el alto número de casos de silicosis, dónde se formó Anaes, la Asociación Nacional de Afectados y Enfermos de Silicosis. Anaes surge porque comenzaron a surgir numerosos casos de silicosis, unos quince o veinte casos, pero a raíz de que falleciera un trabajador a los 33 años, se decidió formar esta asociación que “ya estaba pensada de antes, pero lo que desencadenó finalmente que la creáramos fue la muerte de un compañero de silicosis, cuando no superó un trasplante de pulmón”. Hablamos del año 2012. Desde entonces los casos han aumentado. Hoy en la provincia hay más de cien casos de personas afectadas por silicosis.
Es sencillamente el relato de una tragedia cuyas dimensiones aún hoy se desconocen, pues los casos proliferan en los últimos años. En la provincia de Cádiz ya se han producido dos víctimas mortales por complicaciones tras el trasplanté de un pulmón.
En Huelva, en Almería, en Córdoba, también “hay decenas de casos, como en el resto de España”, indican desde Anaes. Casos que tienen en común la labor de los afectados. Prácticamente todos trabajaban alrededor del conglomerado artificial de cuarzo. También se han producido más víctimas mortales, y también desde Anaes son concientes de que “hay muchos trabajadores enfermos y que no lo saben, e incluso, prefieren no saberlo para no tener que dejar de trabajar”.
Pero el problema es que en Andalucía se siguen diagnosticando casos, y muchos de estos afectados, siguen acercándose hasta Anaes para solicitar información y saber cómo actuar.
Todos estos casos tienen en común que los afectados provienen del mismo sector, empresas de marmolería que a finales de los 90 y comienzos del presente siglos comenzaron a trabajar las encimeras de cocina a base de conglomerado de cuarzo y cristobalita. Es un material creado por el hombre, “no es granito, ni mármol’, un material que en España comercializa el Grupo Cosentino bajo la marca registrada Silestone®.
Los afectados trabajaban para distintas empresas, pero todas estas empresas se dedicaban a la manipulación de este nuevo material, que ha sido tendencia en cocinas y también solerías y cuartos de baño en las últimas dos décadas. El problema reside en el cuarzo y la cristobalita que contiene. Y es que mientras que el mármol contiene entre un 15 y un 20 por ciento de cuarzo, este nuevo material contiene más de un 90 por ciento. “El cuarzo y la cristobalita se incrustan en los pulmones y nuestras defensas no son capaces de expulsarlos”, indican desde Anaes.
Además, para Anaes no existen métodos seguros para manipular este ‘mortal’ material sin que afecte a los trabajadores. “No hay nada, se ha probado con mascarillas, manipulándolo en húmedo… el problema es que a nuestro parecer no hay manera de trabajar este material sin caer enfermo. Se han puesto marcha muchos protocolos, desde lavadoras en taller para que la ropa no salga de allí, cortinas de agua… yo he llevado doce años trabajándolo en húmedo y caí enfermo igual. De hecho hay estudios que dejan claro que más que un polvo es tan fino que es casi un gas”, indica uno de los cientos de afectados que hay en Andalucía por silicosis.
Evidentemente, no opina lo mismo el Grupo Cosentino, para quien “se ha demostrado que la exposición al material no tiene ningún efecto nocivo para la salud. Y el corte, elaboración e instalación de Silestone® puede hacerse de forma totalmente segura si se siguen unas sencillas medidas de seguridad que son las mismas que se requieren para el corte y pulido de cualquier tipo de piedra natural o artificial”.
De hecho desde este grupo indican que “no hemos tenido que indemnizar a terceros ya que la responsabilidad del cumplimiento de las medidas de seguridad recae sobre el empresario de las marmolerías”.
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