sábado, 21 de marzo de 2015

Carolina Bescansa, la «oveja negra» de una dinastía gallega



Su irrupción en Podemos incomoda a su familia, que posee un emporio farmacéutico y vive en una de las mejores zonas de Santiago

  
Carolina Bescansa
Carolina Bescansa nació en una de las familias patricias de Santiago de Compostela. La cofundadora de Podemos es descendiente de uno de los clanes que han dado color a la vida local. Su proyección pública de «mujer independiente y rupturista» (tiene una hija de la que habla en las entrevistas, pero se desconoce a su pareja) da al traste con los cánones en los que fue educada y con los que ha convivido desde niña. Sin embargo, Carolina vuelve siempre.
La residencia familiar de los padres de la «chica» de Podemos, Fermín y Adelina, se sitúa en una de las zonas más exclusivas de la zona nueva de Santiago, concretamente en la Avenida de La Coruña. Carolina regresa muy a menudo a su hogar familiar. Sus visitas sirven para acompañar a su madre, una mujer canaria que llegó a Galicia para estudiar Farmacia, y para mantener contacto con sus seis hermanos. También mantiene un contacto casual con la familia extensa.
La familia Bescansa conforma una dinastía académica y empresarial de referencia y de largo recorrido. Todo comenzó con la creación de los primeros laboratorios farmacéuticos por parte de su abuelo, don Ricardo Bescansa. De entre los siete hijos del patriarca, el padre de Carolina, Fermín, se convirtió en médico anestesista. El resto de los tíos de la niña Carolina también se dedicaron al mundo de la salud y de la empresa, obteniendo mucho éxito y prestigio social.
La impronta de los Bescansa se prolongó en las sucesivas generaciones. La ramificación del árbol genealógico y las vidas simultáneas de sus componentes no evitaron el contacto entre los miembros del clan y la coincidencia de las nuevas generaciones en distintos eventos familiares.

«Niña bien»

La vida de Carolina fue siempre la de una «niña bien». Sus compañeros la definen «como la típica hija pequeña pizpireta, pero muy inteligente». Comenzó a destacar en el instituto Rosalía de Castro, uno de los centros más prestigiosos de la capital, para dar a continuación el salto a la universidad y trasladarse a Madrid. Durante los cursos de bachillerato comenzó a tener contacto con otras jóvenes burguesas, que también giraron hacia la izquierda, como Alba Nogueira, actual esposa del líder de los nacionalistas gallegos.
En una familia tan extensa siempre hay pequeñas decepciones, pero la menor de las Bescansa superó casi todas las expectativas. Al contrario que alguno de sus hermanos, siempre fue brillante en el plano académico y causó la mejor sensación en las reuniones de sociedad. Carolina acompañaba siempre a sus progenitores, y como todo compostelano de posibles, pasaba los veranos en la playa, en su caso, en Vilanova de Arousa (Pontevedra). Sus abuelos también tenían un pazo en la localidad de Bueu (Pontevedra) que acabaron vendiendo.

Una abuela con contactos

No todos los Bescansa fueron igual de visibles en el plano social. Uno de los tíos de la dama de Podemos, José María Bescansa, contrajo matrimonio con Chocha de la Gándara. Pronto se convirtieron en empresarios de éxito al frente de la empresa Televés. Paralelamente doña Chocha mantenía una intensa agenda social derivada de su cargo de presidenta de la Cruz Roja. Especialmente elegante, cultivada y con don de gentes, frecuentaba las convocatorias más exclusivas. Mantenían una relación estrecha con el expresidente Manuel Fraga, con el alcalde de la ciudad, Xerardo Estévez, e incluso los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía sentían una simpatía visible hacia la abuela de la política, una señora piadosa y con un gran compromiso social.
La irrupción con tanta fuerza de Carolina Bescansa en el panorama político nacional ha caído como una bomba en una familia tradicional y conservadora de Galicia. La discreción habitual de Carolina ha sido asaltada por los medios y la fuerza de su apellido ha replegado a todos los componentes de la saga, que evitan contestar a preguntas sobre el compromiso revolucionario de su sobrina. En las reuniones entre las dinastías médicas y universitarias en la residencia Bescansa de la isla de la Toja se evitan las preguntas «innecesarias e incómodas». El tiempo dirá qué lugar ocupará en la vida española y si su éxito radicará en seguir cuestionando el lugar de donde procede.

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