Una usuaria de Tumblr ha generado hoy un curioso meme al preguntar a sus seguidores por el color de un vestido: “chicos, por favor, ayúdenme: ¿es este vestido blanco y oro, o azul y negro? Mis amigos y yo no nos ponemos de acuerdo”.
Mucha gente se ha tomado el asunto a broma, pero lo cierto es que el tema tiene mucha miga. Por eso, tal vez, se haya propagado tanto en tan pocas horas (ya lleva cientos de miles de tuiteos y tiene hashtag propio: #TheDress). Al margen de que la usuaria en cuestión haya querido abrir un curioso debate o tenga algún problema visual, hay que recordar que existe un fenómeno en el que una misma muestra de color parece distinta en función de diversos factores como la luz, el contraste, la forma del objeto o incluso las propias condiciones del observador. Ese fenómeno se llama metamerismo, y precisamente llevaba meses queriendo escribir una entrada sobre el mismo, ya que es muy importante tenerlo en cuenta en el trabajo que hacemos los diseñadores.
Además de los citados factores, en este fenómeno influye también el conocimiento y la percepción psicológica que tenemos sobre los colores. Uno de los casos más frecuentes, o al menos el que más me encuentro yo, es el del naranja. Es un color bastante ignorado y discriminado, tal vez por ser la mezcla de dos colores muy llamativos e influyentes: el rojo y el amarillo. Eva Heller, en su libro “Psicología del color”, explicaba así la singularidad del naranja: “A nuestro alrededor vemos menos naranjas de los que realmente hay. Hablamos del rojo del amanecer, aunque sería más exacto hablar de naranja, y lo mismo respecto del amanecer. Hablamos de cabellos rojos, zorros rojos o gatos rojos, pero estos rojos son en realidad anaranjados. También decimos que un metal está “al rojo” o que el hierro fundido es rojo, cuando el verdadero color es aquí el naranja. Y los peces dorados, no son dorados, sino anaranjados. El tigre es negro y anaranjado, y el zorro es anaranjado. Y los orangutanes jóvenes. Y el pico del mirlo macho. Las tejas de nuestros tejados son más anaranjadas que rojas. ¿Y qué es más claramente naranja que la zanahoria, aunque digamos que su color es, como el de la sustancia llamada caroteno, rojo naranja? Los pelirrojos son propiamente pelinaranjas. Van Gogh se autorretrató con el pelo de color naranja. Por todas partes hay naranjas; sólo hay que aprender a verlos.”
Veamos un ejemplo de metamerismo por contraste. Bajo estas líneas vemos un cuadro de color rodeado de un fondo negro. Todo depende de la iluminación de la pantalla de tu ordenador, o de si tienes a ver naranjas o amarillos y rojos, de acuerdo con lo que apuntaba Heller. El caso es que mucha gente verá este cuadrado de color amarillo, o en todo caso amarillo anaranjado:
Pero ¿y si lo ponemos en fondo blanco? Lo que parecía un amarillo anaranjado se acerca más a la idea que tenemos de naranja, sin más:
Por regla general, los fondos blancos tienen a oscurecer los colores cuando los rodean. Con los fondos negros ocurre todo lo contrario. Esto es importante en fotografía, en pintura y dibujo -un artista debe aprender a desengañar a su cerebro para trasladar al lienzo los colores que ve, y no los que cree ver- y también en diseño, como ya he apuntado. Hoy en día es muy habitual que de un logotipo se haga versiones en positivo y en negativo, es decir, que funcionen en fondo blanco y en fondo negro (o fondo de cualquier otro color). A la hora de determinar el color a elegir hay que tener muy en cuenta el soporte. A modo de ejemplo, no se ve igual un color impreso en papel estucado y papel offset, o uno impreso en tela de nylon. Tampoco es lo mismo un color impreso que un color mostrado en una pantalla. Por eso existen distintas paletas de colores para cada soporte, y distintos registros (Pantone tiene registros distintos para estucado y offset).
En el caso que nos ocupa, he puesto sobre estas líneas las diferencias de color que arroja el mismo vestido sometido a una luz intensa (izquierda) y a poca luz (derecha). Lo que a primera vista parece azul y dorado -la imagen del centro es la original- se torna en blanco y dorado con mucha luz, o en azul y negro con poca luz. Por ello no ha de extrañarnos la disparidad de opiniones que está provocando esta foto. Una encuesta en Buzfeed arroja que el 34% ve ese vestido azul y negro, mientras que el resto lo ve azul y dorado. Hay que recordar que los colores que asociamos mentalmente con un objeto son los de esa parte del espectro lumínico que ese objeto refleja, pero esto puede cambiar en función de las citadas circunstancias. Sin ir más lejos, haced una prueba en vuestra casa con cualquier sábana. Sabéis que es blanca, pero salvo que tengáis una luz intensa, objetivamente lo que estaréis viendo es una cierta gama de grises. Y por objetivamente me refiero a lo que ven vuestros ojos, y que luego el cerebro interpreta como blanco, una interpretación que se basa en la experiencia, igual que ocurre con muchos otros objetos cotidianos.
Para saber más sobre el metamerismo:
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