El partido de Pablo Iglesias indigna a la comunidad gallega en Uruguay
El domingo Jorge Castrillón, portavoz de Podemos en Uruguay, concedió una entrevista al diario uruguayo El País. Sobre las deportaciones de uruguayos en España dijo: “no se trata de un racismo como el que te encuentras en Francia. Es un cierto racismo muy paleto, muy gallego, institucional. Muy de derechas. Se basa en la incomprensión y en el egoísmo del sistema político.”
Castrillón aclara que tiene familia gallega pero se refería a los españoles
Estas declaraciones causaron un profundo malestar en la numerosa comunidad gallega de Uruguay, hasta tal punto que Jorge Torres, presidente del Centro Gallego en Montevideo (el más antiguo del mundo) se puso en contacto con el Embajador de España en ese país, Roberto Varela, para mostrarle su “desagrado, desazón y pesar” en nombre de los emigrantes gallegos por dichas afirmaciones. Anteayer, para aclarar el asunto -aunque yo diría que para liarlo aún más-, Castrillón publicó un artículo en su blog personal en el que afirma: “La palabra ‘gallego’ es la forma coloquial de ‘español’: durante décadas, y hasta hoy, argentinos y uruguayos denominaron así a los que veníamos de la Península Ibérica.” Acabáramos: no se refería a los 2,7 millones de gallegos, sino a los 46,5 millones de españoles, como si eso fuese una disculpa. Por lo visto, llamar paletos y racistas a los españoles en general no debe ser, para este señor, tan grave como llamárselo sólo a los españoles nacidos en Galicia. De hecho, este señor afirma: “Cero intención de menospreciar a ningún colectivo, y menos que a nadie a los gallegos. ¿Cómo podría, teniendo familia gallega directa? La estaría insultando a ella y a mí mismo.“ A ver, machiño: tú llamas paletos y racistas a los gallegos en una entrevista, y resulta que eres descendiente de gallegos. Y luego te disculpas diciendo que la cosa no iba por los gallegos, sino por los españoles. ¿Se puede ser más torpe?
El antecedente de Rosa Díez con el “gallego en sentido peyorativo”
La última vez que un político se columpió de esta forma fue cuando hace cinco años Rosa Díez llamó a Zapatero “gallego en el sentido peyorativo”. No sé qué puede tener de peyorativo que a uno le llamen gallego. Yo lo soy y me siento muy orgulloso de mis raíces. Zapatero, además, nació en Valladolid, ciudad castellana, no gallega. Lejos de arreglar la cosa, y de forma muy parecida a como lo ha hecho Podemos Uruguay, el gabinete de prensa de UPyD enmarronó más el asunto afirmando que “ofenderse por esto es una muestra de intolerancia, complejo de inferioridad o perturbación nacionalista”. El 9 de marzo de 2010 el Parlamento de Galicia aprobaba una declaración unánime rechazando las declaraciones de Rosa Díez (cosa que no había hecho, por ejemplo, cuando fanáticos nacionalistas agredieron a manifestantes de Galicia Bilingüe un año antes en Santiago de Compostela, por cierto). Desde entonces, UPyD no ha levantado cabeza en Galicia. Lo más que ha llegado a conseguir es un concejal en Bayona, que yo recuerde. Doy por hecho que no ocurrirá lo mismo con Podemos, pues aunque sus posibilidades en Galicia son menores que en otras partes de España, ni el Parlamento gallego ni ninguno de sus grupos políticos han dicho nada sobre los insultos de Podemos Uruguay a los gallegos. Algo curioso, desde luego.
Se empieza despreciando nuestra bandera y nuestro himno, y se acaba así
Hay que señalar que en 2008 Pablo Iglesias llamó “cutre pachanga fachosa” al himno español y tachó la bandera española (original del siglo XVIII) de “postfranquista”. Por mucho menos que esto en otro país ya le estarían diciendo por las calles de todo menos guapo. Aquí, sin embargo, pretende gobernarnos esta gente que desprecia a nuestro pueblo y a los símbolos que le representan. Y lo peor es que, según las encuestas, un tercio de los españoles parecen encantados con estos tipos. En el fondo, parece que algunos que se enfundan en la bandera tricolor republicana no lo hace porque no les guste la bandera española por tal o cual excusa ideológica. En el fondo nos desprecian a todos, y empiezan por manifestarlos por nuestra bandera y nuestro himno. Por eso cuando insultan a los gallegos se defienden, sin más, aclarando que los insultos iban para todos los españoles, y se quedan tan anchos.
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