El resultado de las últimas elecciones al Parlamento Europeo para el Partido Socialista ha sido malo, tanto como el del Partido Popular. Pero mientras en el PP no han pasado de asustarse un poco, en el PSOE ha cundido el pánico y la reacción de sus dirigentes ha provocado un desconcierto general.
Las propuestas que han surgido para poner remedio a la situación van desde las que defienden los “clásicos”, que apuestan por celebrar un Congreso extraordinario con sus condimentos habituales: delegados que representan a las distintas tendencias del Partido, trabajo en los pasillos… lo de siempre. Tienen la pretensión de que eso provoque una catarsis y el Partido pueda recomponerse en su discurso y en su liderazgo. Tal vez eso funcionara en el pasado, pero hoy las cosas van de otra manera.
La segunda propuesta que viene de la mano de los “modernos” es que las elecciones primarias deben adelantarse al Congreso. Interpretan que el resultado de estas últimas elecciones demuestra claramente que la gente apoya a los que les garantizan que su voz va a ser escuchada y atendida. De ahí que se inclinen por una participación lo más amplia posible. Y no se equivocan, por ahí se tiene que hacer la política de hoy. Pero esta propuesta tiene un inconveniente, una vez que se ha elegido a un candidato y se ha celebrado una Conferencia Política ¿para qué celebrar un Congreso?¿Alguien cree que el Secretario General que se elija en el Congreso puede ser distinto del que se ha elegido como Candidato?
La tercera vía parece la más coherente, un Congreso con consulta previa a los militantes. La consulta es más amplia que en un Congreso pero más reducida que en una primarias dónde votarían también los simpatizantes. En las circunstancias actuales, no parece que se pueda ir más lejos.
Una vez más el PSOE se ve enredado en los procedimientos, en el camino que debe seguir para recuperar la credibilidad que ha perdido entre la gente que confiaba en su política y que se sienten defraudados.
Todavía queda una última propuesta, la más descabellada de todas: la búsqueda de un mesías salvador que milagrosamente venga a rescatar al Partido de las tinieblas en que se encuentra. En este caso se propone a una salvadora: Susana Díaz, triunfadora en Andalucía de unas elecciones a las que no se presentaba y que es Presidenta de la Junta de Andalucía sin pasar por las urnas. Sorprende en un partido republicano y laico esta fe en el milagro.
Por si alguien no se ha parado a reflexionar ahí van algunas razones que desaconsejan esta propuesta.Susana Díaz sólo lleva ocho meses en la Presidencia de la Junta, se podría decir que es el tiempo que lleva siendo conocida y aunque lleva con tino las riendas del gobierno de coalición, tarea nada fácil, aún no ha demostrado su desenvoltura en las grandes tormentas porque aún no se han producido.Hay que darle la oportunidad de ganar unas elecciones, puede hacerlo en Andalucía, por ahora es la única que puede hacerlo. En el interés general debe constar que Andalucía es un activo muy importante, por ahora el que más, para el PSOE. Pero lo es en este momento y con esta Secretaria General. Descabezarlo ahora sin que esté consolidada la recuperación de la hegemonía electoral es un grave riesgo que no se puede correr.Ante la dificultad que entraña ser Secretaria General del PSOE y al mismo tiempo Secretaria General de PSOE-A y Presidenta de la Junta de Andalucía, se ha argumentado que es compatible desempeñar todos esos cargos. ¿Compatible con qué? Se referirán a los Estatutos del Partido pero ¿Se han parado a pensar si es compatible políticamente? ¿Se puede liderar con eficacia el mayor partido de la oposición sin estar en el Congreso? ¿Se puede atacar al Gobierno de España desde el Gobierno de Andalucía sin que los andaluces paguen las consecuencias? Ya nos están discriminando en las condiciones actuales. Nos maltratan simplemente porque no gobiernan ellos y quieren hacer fracasar al gobierno de coalición, si encima se lidera la oposición a nivel del Estado puede ser una auténtica catástrofe.Puesto que políticamente no es compatible, supondría su marcha de Andalucía, lo que obligaría a elegir a otro Presidente dentro del Partido que tampoco pasaría por las urnas y ya serían tres presidentes que serían elegidos por el Partido pero no por los ciudadanos, naturalmente siempre y cuando esté conforme IU que también forma parte del Gobierno. Una situación bastante extraña.
Viene a cuento recordar el pasaje de la Odisea donde Ulises navegando cerca de la isla de las Sirenas ordena a sus hombres que se taponaran los oídos para no sucumbir a su canto y a él que lo amarren al palo del mástil porque quiere escuchar su belleza pero teme caer en su hechizo.
Los cantos de sirena para hacer sucumbir a Susana Díaz se han convertido en atronadores. Desde luego la última palabra la tiene la Presidenta, pero no estaría de más, por el bien de todos, que los que habitan en su entorno taponaran con cera sus oídos y a ella la ataran al palo mayor de San Telmo.
Autor: Herminio Trigo
No hay comentarios:
Publicar un comentario