1. Diplomacia permanente: Si bien los Ministros de Exteriores cambian permanentemente, así como los embajadores y los cónsules, la figura del Rey es la de un diplomático permanente y de superior importancia para España. No existe ningún país extranjero, ningún presidente de gobierno, ninguna institución relevante que valore más en sus relaciones a un Ministro o a un embajador que al Rey de España. Como se suele decir, el Rey es el primer diplomático de España. Esta labor de diplomático, la ha ejercido el Rey en infinitas ocasiones, tanto por indicación de los gobiernos de turno como de manera discreta y sin hacerlo saber a los españoles, provocando con ello un impagable beneficio para España que conocen muy bien los políticos y los diplomáticos de dentro y fuera de España, pero que por desgracia el ciudadano de a pie a veces desconoce y llega incluso a menospreciar.
2. La figura personal del Rey: La figura del Rey en el ejercicio de sus funciones trasciende la de cualquier otra persona o institución y se convierte en un baluarte nacional que transmite un halo y una imagen inalcanzables por ningún político. Ejerce de “imán” de cara a los intereses de España por el mero hecho de existir, de pertenecer a una gran dinastía, a un gran país de trayectoria monárquica y por el hecho de hacer las cosas bien.
3. Imprescindible en las relaciones con determinados países: Si bien a veces pensamos que somos el ombligo del mundo y que las políticas de todos los países son como la del nuestro, en el mundo hay países de una importancia grandísima para los intereses de España y cuyos gobiernos o Reyes solo aceptan hablar con otros Reyes o bien sus gobiernos otorgan un valor muy diferenciado y muy mejorado al trato con un Rey, en detrimento del trato con un presidente del gobierno. Por ejemplo, países estratégicamente cruciales como Arabia Saudí o Marruecos solo firman los grandes acuerdos con el Rey (a quien consideran su “hermano”), y en países como Tailandia (con el Rey Bhumibol), su Rey solo habla de tú a tú con otro Rey. Además, muchos países del mundo otorgan prioridad a las relaciones de larga duración, prefiriendo siempre a un monarca que a un presidente que cada 4 años cambia de cara. En virtud de todo lo anterior, hemos visto cómo el Rey Juan Carlos ha aportado a España y a sus empresas e instituciones innumerables acuerdos, contratos, adjudicaciones y los más variados beneficios.
4. Relación con Hispanoamérica, próxima gran potencia mundial: Por motivos históricos evidentes, y también a partir del esfuerzo personal del Rey desde 1978, todos los países de América Latina tienen una especial vinculación con España. De esta forma, nuestra relación con este área del mundo de gigantesca importancia se ve muy beneficiada, siendo España la única nación europea en estar plenamente integrada en las más importantes cumbres regionales, donde dada la “entrada” del Rey y su importancia simbólica en esta confraternidad de países, siempre se le sitúa en una posición prioritaria y se le da más importancia que al resto de los asistentes (entre los cuales también suele estar el presidente del gobierno español, a quien se sitúa en una posición secundaria y alejada de la del Rey) . Además el Rey ha favorecido muchos delos más grandes acuerdos políticos y empresariales de España en dichos países del mundo.
5. Figura de última instancia: Aunque en una Monarquía Parlamentaria el poder efectivo recae sobre el Congreso y no sobre el Rey, Don Juan Carlos puede ejercer en un momento dado su poder de intervención en la pugna política, algo que provoca que mejore el clima político por temor a que intervenga. Cuando ha intervenido, como por ejemplo en el por todos conocido 23-F, ha sido una intervención definitiva.
6. Recuperador y restablecedor de relaciones: En muchas ocasiones, las relaciones entre los políticos o las instituciones se vuelven tensas o se deterioran por la mala actuación de nuestros políticos o de los de enfrente. En estos casos, el Rey tiene la capacidad de mediar y actuar de juez y pacificador entre las partes. Lo ha hecho mil veces entre distintos políticos españoles de distintas regiones y lo hizo, por citar un solo ejemplo, cuando el presidente Zapatero provocó un conflicto diplomático ni más ni menos que con EEUU al no levantarse al paso de su bandera en el desfile de las FFAA del 12 de Octubre. La relación del Rey con la familia Bush fue, en este caso, la que hizo que el agua volviera a su cauce y España no se viera demasiado perjudicada por la mala actuación de un político sin experiencia.
7. Permanencia: A diferencia de los gobiernos de turno, que duran una o pocas legislaturas y cambiar radicalmente de signo (con todos los beneficios y también perjuicios que ello ocasiona), la Monarquía parlamentaria permite que el Jefe del Estado sea el mismo por mucho tiempo, lo que provoca necesariamente que el Rey tenga una relación permanente, duradera y por tanto más estable con España y con el mundo. No hay nadie en España que tenga la agenda de contactos y de relaciones que tiene el Rey, que en 36 años ha conocido y creado una fuerte relación, por ejemplo, con 8 presidentes de EE.UU. Una figura tan permanente otorga a España una estabilidad e influencia que no consigue ninguna figura política.
8. Formación y potencial del heredero: La Monarquía parlamentaria es hereditaria y la Jefatura del Estado recae por ley en el heredero al Trono. Esto hace que, desde su mismo nacimiento, el Príncipe de Asturias sea formado exclusivamente para lalabor que el día de mañana desempeñará. Desde que nace, el Príncipe aprende idiomas, se educa correspondientemente, aprende el protocolo necesario, desarrolla su agenda, ejercita sus capacidades y aprende sus responsabilidades de tal manera que cuando accede al poder lo hace tras toda una vida de aprendizaje y por tanto con unas posibilidades infinitamente mayores de éxito que aquellas que tiene un político que en la mayoría de las ocasiones ni siquiera sabe inglés o tiene una formación más que mediocre.
9. Utilidad recurrente de la Monarquía: La principal cualidad de la Monarquía parlamentaria es su utilidad recurrente ante muy distintas situaciones. En España, la Monarquía actual ha demostrado su utilidad como figura neutral frente a los partidos e idearios. La figura del Rey encarna la imagen del Estado y es símbolo de su permanencia y de su estabilidad a pesar de los cambios de rumbo políticos e ideológicos. Son incontables los servicios que el Rey ha prestado a España, en muchas ocasiones sin el conocimiento de la gente y otras muchas veces de forma oficial.
10. El inigualable valor del Rey como símbolo: Solo los incautos y los tontos desprecian los símbolos y el Rey es por encima de todo un símbolo que encarna por sí solo y sin necesidad de mayor explicación el enlace entre la historia del país y su presente, con todo lo que ello conlleva. Este poder simbólico equilibra el país, certifica y representa su unidad bajo la figura de un Rey común y, entre otras cosas, reprime en gran parte cualquier deseo o aspiración desproporcionada de determinados políticos incultos o corruptos.
11. Crecimiento y poder económico: A pesar de que algunos acusan a la Monarquía de ser un símbolo obsoleto que hace retroceder al país, es un hecho que 7 de los 10 países más ricos del mundo son Monarquías Constitucionales (fuente: Brussels Almanac). Además, las Monarquías europeas copan el ranking de la CIA en cuanto a su poderadquisitivo PPP (Purchasing Power Party), y 19 de los 30 primeros países del mundo son asimismo Monarquías constitucionales. Además, en zonas del mundo en gran crecimiento como el Medio Oriente, los dos países más ricos son Monarquías (Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí). Para colmo, el país más rico de Asia, Japón, también es una Monarquía constitucional.
12. Descenso de la corrupción bajo una monarquía: A pesar de que España hoy en día sufre como nunca la corrupción política, en términos de forma de Estado seguimos estando en la franja baja en cuanto a corrupción de Estado se refiere. Y es que según el índice de corrupción “Transparency International”, dice claramente que las 10 naciones menos corruptas del planeta son Monarquías Constitucionales.
13. Libertades garantizadas: Según el “Central Intelligence Agency’s World Factbook”, los sistemas monárquicos son los que mejor y más garantizan las libertades dentro de una democracia avanzada. Como ejemplo, señalan los casos delas Monarquías española y británica, que cuando mantenían sus colonias de África y América (en el caso de España, sus Provincias de Ultramar), garantizaban unas libertades que tras la llegada de sus independencias dejaron de existir. Esto es un hecho contrastado, real e histórico.
14. Políticas al servicio del pueblo y no de intereses particulares: Mientras que los partidos en una república disponen solamente de una legislatura y en ella generalmente tienden a buscar su interés personal porque saben que se les acaba a los pocos años y tras dichos años no tendrán obligación de enfrentarse a sus resultados, un Rey constitucional lo es durante un plazo muchísimo mayor, por tanto siempre tiende a tratar de encontrar políticas que beneficien a la población con visión en el largo plazo, puesto que no tiene un periodo de reinado pactado y siempre deberá asumir las consecuencias de lo que haga en el ejercicio de su cargo.
15. El sentido democrático de un Rey: El Rey de España representa a todos los españoles sin excepción, lo cual es intrínsecamente lo más democrático que hay. Mientras que los partidos políticos que gobiernan son elegidos en las urnas en pugna con sus enemigos y, cuando salen elegidos, siempre defienden más los intereses de la parte de la población que les ha elegido que los de la parte que ha votado en su contra, un Rey siempre defiende por igual a todos los españoles, porque no está sujeto a una elección cada 4 años.
16. El Rey representa la unidad de España: Mientras que en la España de hoy conviven un batiburrillo de partidos políticos entre los que se encuentran buenos partidos pero también partidos que pretenden destrozar su unidad, la Monarquía es el nexo común de unión entre todos los pueblos de España. Con la Monarquía tenemos un espacio independiente de los partidos que ofrece consenso, libertad, seguridad, igualdad, solidaridad, estabilidad y por encima de todo, unidad. Lo único que une institucionalmente a España en todos los sentidos es el Rey y, por tanto, la Monarquía.
17. El Rey como cabeza visible: Mientras que la presencia de un presidente de gobierno de cualquier país (a excepción, obviamente, de las grandes superpotencias), pasa prácticamente desapercibida en cualquier lugar, el hecho de que el Rey de España o el Príncipe de Asturias estén presentes en cualquier asunto relacionado con la representación de España en cualquier lugar del mundo, aporta a nuestro país un prestigio y un valor incalculable que jamás podrá aportar ningún político.
18. El Rey desde el punto de vista de los negocios para España: Dado el potencial del Rey, su imagen, su llegada y su agenda, nuestro monarca ha aportado durante sus años de reinado muchos de los más potentes contratos internacionales para las empresas españolas. Asimismo, ha dejado abiertas infinitas puertas de cara a que nuestros políticos obtengan negociaciones provechosas para los españoles y su prestigio exterior es el primer aval para la marca España, que cuando va tras del Rey es sinónimo de éxito. De esto dan sobrada fe los embajadores y los Ministros de Exteriores.
19. La libertad del Rey para actuar sin ataduras: Mientras que en la actividad internacional, los partidos políticos siempre deben limitar al fin y al cabo su actuación verdadera a aquellos otros partidos políticos que les son afines o con quienes comparten unas políticas similares, el Rey habla, negocia y trabaja en un entorno libre de tendencias políticas, comportamientos influidos por partidismos y sin tener en cuenta la lucha política. Solo mira por España con seriedad, energía y sin depender de nadie.
20. La Monarquía como valor histórico: No todos los países tienen la suerte de tener un pasado tan rico culturalmente hablando como España. Nuestra riqueza cultural y nuestra historia siempre ha ido de la mano de la Monarquía, y es una suerte poder vincular nuestra riqueza histórica con el mantenimiento de nuestra histórica Monarquía, que es la Institución que ha traído a España donde está.
21. El Rey como Jefe de las Fuerzas Armadas: El hecho de que el Rey sea Jefe de Estado y a la vez de las Fuerzas Armadas imprime en las mismas un carácter unitario y democrático que nos ha venido siempre muy bien, especialmente en momentos como el 23-F, cuando el Rey asumió con honor dicho cargo y reprimió el Golpe de Estado.
22. Coste de la Monarquía: El coste de una Monarquía Constitucional tiende a ser siempre más bajo que el de una forma de Estado republicana. En el caso español, además, tenemos la Monarquía con el presupuesto más bajo de Europa, solo por encima de Mónaco, y además en la actualidad se trata de un presupuesto expuesto a luz y taquígrafos. A día de hoy, cada español paga aproximadamente 0,20 céntimos de euro al año para el sostenimiento de la Monarquía. Con un cálculo así, e imaginando que el coste de la Monarquía subiera un 3% anual y que dentro de 100 años seamos 60 millones de españoles, esto supondría que la Monarquía costaría a un español, en toda su vida, un total de 101 euros, algo absolutamente ridículo en comparación con lo recibido gracias a la Monarquía. Por poner solo un ejemplo, el coste de la República de Italia ronda los 120 millones anuales y exige un gigantesco dispositivo de gasto cada pocos años para elegir a un presidente de la República, algo que en España es innecesario.
23. Gastos que evita la Monarquía: Con una Monarquía, los españoles ahorramos muchísimo dado su carácter permanente. En las repúblicas existen costes electorales presidenciales, gastos de presidencia (independientes de los Primeros Ministros), cientos de asesores para Presidente de la República y/o Primer Ministro, personal a su servicio, sueldos vitalicios para ex presidentes, seguridad, escoltas, residencias y muchos otros conceptos.
24. El prestigio del Rey: Independientemente de que, como Rey de España, el Rey ostenta una serie de títulos y honores (descritos más abajo), nuestro Rey goza de un prestigio internacional imbatible e inigualable por ningún otro personaje privado o público en España, lo que ayuda a engrandecer la imagen y la repercusión de nuestro país. A nivel personal y en nombre de los españoles, el Rey ha contribuido de manera decisiva a estrechar lazos internacionales con España y a potenciar la unidad de Europa. Nadie en España, en ninguna época de la era moderna, ha ostentado en su persona tanto prestigio internacional. De esa forma, nuestro Rey ha sido distinguido, entre otros muchos, con los siguientes reconocimientos :
· Premio Carlomagno (1982)
· Premio Félix Houphouët-Boigny para la Búsqueda de la Paz de la Unesco (1995)
· Medalla de la Democracia, de la Universidad de Yeshiva (1997)
· Premio «Estadista Mundial» de la Fundación Appeal of Conscience (1997)
· Premio Estatal de la Federación Rusa (2011)
Sobre su papel en los últimos 38 años, multitud de medios internacionales sean hecho eco permanente, y sobre su labor durante los primeros años de su reinado, medios como la revista Time publicó que el rey Juan Carlos surgió «como uno de los héroes más improbables e inspiradores de la libertad del siglo XX, desafiando un intento de golpe militar que buscaba subvertir a la joven democracia posfranquista de España».
25. Títulos y honores del Rey: Los principales títulos y honores que ostenta el Rey y que por tanto engalanan a nuestro Jefe de Estado en beneficio del lustre de nuestro país, son los siguientes:
· Rey de España, de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilias (referido a Nápoles y Sicilia), de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Menorca, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales y de las Islas y Tierra Firme del Mar Océano.
· Archiduque de Austria.
· Duque de Borgoña, Brabante, Milán, Atenas y Neopatria.
· Conde de Habsburgo, Flandes, el Tirol, el Rosellón y Barcelona.
· Señor de Vizcaya y Molina.
· Rey de Hungría, Dalmacia y Croacia
· Duque de Limburgo, Lotaringia, Luxemburgo, Güeldres, Estiria, Carniola, Carintia y Württemberg
· Landgrave de Alsacia
· Príncipe de Suabia
· Conde Palatino de Borgoña
· Conde de Artois, de Hainaut, de Namur, de Gorizia, de Ferrete y de Kyburgo
· Marqués de Oristán y de Gocíano
· Margrave del Sacro Imperio Romano y de Burgau
· Señor de Salins, Malinas, la Marca Eslovena, Pordenone y Trípoli.
· Rey Católico (o Su Católica Majestad)
· Capitán General de las Fuerzas Armadas, de las que ostenta el mando supremo.
· Soberano Gran Maestre de la Insigne Orden del Toisón de Oro.
· Gran Maestre de la Real y Distinguida Orden de Carlos III.
· Gran Maestre de la Orden de Isabel la Católica.
· Gran Maestre de la Orden del Mérito Civil.
· Gran Maestre de la Orden de Alfonso X el Sabio.
· Gran Maestre de la Orden de San Raimundo de Peñafort.
· Gran Maestre de las órdenes militares de Montesa, Alcántara, Calatrava y Santiago, así como de otras órdenes militares menores o condecoraciones de España.
· Bailío Gran Cruz de Honor y Devoción de la Soberana Orden de Malta.
· Bailío Gran Cruz de Justicia de la Orden de Constantino y Jorge de Grecia.
· Caballero de la Orden de San Javier, la Orden de San Jenaro, la Orden de la Anunciada, la Orden de la Jarretera y Orden del Imperio Británico (desde 1988).
· Gran Collar de la Reina de Saba y la Dinastía de Reza de Irán.
· Gran Cordón de la Suprema Orden del Crisantemo de Japón.
· Gran Cruz de la Legión de Honorde Francia y de la Orden Nacional del Mérito.
· Hermano Mayor de la Hermandad del Santo Entierro de Sevilla y de las Reales Maestranzas de caballería de Ronda, Granada, Valencia, Sevilla y Zaragoza.
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