lunes, 14 de abril de 2014

Ibn Rusd Averroes ilustra Google con su sabiduría en un nuevo doodle


El buscador transforma su logotipo en un homenaje al sabio nacido en la Córdoba andalusí el 14 de abril de 1126

 


Ibn Rusd Averroes ilustra Google con su sabiduría en un nuevo doodle
Ibn Rusd Averroes sorprende hoy ilustrando Google con su sabiduría. El buscador más usado del mundo celebra con la imagen de este filósofo y médico andalusí el 888º aniversario de su nacimiento. En escena del nuevo doodle de Google se aprecia a Ibn Rusd Averroes con la mezquita de Córdoba al fondo, ciudad de Andalucía donde residió parte de tu vida.
Ibn Rusd Averroes proviene de una familia de estudiosos del derecho. Su abuelo fue cadí principal de Córdoba bajo el régimen de los almorávides y su padre mantuvo la misma posición hasta la llegada de la dinastía almohade en 1146. El propio Averroes fue nombrado cadí de Sevilla y sirvió en las cortes de Sevilla, Córdoba y Marruecos durante su carrera.
 
 
Además de descatar por la elaborción de una enciclopedia médica, Ibn Rusd Averroes escribió comentarios sobre la obra de Aristóteles (de ahí que fuera conocido como 'El Comentador'). En su obra Refutación de la refutación (Tahafut al-tahafut) defiende la filosofía aristotélica frente a las afirmaciones de Al-Ghazali de que la filosofía estaría en contradicción con la religión y sería por lo tanto una afrenta a las enseñanzas del Islam. Jacob Anatoli tradujo sus obras del árabe al hebreo en los años 1200. Sus escritos influyeron en el pensamiento cristiano de la Edad Media y el Renacimiento.
Ibn Rusd Averroes fue desterrado a finales del siglo XII tras una ola de fanatismo que invadió Al-Ándalus después de la conquista de los almohades. Aislado en Lucena, un pueblo cerca de Córdoba, se prohibieron sus obras. Meses antes de su muerte fue revindicado y llamado a la corte en Marruecos. Muchas de sus obras de lógica y metafísica se han perdido por siempre como consecuencia de la censura. Gran parte de su obra sólo ha podido sobrevivir a través de traducciones en hebreo y latín, y no en su original árabe. Su principal discípulo fue Ibn Tumlus, quien le había sucedido como médico de cámara del quinto califa almohade Al-Nasir.
La filosfía del conocimietno de Averroes, formulada en su obra conocida como Gran comentario, parte de la distinción aristotélica entre dos intelectos, el nous pathetikós (intelecto receptivo) y el nous poietikós (intelecto agente), que permitió desligar la reflexión filosófica de las especulaciones míticas y políticas. Se esforzó en aclarar cómo piensa el ser humano y cómo es posible la formulación de verdades universales y eternas por parte de seres perecederos. El filósofo cordobés se distancia de Aristóteles al subrayar la función sensorial de los nervios y al reconocer en el cerebro la localización de algunas facultades intelectivas. Además, Averroes sitúa el origen de la intelección en la percepción sensible de los objetos individuales y concreta su fin en la universalización, que no existe fuera del alma (el principio de los animales): el proceso consiste en sentir, imaginar y, finalmente, captar el universal. Así las cosas, en su obra Tahâfut, expone la necesidad de que la ciencia se adecue a la realidad concreta y particular, pues no puede existir conocimiento directo de los universales.
La concepción del intelecto en Averroes es cambiante, pero en su formulación más amplia distingue cuatro tipos de intelecto, es decir, las cuatro fases que atraviesa el entendimiento en la génesis del conocimiento: material (receptivo), habitual (que permite concebirlo todo), agente (causa eficiente y formal de nuestro conocimiento, intrínseco al hombre y que existe en el alma) y adquirido (unión del hombre con el intelecto). Averroes distingue, además, entre dos sujetos del conocimiento (más propiamente: los sujetos de los inteligibles en acto): el sujeto mediante el cual esos inteligibles son verdaderos (las formas que son imágenes verdaderas) y el sujeto mediante el que los inteligibles son un ente en el mundo (intelecto material). Consecuentemente, el sujeto de la sensación (por el cual es verdadera) existe fuera del alma y el sujeto del intelecto (por el cual este es verdadera) existe fuera del alma y el sujeto del intelecto (por el cual este es verdadero), dentro.
La ciudad de Córdoba le dedicó un monumento en la calle Cairuán, junto a la muralla, y una calle en la Judería.
 

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