Del Nido entra por fin en prisión pero los políticos salvan a Matas y Fabra para que guarden silencio
José María del Nido, presidente del Sevilla F. C., entró este miércoles en prisión, y aunque de momento se está librando el torero Ortega Cano quienes pretenden no hacerlo nunca son dos políticos condenados por corrupción: el ex presidente de Baleares, Jaume Matas, y el ex presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra. Y es que el Consejo General del Poder Judicial, máximo órgano de gobierno de los jueces, está controlado por los partidos políticos y éstos no tienen reparos en saltarse la legalidad para salvar a los suyos. ¿Cabe mayor evidencia? Y sobre todo ¿por qué calla la oposición de la partitocracia, en el Parlamento y ante la opinión pública, ante tan grave tropelía?
El abogado José María del Nido ingresó por fin este miércoles en la prisión de Sevilla 1, aunque tuvo que hacerlo a regañadientes: “En caso de no actuar aquél (Del Nido) en tal sentido (entrar en la cárcel), una vez notificada esta resolución a su representación procesal, se acuerda la correspondiente orden de busca, detención e ingreso en prisión“, señalaba el auto de la Audiencia de Málaga. El presidente del Sevilla FC, además de elaborar facturas falsas en el ayuntamiento de Marbella para cobrar 2,7 millones de euros, repartió 280.000 euros entre cargos del PP andaluz para una recalificación de terrenos, según las cintas del “caso Gurtel”. Los políticos no han sido condenados y de momento Del Nido guarda silencio sobre sus beneficiados.
Del Nido ha tardado 3 meses en pisar la “trena” desde que fue condenado por el Tribunal Supremo el 5 de diciembre de 2013 a 7 años de prisión. Sin embargo, dos conocidos políticos condenados también por corrupción se están librando de dar con sus huesos en la cárcel. Y es que a pesar de la gigantesca estafa que han sufrido los ciudadanos por parte de sus cargos públicos y financieros que han provocado el colapso económico de España, banqueros y políticos están exentos de prisión, como bien sabe el juez Elpidio Silva: es el caso de Jaume Matas y Carlos Fabra. Los magistrados los han condenado pero no pueden hacerse efectivas las penas.
En el caso de Matas, el periodista especializado en asuntos judiciales, José Yoldi, que fue despedido de “El País”, ha calificado su situación de “indulto en diferido”, en un invento que la clase política concede a los miembros de su casta contra toda lógica judicial: “Le han dado un plazo de cinco días para ingresar voluntariamente en la cárcel, y Matas ha recordado que Rajoy era uno de sus más amigos cuando estaban en el segundo Gobierno de Aznar y que los amigos son para las ocasiones y le ha pedido el indulto ¡por razones de humanidad!.”. La advertencia surtió efecto: Matas no entró en prisión y su boca quedó sellada.
“Me inclino a pensar que Rajoy se decidirá por una nueva modalidad de perdón: el indulto en diferido”, vaticinaba Yoldi. Y acertó al predecir la decisión del presidente del Gobierno: “Se apoyó en Paco Camps cuando desde el ala derecha del partido intentaban destronarlo de la presidencia, aunque luego, por el asunto de los trajes tuviera que prescindir de él. Elogió a Carlos Fabra, hombre fuerte de Castellón, hasta que ha sido condenado por delito fiscal. Y en 2004, tras haber perdido las elecciones generales, se felicitó de que las Baleares remontaran su mala racha con “un presidente serio” que encabezaba un ejecutivo que era “mucho mejor que el Gobierno de España” (Zapatero, por supuesto). “Vamos a intentar hacer en España lo que Jaume y todos vosotros hicisteis en Baleares”, afirmaba Mariano sin pudor”.
“El caso sobre el que gira todo es el Palma Arena, un velódromo realizado sin concurso público alguno, presupuestado en 48 millones de euros y cuyo coste superó los 110. De ese proceso se han desgajado varias piezas separadas, en la primera de las cuales Matas ha sido encontrado culpable de haber influido en que el periodista de “El Mundo”, Antonio Alemany, que le redactaba los discursos, cobrara importantes sumas de dinero de la administración balear. Inicialmente el ex presidente fue condenado a seis años de prisión, pero el Supremo rebajó la pena a nueve meses. El redactor, que también ha solicitado el indulto, afronta una condena de dos años y tres meses de cárcel”, dice Yoldi.
Y poco importa el criterio de los jueces: “Matas pidió a la Audiencia que le conmutase la pena de prisión por una multa, pero las magistradas lo han rechazado porque se trata de “un atentado frontal contra el artículo 1 de la Constitución”, un delito que “se cometió desde dentro las estructuras del poder y que las sociedades civilizadas tratan de combatir”. Yoldi desvela que “el grave delito de Matas no queda penalmente satisfecho con el abono de una ridícula y exigua multa”, afirman en su durísimo y fundamentado auto, de 29 folios.
El caso de Carlos Fabra, conocido como el “capo” de Castellón o “Don Fabrizzio”, es similar al de Matas, pero con el agravante de “chulería”: “Carlos Fabra espera no entrar en prisión y no contempla pedir el indulto. “Me siento tremendamente apoyado”, tituló la agencia Europa Press tras su rueda de prensa, en la que hizo oídos sordos de su condena judicial: “Carlos Fabra ha afirmado que no tiene miedo de ir a la cárcel, aunque espera no entrar, al tiempo que ha asegurado que no contempla pedir el indulto”, anticipó la agencia. Y efectivamente no entró.
Tras hacerse pública la sentencia de la Audiencia Provincial de Castellón que le condenaba a cuatro años de prisión por cuatro delitos contra la Hacienda Pública, el expresidente del PP alardeó de que los jueces del Constitucional, nombrados también por los partidos políticos, le salvarían: “no tengo miedo de ir a la cárcel, hace muchos años que me afeito, pero espero no ir. Sé que la doctrina del Tribunal Constitucional (TC), como aparece en algunas sentencias, es proclive al reconocimiento de la prescripción de los delitos“. Y advirtió en tono chulesco a los periodistas: “no hagan previsiones como he leído en algún medio, que dice que me espera la cárcel. Si me espera la cárcel, tendrá que hacerlo una temporada larga”.
¿Quien está salvando a Fabra pese a su condena? Él guarda silencio, pero debe ser alguien muy poderoso que teme que “cante”: “Estoy muy tranquilo ya que cuento con unos buenos medios de defensa y el cariño de mucha gente“. Cuestionado sobre qué le parecía ahora que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, lo calificase como “ciudadano ejemplar”, se negó a contestar, y retó a la prensa: “pregúntenselo a don Mariano Rajoy, yo no soy el que dijo esa valoración sobre mí, por lo tanto no le voy a contestar”. Tampoco entrará en la cárcel la que fuera su esposa, María Amparo Fernández, condenada a dos años de cárcel por dos delitos contra la Hacienda Pública, en un caso parecido al que diferentes fuentes judiciales creen que sucederá en el mejor de los casos con la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín. Y es que en España, los jueces ya ni siquiera pueden hacer cumplir las sentencias cuando de políticos o miembros de la “casta” se trata.
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