lunes, 7 de octubre de 2013

El Gobierno maniobra para ‘cargarse’ a Pedro J. Ramírez, domesticar a laSexta y mantener neutralizado El País

El Gobierno ha decidido bajar a la arena y tomar la iniciativa para defender su imagen, ahora en baja. Para ello, ha puesto en marcha una intensa ofensiva, con acciones concretas que incluyen una campaña de presión sobre los medios de comunicación nacionales en cuatro frentes, que no excluye incluso provocar algunos ceses.


Pedro J. Ramírez y Mariano Rajoy


Según fuentes del entorno de La Moncloa, a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital, el objetivo prioritario de esta operación tiene nombre y apellidos: Pedro J. Ramírez. El plan del Gobierno es lograr que el director de El Mundo abandone el periódico. Ese es el primer reto que se ha fijado.
Línea ‘antiRajoy’
La línea editorial ‘antiRajoy’ que inauguró El Mundo el pasado mes de abril, materializada sobre todo en la publicación de una carta del director titulada ‘Un gobierno sin país’, ha provocado un distanciamiento insalvable con el periódico. Se trataba de un texto durísimo, que fue recibido como una auténtica ducha fría en Moncloa.
A partir de ese momento, interpretan desde el Ejecutivo, se han multiplicado los ataques a Rajoy. Existe el convencimiento de que Pedro J. Ramírez “quiere cargarse al presidente del Gobiernoporque no le hace caso”. Y consideran que deben poner remedio a esa actitud como sea.
Mariano Rajoy considera, y así lo ha comentado en su círculo íntimo, que el director de El Mundo ha traspasado la legítima crítica a su gestión y ahora está poniendo en duda su honorabilidad.
“Que le critiquen por su gestión lo acepta, pero que critiquen su honradez y decencia no le gusta nada”, han confirmado personas de su entorno. “Le molesta también porque tiene mujer, hijos y familia”, que sufren por esa situación.

Gestiones directas en Italia
¿Cómo ejecutará el Gobierno su plan? Miembros del Ejecutivo admiten en privado que contemplan varios frentes donde actuar. Y están en ello.
Las fuentes consultadas hablan expresamente de gestiones directas en Italia, con los dueños de Unidad Editorial: RCS MediaGroup.
Los propietarios valoran la personalidad y el trabajo de Pedro J., pero llevan tiempo también algo disconformes con las informaciones de El Mundo. La estrategia corporativa de RCS pasa siempre por alentar una buena relación con el Gobierno de los países donde operan sus cabeceras, y aquí, en España, no se está cumpliendo.
Fragilidad de Unidad Editorial
En segundo lugar, se ha considerado que Unidad Editorial es una compañía con enormes fragilidades en estos momentos. Su situación financiera resulta extremadamente delicada, y por ello puede ser sensibles a cualquier medida gubernamental.
Un ejemplo. El Gobierno puede aplicar en cualquier momento la sentencia del Supremo por la que Unidad Editorial tendría que prescindir de un canal de TDT, que actualmente tiene alquilado a Discovery MAX. Esa decisión de Moncloa perjudicaría gravemente la cuenta de resultados del grupo.
El cese de Pedro J.
Por lo pronto, Moncloa pretende el cese de Pedro J. como director de El Mundo, y así lo ha transmitido a los dueños en Milán. Ni más, ni menos.
Asumen la posibilidad de que, una vez conseguida su defenestración, el periodista intente ‘resucitar’ profesionalmente por otras vías: fundando otro periódico en papel o encabezando un nuevo proyecto en Internet. Pero eso les resulta indiferente, no les importa: se trata de eliminarle ahora, periodísticamente, de la dirección de El Mundo. Es la prioridad y en ello están. Después, ya se verá.
Presiones a laSexta
La segunda pata del plan diseñado por el Gobierno persigue que laSexta modere su discurso, de modo que sea más respetuosa con el Gobierno y refrene el lenguaje cuando habla de él.
La presión en este caso se produce a través del principal accionista de la compañía: José Manuel Lara. El presidente del Grupo Planeta ha verbalizado ya en los consejos de Atresmedia quenecesita una cadena “más centrada”; o lo que es lo mismo, un poco más moderada.
Lara ha ido incluso un poco más allá. A través de personas de su confianza ha hecho llegar a laSexta mensajes para que controlen los contenidos de algunos programas. El argumento del presidente: el Gobierno le está presionando en esa dirección. Por ello, les pide que sean menos duros y que suavicen su perfil.
En este sentido, existe un programa especialmente incómodo para el Gobierno y, consecuentemente, para José Manuel Lara: ‘El Intermedio’ de Wyoming. Su sátira mordaz y feroz sobre actuaciones y comportamientos de miembros del Gobierno resulta insufrible en La Moncloa, y tampoco gusta al editor catalán.
Mantener controlado a Prisa
El tercer pilar de la campaña se propone mantener y reforzar el control sobre el diario El País. El análisis que se realiza en Moncloa es el siguiente.
Las reuniones de alto nivel protagonizadas por Soraya Sáenz de Santamaría con los máximos directivos de entidades financieras, como el Banco Santander y La Caixa, dirigidas a evitar que el grupo editor de El País entrara en quiebra y tuviera que cerrar, dieron sus frutos. Huborefinanciación para el Grupo Prisa y el diario El País “ha bajado el pistón” en sus informaciones.
El periódico publicó los papeles de Bárcenas y unas polémicas fotos de Alberto Núñez Feijóopero, de un tiempo a esta parte, las noticias más polémicas ocupan páginas interiores y los datos que apuntan una recuperación económica en España se destacan en portada.
Existe otro factor fundamental para ese objetivo de mantener controlado a Prisa. La posibilidad de que el Gobierno interceda para que Telefónica adquiera Digital + a un precio elevado. Esta opción supondría la salvación de la compañía fundada por Jesús Polanco. Moncloa está jugando también esta baza, y la percepción general es que está logrando su propósito.
Engrasar’ el bloque de apoyo
El cuarto pilar del plan de acción es continuar ‘engrasando’ los canales que permiten al Gobierno transmitir sus mensajes a la ciudadanía.
Bajo este concepto se incluye al diario ABC, a La Razón, a Onda Cero, a la Cadena COPE, aAntena 3 y a Televisión Española.
Se trata de que ninguno de los tres primeros frentes rebaje el trabajo que realizan esos considerados ‘medios amigos’.

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