El Rey transfirió 1,2 millones de euros en 2004 a su hija, la infanta Cristina de Borbón, para comprar el palacete de Pedralbes, en el que vivió junto a su marido, Iñaki Urdangarin, y sus hijos hasta que en 2009 se trasladó a vivir a Washington. Así consta en un informe que la Agencia Tributaria ha remitido al juez José Castro, instructor del caso Nóos, y al que ha tenido acceso El Confidencial.
El informe detalla que el 30 de julio y el 29 de septiembre de 2004 se recibieron sendas transferencias de 600.000 euros cada una en una cuenta corriente de La Caixa a nombre de Urdangarin y la Infanta "ordenadas por SM Don Juan Carlos de Borbón y Bo". Y añade a continuación: "Se ha verificado que SAR Dª Cristina de Borbón ha incluido una deuda de 1.200.000 euros, bajo el concepto de "préstamo", en sus declaraciones por el Impuesto sobre el Patrimonio de los ejercicios 2004, 2005, 2006 y 2007".
La Agencia Tributaria precisa que en 2011, "ejercicio en el que dicho tributo fue rehabilitado después de tres años de derogación", la Infanta "presentó declaración por obligación real de contribuir, como no residente en España, en la que no figura la citada deuda". En la declaración correspondiente a 2012, sin embargo, la hija menor del jefe del Estado "ha incluido de nuevo entre sus deudas un préstamo, si bien por importe de 1.050.000 euros", añade el informe.
Fuentes de la Casa del Rey se han apresurado a señalar que el monarca hizo un préstamo ante notario de 1,2 millones de euros a la infanta Cristina en 2004 para ayudarla en la compra del palacete de Pedralbes, en Barcelona, un ingreso que realizó "desde una cuenta a su nombre en Madrid a otra de su hija". El préstamo, según esas fuentes, se hizo con escritura y ante notario, y está declarado ante Patrimonio Nacional.
La Agencia Tributaria, siguiendo las órdenes del juez Castro, ha analizado los movimientos bancarios de la infanta Cristina para determinar si la hija del Rey pudo haber cometido un presunto delito de blanqueo de capitales y fraude fiscal.
Los duques de Palma desembolsaron en 2004 seis millones de euros para la adquisición del palacete de Pedralbes, uno de los barrios más exclusivos de Barcelona, con una superficie de más de 1.000 metros cuadrados. Posteriormente, la pareja invirtió otros tres millones de euros en la remodelación y decoración de la mansión.
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