El líder del PSOE se ha puesto a la
cabeza del coro de voces que le reprocha al monarca que se haya
decantado por un hospital privado, pero él no es precisamente el más
indicado para hablar.
La hemeroteca se le ha puesto en contra -de nuevo- a Alfredo Pérez
Rubalcaba, y esta vez lo va a tener complicado para salir del atolladero. Su
reproche al Rey por haberse decantado por un hospital privado no sólo le ha
valido la crítica del PP por "hacer demagogia" con un tema tan delicado
-en palabras de María Dolores de Cospedal-, sino que además ha
desempolvado su historial médico.
Hace escasos diez días, en una rueda de prensa en el Congreso para valorar la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid de suspender la externalización de seis hospitales de la región, el líder de los socialistas declaró: "Yo podría ir a operarme a la Clínica Mayo y defender la sanidad pública con la misma convicción y el mismo derecho". Ironías del destino, se trata precisamente del centro médico donde trabaja el doctor Miguel Cabanela y adonde se barajó la posibilidad de trasladar a Don Juan Carlos.
Sea como fuere, el líder del PSOE también es usuario de la sanidad de gestión privada a la que no le gusta que recurra el monarca. Rubalcaba arrastra desde hace años problemas de corazón que se trata en la Unidad de Cardiología de la madrileña Fundación Jiménez Díaz, donde incluso fue operado. Ésta está gestionada por la compañía privada IDC Salud, hasta hace poco conocida como Capio.
Hace unos meses, precisamente cuando su partido presentó un recurso contra la externalización de seis hospitales madrileños, el secretario nacional de Sanidad del PP y consejero del ramo de Castilla-La Mancha, José Ignacio Echániz, le recriminó su incongruencia: "El propio Alfredo Pérez Rubalcaba se pasa el día clamando contra la gestión privada, cuando él mismo es usuario habitual de uno de los centros sanitarios privados que tanto critica", señaló en alusión a la Jiménez Díaz.
Rubalcaba no es muy dado a recordar en público que es paciente de Capio, pero por contra sí que fue operado de próstata en el hospital público Gregorio Marañón. Precisamente allí pasó unos días ingresado en la UVI cuando en marzo de 2011, siendo vicepresidente del Gobierno, sufrió una infección tras una biopsia de próstata.
"Tengo una tarjeta de la Seguridad Social como todos los ciudadanos españoles. No tengo sanidad privada, siento defraudarles. Puedo ir a un hospital concertado, pero concertado desde hace muchísimos años", señaló en esa misma rueda de prensa de hace menos de dos semanas. Con la Jiménez Díaz sí distingue entre externalización y privatización. Con el resto de los hospitales madrileños a los que el Gobierno de Ignacio González quiere ampliar ese modelo, no.
Hace escasos diez días, en una rueda de prensa en el Congreso para valorar la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid de suspender la externalización de seis hospitales de la región, el líder de los socialistas declaró: "Yo podría ir a operarme a la Clínica Mayo y defender la sanidad pública con la misma convicción y el mismo derecho". Ironías del destino, se trata precisamente del centro médico donde trabaja el doctor Miguel Cabanela y adonde se barajó la posibilidad de trasladar a Don Juan Carlos.
Sea como fuere, el líder del PSOE también es usuario de la sanidad de gestión privada a la que no le gusta que recurra el monarca. Rubalcaba arrastra desde hace años problemas de corazón que se trata en la Unidad de Cardiología de la madrileña Fundación Jiménez Díaz, donde incluso fue operado. Ésta está gestionada por la compañía privada IDC Salud, hasta hace poco conocida como Capio.
Hace unos meses, precisamente cuando su partido presentó un recurso contra la externalización de seis hospitales madrileños, el secretario nacional de Sanidad del PP y consejero del ramo de Castilla-La Mancha, José Ignacio Echániz, le recriminó su incongruencia: "El propio Alfredo Pérez Rubalcaba se pasa el día clamando contra la gestión privada, cuando él mismo es usuario habitual de uno de los centros sanitarios privados que tanto critica", señaló en alusión a la Jiménez Díaz.
Rubalcaba no es muy dado a recordar en público que es paciente de Capio, pero por contra sí que fue operado de próstata en el hospital público Gregorio Marañón. Precisamente allí pasó unos días ingresado en la UVI cuando en marzo de 2011, siendo vicepresidente del Gobierno, sufrió una infección tras una biopsia de próstata.
"Tengo una tarjeta de la Seguridad Social como todos los ciudadanos españoles. No tengo sanidad privada, siento defraudarles. Puedo ir a un hospital concertado, pero concertado desde hace muchísimos años", señaló en esa misma rueda de prensa de hace menos de dos semanas. Con la Jiménez Díaz sí distingue entre externalización y privatización. Con el resto de los hospitales madrileños a los que el Gobierno de Ignacio González quiere ampliar ese modelo, no.
1 comentario:
Esto es acohonante, vamos
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