Foto:Artur Más
A pesar de las ayudas, la televisión pública catalana se hunde.
Es un saco sin fondo y la prueba palpable de que los polítcios, a la hora de la verdad, no terminan de distinguir entre lo importante y lo interesante.
Pese al ajuste de 2.500 millones de euros que tiene que llevar a cabo Cataluña este año para cumplir con los objetivos de déficit, el Gobierno de Artur Mas se limita a pasar tímidamente la tijera por los presupuestos y los gastos de la radio y la televisión pública, donde ha inyectado 893 millones desde que llegó al poder en 2010 sin conseguir que salga de pérdidas.
El recorte propuesto por la consultora era de 700 personas, pero la Corporación se ha limitado a pactar 225 prejubilaciones ante el temor de sufrir una revuelta laboral en una empresa clave para homogeneizar el mensaje y guiar a la opinión pública catalana hacia la independencia.
Pese a la puesta en marcha de esta medida de ajuste, CCMA tampoco logrará cerrar las cuentas este ejercicio con equilibrio, aseguran a elEconomista fuentes cercanas a la Corporación.
La salida de los primeros trabajadores afectados por el ERE se inicia a partir del 15 de septiembre, momento en el que también se retomarán las negociaciones para establecer un nuevo convenio que debe estar listo antes del 31 de enero de 2014.
De cara a este ejercicio, la Generalitat redujo a 225 millones la aportación para la Corporación, y pese a que los presupuestos de 2012 se han prorrogado parece que la tele pública va a mantener, en principio, esos ingresos, explicaron fuentes de la cadena.
A pesar de las ayudas, la televisión pública catalana se hunde.
Artur Mas.
La Corporación prevé cerrar 2013 en 'rojo' tras reducir el ERE y aplazar el ajuste de sueldo
A pesar de las ayudas, la televisión pública catalana se hunde
Como explican con todo detalle África Semprún y Mireia Corchón en 'El Economista', La austeridad no termina de llegar a las cuentas de la Corporación de Medios Adiovisuales (CCMA) catalana.
A finales de 2012, Mas pagó 64.000 euros a Deloitte para elaborar un plan de viabilidad para la televisión pública catalana (TV3).
Es en ese nuevo marco donde la dirección de la Corporación podrá aplicar otras medidas para seguir incidiendo en el recorte de gastos para intentar minimizar así el déficit de 27 millones de euros con el que preveía cerrar 2013 si no había ningún tipo de ajuste en línea con los acometidos en Sanidad y Educación.
La Corporación Catalana cerró 2012 con un déficit de 7,4 millones de euros tras haber recibido subvenciones públicas por 292,36 millones de euros, lo que ha elevado a 738 millones de euros las pérdidas acumuladas por la pública a diciembre de 2012.
En 2011, el primer año de legislatura de Artur Mas, la empresa audiovisual recibió una subvención de 322 millones (incluidas la de explotación y de capital) y registró unas pérdidas de 9,2 millones.
Unos ingresos que deberán emplear en enjuagar el déficit del año pasado al estar prohibidos los desequilibrios presupuestarios en las empresas públicas.
Problemas en 2012
El ejercicio 2012 fue complicado para la cuentas de la matriz de TV3. La caída de la publicidad del 21 por ciento con respecto a los ingresos previstos (17 millones menos) obligó al Gobierno de Artur Mas a llevar a cabo una serie de medidas para evitar cerrar el año con unos números rojos de 27,8 millones.
A lo largo del año pasado, la tele pública anunció bajadas de sueldo de unos 800.000 euros, el cierre de un canal y redujo la plantilla un 1,83 por ciento hasta los 2.571 empleados.
Pese a los ajustes y los 362 millones de ingresos entre subvenciones y publicidad, TV3 cerró con unas pérdidas de 9 millones y la radio con otras de 5,5 millones. El único negocio que, sin consolidar, tuvo un saldo positivo, fue CCMA, con un superávit de 530.275 euros.
Catalunya Radio es el negocio que peor situación financiera arrastra. La emisora, que ha contratado a Mónica Terribas para dirigir el programa de la mañana por unos 400.000 euros al año entre fijos y variables, tiene un agujero de 11 millones de euros.
El auditor ha llamado la atención sobre los fondos propios negativos de 10 millones y el patrimonio neto negativo de 6,4 millones con los que ha cerrado 2012. Este agujero patrimonial coloca en causa de disolución a la radio pública, pero las cuentas que ha formulado como empresa garantizan la continuidad porque la Generalitat asegura su supervivencia.
A su vez, la filial radiofónica tuvo un contratiempo el ejercicio pasado al no poder vender su sede por 10 millones ante la caída de los precios del sector inmobiliario.
La Corporación quería vender el edificio y quedárselo en alquiler para obtener una fuente de liquidez extra con la que afrontar los gastos y sanear. Ante la falta de compradores registró un desequilibrio presupuestario.
Ajustes de cara a 2014
Aunque en 2013 los ajustes han pasado de puntillas por la Corporación (mantiene la apuesta por el deporte y tiene comprometidos 35,5 millones de euros en derechos hasta 2015), de cara a 2014 se prevén más líneas de ahorro. Entre las medidas a discutir, planea de nuevo, una rebaja salarial para los trabajadores que no se han visto afectados por el ERE.
En la primera propuesta ofrecida por el organismo que preside Brauli Duart, ya se tanteó una rebaja salarial a todos los trabajadores de los medios del 7,5 por ciento, que iba aparejada a 312 despidos.
Al margen de salarios, se sitúan en la cuerda floja las delegaciones nacionales y corresponsalías de la Corporación, en las que gasta al año 6,76 millones.
Las delegaciones catalanas de Girona, Lleida y Tarragona tienen un coste anual de 3,8 millones (1,2, 1,4 y 1,2 millones, respectivamente). Además, la delegación de Valle de Arán cuenta con un presupuesto anual de 137.166 euros; la de Palma, de 169.301; la de Valencia, 208.483; la de Bilbao, 252.980 euros, y la de Madrid, 674.264 euros. Brauli Duart ya ha hecho pública su intención de no renovar el alquiler de algunas de estas delegaciones, como el País Vasco.
La Corporación también ha optado por finalizar los contratos que tenía con productoras externas de las comarcas de Pallars, Terres de l'Ebre o el Pirineo central, con un ahorro de 557.000 euros al año.
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