Ayer España hizo de nuevo historia. Y lo hizo gracias a Vicente del Bosque, que sin darse importancia y haciendo un trabajo callado ha logrado hacer de España un equipo, con un proyecto común con el que ha conquistado Europa y el mundo. El salmantino, hombre sencillo y cabal como castellano viejo que es, tiene un proyecto, sabe dónde va y cómo lograr conseguir los objetivos. Un hombre sensible, que se muestra más cariñoso todavía cuando tiene cerca a su hijo, un niño con síndrome de down, lo que evidencia su parte más humana.Un hombre sensato que sabe limar asperezas para que todos entiendan que lo importante es el conjunto y no las peculiaridades individuales de cada jugador. Un hombre que ha hecho que todos sus entrenados entiendan la importancia de empujar en la misma dirección. Un hombre que lava los trapos sucios en el vestuario, y que cuando llega el momento de celebrar los triunfos da dos pasos hacia atrás para que los focos enchufen a otros, y guardándose para sí la satisfacción del trabajo bien realizado para el disfrute de los demás. Un hombre férreo en sus convicciones y valores, que defiende contra viento y marea sus esquemas, que no permite que nadie se le suba a las barbas y al que sus jugadores temen que se enfade porque saben que eso les dejará en el banquillo o fuera de la selección sin que le tiemble el pulso por ello. Un patriota de verdad que sabe defender la bandera de España con orgullo como mejor se defiende, que es haciéndola grande, con humildad y sentido de responsabilidad y exento de cualquier charlatanería barata. En definitiva, un hombre que no es un bocachanclas y que sabe estar en todo momento. Un señor, de los pies a la cabeza. Todos esos componentes, son los que hoy España necesitaría tener instalados en el timonel que debiéramos tener al frente de España. Un hombre con características como las de Vicente del Bosque, tendría que estar ¡en la Moncloa!
España precisa de un hombre como el que representa Vicente del Bosque para salir de la difícil situación por la que atraviesa y vuelva a ser grande. Necesitamos alguien que, como Vicente del Bosque, tenga amplitud de miras, visión de Estado y de conjunto, y sepa remozar este barco, sacarlo del dique seco y hacerlo navegar con el aire soplando en sus velas. España fue grande cuando las naves castellanas iban gobernadas por capitanes vascos, con tripulantes extremeños, contadores catalanes y hacendosos gallegos, que hicieron que nuestras naves llegaran donde jamás otros había alcanzado. España saldrá de esta cuando seamos capaces de dejar las autonomías de cada cual en un cajón, en aras del bien de todos y de ese proyecto sugestivo de vida en común que se llama España. Y para lograr eso, todos tenemos que estar ilusionados en el proyecto de futuro, y ser conscientes de las dificultades y ardua tarea que tendremos por delante. Para ello, ese nuevo timonel tendrá que hacer como Del Bosque, y no generar falsas expectativas sino trabajar con ahínco y transparencia, diciendo siempre la verdad, para que conociendo los problemas seamos capaces de superarlos con mentalidad de equipo, de bloque, de unidad. Hoy es un gran día para todos, porque todos nos sentimos parte de ese equipo que ha creado Vicente del Bosque y que nos ha traído una alegría entre tantas penas. Ahora, deberíamos aprender de esa victoria mucho más allá que la algarabía del momento y sacar las lecciones importantes que ese grupo de chavales, con el salmantino al frente, nos han enseñado. Juntos podemos salir de esta, y es hora de comenzar a buscar ese Vicente del Bosque que cambie los sistemas de juego y nos haga a todos partícipes no de equipos locales, sino de un auténtico combinado nacional. Para esa labor no nos valen ya los entrenadores chusqueros o los que sólo piensan en la camiseta de su partido cuyo resultado sobre el terreno de juego hemos contemplado ya cual es. Aprendamos la lección. Un Vicente del Bosque ¡a la Moncloa!
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