jueves, 7 de junio de 2012

Esperanza Aguirre propone un gran ERE del parlamentarismo clientelar

Aguirre desautoriza a de Guindos y le demuestra que sí hay mucho qué hacer: recortar diputados

Madrid propone el fin de la bacanal política.



Negro futuro para las decenas de miles de 'aprietabotones' de España,

La Asamblea de Diputados de la Comunidad de Madrid podría quedar reducida a la mitad de señorías, la mitad de sueldos, la mitad de dietas, la mitad de sumisos y prescindibles “aprietabotones” a partir del año del Señor de 2015. Pasaría de los actuales 129 diputados a 65, incorporando las pertinentes correcciones en el Estatuto de la Comunidad.

Estas son las noticias que proporcionan algún consuelo a una sociedad desesperada, desesperanzada, como describía la demoledora encuesta del CIS que salió a la luz pública éste 6 de junio de 2012. ¿Que se le ha ocurrido a Esperanza Aguirre, cuyo nombre de pila describe una de las grandes carencias de los españoles en estos tiempos del cólera económico y la cólera social? Pues que se jodan los antiaguirristas, que tomen buena nota y que cunda el ejemplo en la Carrera de San Jerónimo y por los cuatro puntos cardinales autonómicos del Estado.
El parlamentarismo clientelar, sobredimensionado y concebido como una oficina de colocación para un amplio porcentaje de anodinos y sumisos militantes y becarios de Nuevas Generaciones, Juventudes Socialistas y demás agrupaciones de “cachorros” de los partidos políticos, no sólo es un despilfarro y un paradigma del estímulo al gregarismo. Fundamentalmente se convierte en un insulto y una provocación a la inteligencia humana, en una sociedad en la que uno de cada cuatro seres útiles está en el paro, no encuentra trabajo y ni siquiera lo espera en los próximos años.

3.000 millones de euros al año en “aprietabotones”

259 inútiles senadores, 350 diputados del Congreso abducidos, 54 eurodiputados que van y vienen de Bruselas, 1.206 sumisos parlamentarios autonómicos, 1.O31 diputados provinciales de Diputaciones para el desguace, 74.000 secuaces (entre alcaldes y concejales) distribuidos por la geografía municipal española y 139 representantes en Cabildos y Consejos Insulares, forman parte de la plantilla de la segunda empresa nacional con más personal de España: “Aprietabotones, S.A.”, con cerca de 78 mil trabajadores en nómina. Le cuestan a España, o sea, a los españoles, unos mil millones de euros al año en salarios y otros dos mil millones de euros más de gastos, en amplios y discutibles conceptos de representación ¿Puede soportar esta sangría un país que camina por la frontera del rescate?
Sus señorías suelen alegar, en todos los ámbitos representativos en los que se ganan el cocido, el estatal, el autonómico, el provincial y el local, que no se imaginan los ciudadanos hasta que punto su trabajo es imprescindible. Pero la cruda realidad demuestra el desfase permanente que existe entre la urgencia de los representados para que se resuelvan sus problemas y la premiosidad de sus representantes para dejarlos resueltos, cuando hay suerte, y dejarlos hibernados en el tiempo en la mayoría de los casos.

¡Qué buena pregunta para el CIS!

Esperanza Aguirre, con todos sus defectos, ha vuelto a ser pionera, ha puesto otro dedo en otra llaga y ha abierto otra caja de los truenos ¿Puede prescindir España de la mitad de representantes que ocupan 78 mil asientos, cobran 78 mil dietas, consumen 3 mil millones de euros al año y dejan siempre para mañana, para el año que viene, para la próxima legislatura, para nunca jamás, lo que pueden y deben hacer hoy? Si en el dichoso CIS tienen huevos, que lo pregunten en la próxima encuesta. Pero con claridad, específicamente, y no disimulado en el amplio concepto de “clase política” que ha aparecido de nuevo como el tercer problema que más preocupa a los españoles.

Un nuevo verso suelto de la factoría Gil de Biedma

Una liberal, medio facha para los progres, incomoda para Génova, 13, con luces para los madrileños, con sombras para distintos y distantes españoles y con titulares permanentes para la ávida España mediática, ha sido poseída de nuevo por el espíritu poético de su tío Gil de Biedma, y ha lanzado otro verso suelto al aire contaminado de España: “en la próxima legislatura quedarán la mitad de caraduras”.
Es el principio del fin del overbooking parlamentario. El final de la fiesta o la bacanal permanente en los hemiciclos, el ERE definitivo en la empresa “Aprietabotones, S.A.”, cuyos índices de productividad, de eficiencia, de ratio trabajador/salario, de calificación en los controles de calidad de sus productos, no es que sean deficientes, es que son talmente un escándalo que convierten la célebre canción de Raphael en una profecía.
¡Ojalá cuaje el verso suelto que propone Esperanza Aguirre! España se ahorraría muchos sumisos, muchos pelotas, mucho bulto parlamentario y poca claridad y, sobre todo, unos 1.500 millones de euros al año que, con todos los respetos, tiramos a la basura.

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