jueves, 5 de abril de 2012

Galán pierde a otro accionista de relumbrón: los Sánchez-Ramade se van de Iberdrola

VENDEN SU 1% DE LA ELÉCTRICA AGOBIADOS POR LAS DEUDAS


Los grandes patrimonios nacionales no se salvan de los estragos de la crisis. Uno de los más afectados es el grupo de la familia cordobesa Sánchez-Ramade, otrora una de las más ricas y poderosas de Andalucia. Sin embargo, las ambiciones inmobiliarias y financieras de los hijos llevaron al grupo al concurso de acreedores. Para abonar las deudas, los Sánchez-Ramade se han visto obligados a vender su 1% de Iberdrola.
La compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán dio la bienvenida a la familia cordobesa, el segundo mayor grupo empresarial de Andalucia tras Abengoa, a mediados de 2007, justo en el momento en el que ACS avanzaba en su guerra por tomar el control de la eléctrica. Iberdrola hizo pública su satisfacción por la llegada de uno de los family office con más recursos de España, como habían hecho previamente Nicolás Osuna, presidente de Inmobiliaria Osuna, y Omega Capital, el holding inversor de Alicia Koplowitz.
Estos grandes patrimonios, junto con la participación de las cajas vascas y de Bancaja (Bankia), formaban un escudo protector contra la amenaza de ACS, que por aquellos tiempos tenía ya el 12% de Iberdrola. Sin embargo, los estragos de la crisis han provocado que estos socios de Galán hayan ido desapareciendo del capital de Iberdrola, ahora con un presencia relevante de un fondo soberano de Qatar.
Según indican fuentes financieras, los Sánchez-Ramade se han desecho de su casi 0,85% de Iberdrola, que a precios de mercado vale unos 215 millones de euros. Los inversores andaluces llegaron a comprar el 1,10% de las acciones del grupo con sede en Bilbao, pero las diluciones provocadas por el pago del dividendo en especie –con papeles en lugar de en metálico- provocaron que su paquete se rebajase hasta ese 0,85%
Su participación ya no aparece en el informe de gobierno corporativo de Iberdrola, donde se detalla hasta paquetes de apenas el 0,10% del capital. Lo que parece claro es que los Sánchez-Ramade han tenido que vender con importantes pérdidas. Cuando entraron a formar parte del núcleo pretoriano de Galán pagaron 302,7 millones de euros, por lo que las minusvalías han rondado los 80 millones.
Vicepresidente de Renovables
La relación de esta familia cordobesa con el presidente de Iberdrola fue tal que uno de los hijos, Javier, fue nombrado vicepresidente de su filial de renovables en abril de 2010, de la que ya era consejero desde diciembre de 2007, cuando se hizo la salida a bolsa de infausto recuerdo para los accionistas particulares e institucionales.
Javier Sánchez-Ramade era a su vez presidente de Urende, la cadena de electrodomésticos propiedad de la familia. Este empresa de distribución entró en concurso de acreedores a mediados de 2011 con una deuda de unos 200 millones. Ha sido hasta la fecha el último eslabón de la demolición de un grupo que facturaba cerca de 1.400 millones. El primero y definitivo fue la suspensión de pagos de su inmobiliaria Noriega, con un pasivo impagado de unos 800 millones, anunciado en noviembre de 2010.
Curiosamente, los principales bancos afectados por la caída de Sánchez Ramade fueron BBVA, antiguo accionista de Iberdrola, y Bankia, todavía en el capital de la eléctrica –tiene el 5,3%- por la herencia de Bancaja. Banesto, Sabadell, Unicaja, CajaSur, Popular, Cajasol y Santander también estaban entre el grupo de entidades pilladas, un grupo de afectados en el que había más de 1.300 proveedores.
Para solventar sus problemas, Sánchez Ramade intentó vender su filial de cines, Cinesur, una compañía que le podría haber supuesto una entrada en caja de entre 40 y 60 millones de euros. La española llegó a un acuerdo con la británica Cineword para traspasarle los 17 centros de distribución de Cinesur, con 170 salas de proyección. Sin embargo, en septiembre del pasado año, el grupo anglosajón dio marcha atrás. Antes había conseguido deshacerse de su filial informática Diasa.

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