El PP paga muy caro dejar TVE en manos de Rubalcaba.
El resultado del 25-M es frustrante desde el punto de vista democrático. Una región sociológicamente de izquierda ha querido castigar a los socialistas, después de 30 años de caciquismo, abusos y corruptelas, pero en lugar de darle la victoria al PP, se la da a Izquierda Unida. De esa forma, se perpetúa una situación indeseable que sólo contribuirá a hundir aún más a la comunidad autónoma que Chaves y Griñán han dejado para los restos. El PSOE ha bajado y el PP ha subido, pero no ha sido suficiente, de suerte que la pequeña victoria de Javier Arenas ha resultado ser pírrica, según el editorial de La Gaceta -Una victoria que no sirve-.
¿Por qué? En buena medida porque el partido del Gobierno ha venido precedido por el miedo a las impopulares medidas económicas, miedo que el PSOE ha sabido explotar –como si ellos mismos no hubieran infligido el más severo de los recortes sociales: el paro–. Eso explica que el voto simpatizante de los socialistas, hastiado de los abusos de los últimos presidentes de la Junta, se haya desplazado en parte a IU, que ha experimentado un notable ascenso, y que puede permitir ahora que un personaje como Griñán siga en el Palacio de San Telmo.
También explica el fracaso del PP el hecho de que TVE siga en manos del PSOE, al no haberse producido la necesaria renovación de su Consejo y del responsable de informativos.
Otro error de comunicación del PP que le ha costado muy caro en su frustrada aventura en Andalucía. Y desde luego quien no ha dado la talla ha sido el propio Arenas con una estrategia excesivamente conservadora, poco arriesgada y contundente, carente de nervio. Si después de los escándalos de corrupción no ha conseguido la mayoría absoluta, debería retirarse; si después de cuatro intentos no ha logrado conquistar la Junta, quizá tendría que dejarlo.
La que sale perdiendo en este 25-M es la democracia. Si, gracias al apoyo de IU, el PSOE se mantiene en el poder, quienes han permitido el EREgate o el caso Invercaria pueden creerse que el aval de las urnas les legitima y lava su imagen. Pero tal percepción es errónea. En primer lugar, porque los dos últimos presidentes de la Junta y varios ex consejeros han estado bajo la lupa de la Justicia y queda pendiente de esclarecer las supuestas responsabilidades penales de los gobernantes socialistas.
Y en segundo lugar, porque no hay que olvidar que el PSOE ha perdido. Los affaires de corrupción de los últimos cuatro años –los de la última etapa de Chaves, los casos Matsa y Mercasevilla y los de Griñán, los ERE fraudulentos e Invercaria– han provocado un hartazgo mayúsculo en los andaluces.
El expolio practicado por la Junta desviando el dinero de los parados a pagar jubilaciones de lujo a amiguetes del partido, o la burla que suponía esa casta de nuevos señoritos (los 8.000 liberados sindicales con un coste de 345 millones de euros) causa tal indignación que ha motivado la derrota del PSOE. Pero desgraciadamente seguirá en el poder gracias al apoyo de IU.
La Gaceta
El candidato del PP apostó por una táctica muy conservadora.
¿Por qué? En buena medida porque el partido del Gobierno ha venido precedido por el miedo a las impopulares medidas económicas, miedo que el PSOE ha sabido explotar –como si ellos mismos no hubieran infligido el más severo de los recortes sociales: el paro–. Eso explica que el voto simpatizante de los socialistas, hastiado de los abusos de los últimos presidentes de la Junta, se haya desplazado en parte a IU, que ha experimentado un notable ascenso, y que puede permitir ahora que un personaje como Griñán siga en el Palacio de San Telmo.
También explica el fracaso del PP el hecho de que TVE siga en manos del PSOE, al no haberse producido la necesaria renovación de su Consejo y del responsable de informativos.
Otro error de comunicación del PP que le ha costado muy caro en su frustrada aventura en Andalucía. Y desde luego quien no ha dado la talla ha sido el propio Arenas con una estrategia excesivamente conservadora, poco arriesgada y contundente, carente de nervio. Si después de los escándalos de corrupción no ha conseguido la mayoría absoluta, debería retirarse; si después de cuatro intentos no ha logrado conquistar la Junta, quizá tendría que dejarlo.
La que sale perdiendo en este 25-M es la democracia. Si, gracias al apoyo de IU, el PSOE se mantiene en el poder, quienes han permitido el EREgate o el caso Invercaria pueden creerse que el aval de las urnas les legitima y lava su imagen. Pero tal percepción es errónea. En primer lugar, porque los dos últimos presidentes de la Junta y varios ex consejeros han estado bajo la lupa de la Justicia y queda pendiente de esclarecer las supuestas responsabilidades penales de los gobernantes socialistas.
Y en segundo lugar, porque no hay que olvidar que el PSOE ha perdido. Los affaires de corrupción de los últimos cuatro años –los de la última etapa de Chaves, los casos Matsa y Mercasevilla y los de Griñán, los ERE fraudulentos e Invercaria– han provocado un hartazgo mayúsculo en los andaluces.
El expolio practicado por la Junta desviando el dinero de los parados a pagar jubilaciones de lujo a amiguetes del partido, o la burla que suponía esa casta de nuevos señoritos (los 8.000 liberados sindicales con un coste de 345 millones de euros) causa tal indignación que ha motivado la derrota del PSOE. Pero desgraciadamente seguirá en el poder gracias al apoyo de IU.
La Gaceta
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