Quién le ha visto y quién le ve. El todavía secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, dejó en la noche del pasado domingo esta frase lapidaria: «En este momento, lo más importante para el PSOE debe ser la cuarta de la letras que forman su sigla, la E de España». Y es que, resulta curioso que el hombre que autorizó pactar con los independentistas catalanes durante ocho años y que abriera la caja de Pandora del Estatut, sembrando tensiones entre las comunidades, dijera esto tras la última cena, la de la Ejecutiva saliente de Ferraz.
Así lo relataron varios de los asistentes al emotivo encuentro, que no estuvo exento de polémica, ya que, como informó Onda Cero, Carmen Chacón y Alfredo Pérez Rubalcaba se evitaron en todo momento. Y es que la catalana utilizó ayer a otro de sus escuderos, José Borrell, que cargó con saña contra el exministro del Interior, por considerar que estaba atacando a su rival a través de ciertas insidias. En Onda Cero, el que fuera secretario general de la nave socialista, quiso dejar muy claro que «Chacón no tiene detrás a Zapatero, como se empeñan en ir diciendo por ahí», al tiempo que lamentó que no hubiera debate.
Mucho más feliz se le vio al exjefe del Ejecutivo horas antes, contento y relajado, apuntaron algunos comensales, que añadieron que estuvo agradable, afectuoso y emotivo en su discurso, que duró apenas 10 minutos.
En su breve intervención, destacó la trayectoria histórica del PSOE, así como que sus congresos sucesivos siempre ha buscado el apoyo de la sociedad y ha salido reforzado en su organización por interés de España.
Según la periodista Pilar Cernuda, la obsesión del político nacido en Valladolid es la nota que pongan a su gestión desde el último encuentro. Más incluso que el resultado de la contienda por conquistar el cetro de Ferraz, sobre la que ha subrayado, por activa y por pasiva, que se mantiene absolutamente neutral. Eso no quita para que se reúna en otro ágape con la niña de Felipe -que parece que éste le salió rana el pasado sábado al apoyar a su encarnizado enemigo- y su marido, Miguel Barroso, al que las lenguas más viperinas de Ferraz le sitúan, junto a Javier de la Paz -otro de los apoyos de la catalana- en el grupo PSOE SA, que ha estado de una forma constante asesorando al antiguo inquilino de La Moncloa, incluso por encima de sus ministros y de su núcleo duro.
Pero a pesar de la felicidad de Zapatero, al menos ése fue el sentimiento que le embargaba hace 48 horas, según confesó, también ha tenido serios quebraderos de cabeza durante meses en su León natal, y es que, según fuentes cercanas a éste, ha tenido que apagar un voraz incendio que amenazaba con quemar al actual número uno de los socialistas castellanoleoneses, Óscar López, que, curiosamente, fue uno de los puntales de Rubalcaba en su campaña electoral. «Los ha puesto en su sitio y les ha dicho que ni se les ocurra montar un follón en Sevilla. Pero esto es solo una tregua», comentó esta garganta profunda.
Por otra parte, en los últimos días se ha declarado cierta polémica con la posibilidad de que el perdedor en la cita sevillana se una al equipo del rival. En ese sentido, Rubalcaba se mostró rotundo en TVE: «Todo responde a una estrategia electoral». Y es que, de este modo, Chacón pretende pescar en su caladero de votos.
Así lo relataron varios de los asistentes al emotivo encuentro, que no estuvo exento de polémica, ya que, como informó Onda Cero, Carmen Chacón y Alfredo Pérez Rubalcaba se evitaron en todo momento. Y es que la catalana utilizó ayer a otro de sus escuderos, José Borrell, que cargó con saña contra el exministro del Interior, por considerar que estaba atacando a su rival a través de ciertas insidias. En Onda Cero, el que fuera secretario general de la nave socialista, quiso dejar muy claro que «Chacón no tiene detrás a Zapatero, como se empeñan en ir diciendo por ahí», al tiempo que lamentó que no hubiera debate.
Mucho más feliz se le vio al exjefe del Ejecutivo horas antes, contento y relajado, apuntaron algunos comensales, que añadieron que estuvo agradable, afectuoso y emotivo en su discurso, que duró apenas 10 minutos.
En su breve intervención, destacó la trayectoria histórica del PSOE, así como que sus congresos sucesivos siempre ha buscado el apoyo de la sociedad y ha salido reforzado en su organización por interés de España.
Según la periodista Pilar Cernuda, la obsesión del político nacido en Valladolid es la nota que pongan a su gestión desde el último encuentro. Más incluso que el resultado de la contienda por conquistar el cetro de Ferraz, sobre la que ha subrayado, por activa y por pasiva, que se mantiene absolutamente neutral. Eso no quita para que se reúna en otro ágape con la niña de Felipe -que parece que éste le salió rana el pasado sábado al apoyar a su encarnizado enemigo- y su marido, Miguel Barroso, al que las lenguas más viperinas de Ferraz le sitúan, junto a Javier de la Paz -otro de los apoyos de la catalana- en el grupo PSOE SA, que ha estado de una forma constante asesorando al antiguo inquilino de La Moncloa, incluso por encima de sus ministros y de su núcleo duro.
Pero a pesar de la felicidad de Zapatero, al menos ése fue el sentimiento que le embargaba hace 48 horas, según confesó, también ha tenido serios quebraderos de cabeza durante meses en su León natal, y es que, según fuentes cercanas a éste, ha tenido que apagar un voraz incendio que amenazaba con quemar al actual número uno de los socialistas castellanoleoneses, Óscar López, que, curiosamente, fue uno de los puntales de Rubalcaba en su campaña electoral. «Los ha puesto en su sitio y les ha dicho que ni se les ocurra montar un follón en Sevilla. Pero esto es solo una tregua», comentó esta garganta profunda.
Por otra parte, en los últimos días se ha declarado cierta polémica con la posibilidad de que el perdedor en la cita sevillana se una al equipo del rival. En ese sentido, Rubalcaba se mostró rotundo en TVE: «Todo responde a una estrategia electoral». Y es que, de este modo, Chacón pretende pescar en su caladero de votos.
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