Ahmadinedad, Chávez y Felipe de Borbón: ésos fueron los personajes más famosos que ayer avalaron con su presencia la investidura ilegal de Daniel Ortega como presidente de Nicaragua.
La Constitución de Nicaragua no permite que un presidente en el cargo opte a la reelección, y eso es precisamente lo que ha hecho Ortega, valiéndose de su dominio sobre todos los poderes del Estado (lo típico del socialismo). Las elecciones que han servido para disfrazar esta violación de la legalidad en Nicaragua estuvieron salpicadas, para colmo, de diversas irregularidades denunciadas por observadores internacionales.
A pesar de ello, el nuevo gobierno de España se ha alineado una vez más con los peores regímenes de Hispanoamérica, siguiendo así la línea trazada por el gobierno de Zapatero. En la investidura ilegal de Ortega, celebrada ayer, estuvo el Secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Jesús Gracia, que acompañó al Príncipe de Asturias en su viaje. La presencia de Felipe de Borbón ha provocado el escándalo entre la prensa nicaragüense: hace unos días el diario La Prensa pedía al Príncipe que “no avale continuidad ilegal de Ortega”, y daba noticia de la concentración a la que acudieron ciudadanos nicaragüenses ante la Embajada de España en Managua. Allí se vieron pancartas que lucían, entre otros lemas, uno muy revelador de lo ocurrido ayer: “Príncipe no legitime una dictadura”. Los ciudadanos entregaron una carta en la Embajada en la que apuntaban lo siguiente: “La asistencia del Príncipe de Asturias a un acto de imposición dictatorial será entendida como un aval del Estdo español al fraude y sus resultados”.
Lamentablemente, parece que poco ha cambiado con el nuevo gobierno: una vez más España vuelve a compartir foto con algunos de los peores déspotas del mundo para avalar, además, a otro déspota en la prolongación ilegal de su mandato. El prometido “cambio” que vendió el PP en las elecciones no llega a la diplomacia española como tampoco llega a la política fiscal, a lo que hay que añadir la continuidad en el gobierno del lobby abortista que respaldó las burradas anticientíficas del gobierno socialista y de la subdirectora de víctimas nombrada por Zapatero. ¿Cambio esto? Más bien es un simple recambio.
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