“Hoy, nuestros hijos desconocen su idioma, porque en nuestras escuelas sólo se enseña el castellano. Esto constituye un crimen: lo primero es la infracción cometida con nuestros derechos como ciudadanos. Se nos arrebata el derecho a conocer nuestro idioma, se nos niega el derecho a aprender con él (…). Pero hay aún un segundo crimen, que resulta peor por inhumano: se tortura a nuestros niños durante los primeros años de escuela aprendiendo en una lengua que no es la materna.”
Lo que podéis leer sobre estas líneas lo escribió el nacionalista catalán Josep Benet i Morell en su libro “Combat per Catalunya autónoma” (1977). Nacido en 1920, Benet fue militante del grupo nacionalista ilegal Front Universitari de Catalunya (fundado en la clandestinidad del franquismo en 1947), y más tarde formó parte de Unió Democràtica de Catalunya (UDC, hoy integrada en CiU). Fue senador entre 1977 y 1982, primero con Entesa dels Catalans (una coalición del PSOE con los comunistas del PSUC y los independentistas de ERC y el Estat Català), y después con Per l’Entesa (coalición del PSUC con los maoístas del PTE). En el año 2000, el también nacionalista Jordi Pujol, entonces presidente de la Generalidad de Cataluña, le otorgó la Medalla de Oro de Cataluña (momento que recoge la foto que podéis ver sobre estas líneas). Benet falleció el 25 de marzo de 2008. Un año después, el dirigente de CiU Josep Antoni Duran i Lleida le dedicaba un artículo reivindicando su figura.
Obsérvese la paradoja: cuando el catalán era excluido de las encuelas en el franquismo, esa inmersión en español de los niños catalanohablantes era un “crimen” y una forma de “tortura”. El nacionalismo invocaba entonces el derecho a estudiar en la lengua materna como parte de los derechos de los ciudadanos. Benet incluso apelaba a la Unesco para recordar: “Es axiomático que el mejor medio para enseñar a un niño es la lengua materna”. Hoy han cambiado las tornas: el sitio de los franquistas lo ocupa ahora el nacionalismo catalán. Las mismas imposiciones antidemocráticas que perpetraba el régimen anterior en materia lingüística contra los niños catalanohablantes, las perpetra hoy el nacionalismo contra los niños hispanohablantes. Ahora el nacionalismo catalán ya no apela a los derechos lingüísticos ni al aprendizaje en lengua materna, porque ahora el “crimen” y la “tortura” de la imposición lingüística los comete ese nacionalismo. Para más inri, en la actualidad la opresión lingüística cuenta con un aliado que no tenían los franquistas cuando la ponían en práctica: los socialistas -que tanto presumen de antifranquistas una vez muerto Franco- apoyan hoy esa imposición nacionalista calcada de la que perpetró el franquismo.
Lo que podéis leer sobre estas líneas lo escribió el nacionalista catalán Josep Benet i Morell en su libro “Combat per Catalunya autónoma” (1977). Nacido en 1920, Benet fue militante del grupo nacionalista ilegal Front Universitari de Catalunya (fundado en la clandestinidad del franquismo en 1947), y más tarde formó parte de Unió Democràtica de Catalunya (UDC, hoy integrada en CiU). Fue senador entre 1977 y 1982, primero con Entesa dels Catalans (una coalición del PSOE con los comunistas del PSUC y los independentistas de ERC y el Estat Català), y después con Per l’Entesa (coalición del PSUC con los maoístas del PTE). En el año 2000, el también nacionalista Jordi Pujol, entonces presidente de la Generalidad de Cataluña, le otorgó la Medalla de Oro de Cataluña (momento que recoge la foto que podéis ver sobre estas líneas). Benet falleció el 25 de marzo de 2008. Un año después, el dirigente de CiU Josep Antoni Duran i Lleida le dedicaba un artículo reivindicando su figura.
Obsérvese la paradoja: cuando el catalán era excluido de las encuelas en el franquismo, esa inmersión en español de los niños catalanohablantes era un “crimen” y una forma de “tortura”. El nacionalismo invocaba entonces el derecho a estudiar en la lengua materna como parte de los derechos de los ciudadanos. Benet incluso apelaba a la Unesco para recordar: “Es axiomático que el mejor medio para enseñar a un niño es la lengua materna”. Hoy han cambiado las tornas: el sitio de los franquistas lo ocupa ahora el nacionalismo catalán. Las mismas imposiciones antidemocráticas que perpetraba el régimen anterior en materia lingüística contra los niños catalanohablantes, las perpetra hoy el nacionalismo contra los niños hispanohablantes. Ahora el nacionalismo catalán ya no apela a los derechos lingüísticos ni al aprendizaje en lengua materna, porque ahora el “crimen” y la “tortura” de la imposición lingüística los comete ese nacionalismo. Para más inri, en la actualidad la opresión lingüística cuenta con un aliado que no tenían los franquistas cuando la ponían en práctica: los socialistas -que tanto presumen de antifranquistas una vez muerto Franco- apoyan hoy esa imposición nacionalista calcada de la que perpetró el franquismo.
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