Carlos Carnicero. Cadena SER
Por cumplir mi compromiso de transparencia, citaré brevemente lo ocurrido.Desde hace aproximadamente tres semanas, tenía una cita con el nuevodirector de informativos de la Cadena Ser , Antonio Hernández Rodicio.La cita se aplazó del 7 al 18 de Julio por mi retraso en llegar aMadrid desde una estadía relativamente prolongada en Argentina. Secelebró en una cafetería de la Gran Vía de MadridLe pregunté por su familia, porque se está trasladando a Madrid. Él yyo no nos conocíamos. Fue al grano. Me dijo que lamentaba que nosconociéramos en esas circunstancias. Me dijo que la Cadena Ser , en lapróxima temporada, no iba a contar conmigo. Le pregunté tranquilamenteel motivo. Me dijo que iban a hacer una renovación de contertulios.¿Después de 17 años, me echáis porque vais a hacer una renovación?Le pregunté directamente si mi despido tenía que ver con la campañaelectoral de Rubalcaba, a quien tanto quiere y tanto apoya el GrupoPRISA. “¿Cómo puedes pensar eso?”, me dijo.Le dije a Antonio Hernández Rodicio que si no me iba a decir laverdad, no teníamos nada más que hablar. Lo que tuvieran que decir, lodirían mis abogados.Y así terminó la reunión sobre mi despido. Me dio tiempo a dar unsorbo de mi botella de agua mineral con gas. Eran las doce cuarenta ycinco del mediodía y hacía mucho calor en la calle.Dos horas después almorzaba en la Gran Pulpería , en el centro dePozuelo, con un buen amigo al que hacía mucho tiempo que no veía. Sonóel teléfono y era el móvil personal de Alfredo Pérez Rubalcaba.El candidato socialista me informó que le había llamado el director deinformativos de la SER para comunicarle la versión que yo le habíaverbalizado sobre mi despido. El candidato me dijo que él no habíatenido nada que ver con mi salida de la SER. Y que bastantes problemastenía ya. Me dio sus condolencias y me dijo que sabía que podía contarcon él.Le mostré mi extrañeza porque el director de informativos de la CadenaSer le llamara para informarle de los detalles de una conversación quehabía tenido conmigo para despedirmeNada más.Ayer me tocaba tertulia en la SER por la noche. Llamé a la emisorapara preguntar si había alguna alteración sobre los planes. MarçalSerrats, el productor me confirmó mi presencia en el programa.Una hora más tarde, la misma persona me llamó para decirme que por finno tenía que ir a la radio ayer.Llamé a Antonio Hernández Rodicio. Le dije directamente que no podíaentender su dependencia de Rubalcaba y su falta de profesionalidadpara informar al candidato del PSOE y ex vicepresidente del Gobiernode los detalles de mi despido y de mis referencias hacia la persona deRubalcaba.No supo que decir. Balbuceó unas frases, me dijo que no le habíapermitido expresarse y me confirmó que ya nunca más iría a ningúnprograma de la SER: ni a la Ventana ni a Hora 25.Por la noche me llamó otra vez Rubalcaba para pedirme que no hicierapública la llamada que me había hecho a las tres y media de la tarde, puespodia tener serios problemas. Tambien me dijo, que no volviera a nom-brarlo para nada en lo sucesivo, pues tengo metodos y modos para que nosalgas mas en la SER e incluso para hacerte desaparecer. Me colgó.He decidido que no me voy a callar nada. Me imagino que tanto AlfredoPérez Rubalcaba como Antonio Hernández Rodicio saben cómo quedanretratados en este relato. No puedo hacer nada mas que relatar lo que haocurrido, espero no desaparecer por contarlo, pero creo que tengo quecontarlo, que todo el mundo sepa como estamos, como en Cuba o Vene-zuela.No tengo nada más que contar. Esa es la forma y el fondo en que laCadena Ser me ha despedido después de 17 años continuos en antena.Carlos Carnicero
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