Ayer Rubalcaba anunció que cambiará la ley para impedir que el TC pueda invalidar otros Estatutos ya sometidos a referéndum. Eso implicaría negar a dicho Tribunal la posibilidad de ejercer las funciones para las que fue creado, blindando todo Estatuto por muy contrario que fuese a la Carta Magna: una aberración jurídica en toda regla.
La propuesta de Rubalcaba no sólo es una grave irresponsabilidad y un tiro de gracia contra nuestro marco de convivencia. Además, el anuncio de Rubalcaba retrata su deseo de que se puedan hacer reformas radicalmente antidemocráticas sin que el TC pueda removerlas. Alguno, a estas alturas, aún se preguntará cómo puede ser antidemocrático el resultado de unos comicios, olvidando quizás experiencias históricas como la llegada al poder de los nazis en Alemania por medio de unas elecciones en 1933, o el más reciente caso de la segregación racial en un país como Estados Unidos, medida respaldada en las urnas por los votantes de políticos racistas como George Wallace, dirigente del Partido Demócrata y Gobernador de Alabama, que en 1963 trató de impedir el acceso de estudiantes negros al Auditorio Foster de la Universidad de Alabama cuando la Corte Suprema de los Estados Unidos le obligó a suprimir esas políticas racistas. Si se aprueba lo que propone Rubalcaba, podríamos ver en España agresiones a los derechos fundamentales como las que apoyaba Wallace en Alabama: bastaría que estuviesen respaldadas por un referéndum para que el TC tuviera que cruzarse de brazos. En fin, señores votantes socialistas: piénseselo bien antes de apoyar con su voto a ese majadero, porque lo que propone Rubalcaba implica que el voto al PSOE el próximo 20 de noviembre se convierta en una forma de suicidio político para cualquier demócrata.
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