jueves, 8 de septiembre de 2011

La Virgen de la Fuensanta, Copatrona de Córdoba

Celebramos hoy la festividad de la Virgen de la Fuensanta, Copatrona de Córdoba.
La mayoría de los cordobeses hemos visitado alguna vez su Santuario y hemos rezado ante su imagen y casi todos hemos asistido en alguna ocasión a su "Velá" dónde, la tradicional campanita de barro y las distintas atracciones entretienen a los más pequeños, y los mayores pasamos unas horas de diversión junto a la familia o amigos, pero quizás el conocimiento del origen histórico-religioso de esta advocación y su consiguiente festividad no se haye tan extendido entre los cordobeses.

Por ello, en estos tiempos en los que se suele ignorar y desvirtuar el orígen y carácter religioso de muchas fiestas y se resaltan más la celebraciónes civiles que las religiosas, queremos recoger en nuestra web los hechos que dieron origen a esta fiesta del día de la Fuensanta que hoy celebramos.

Cuenta la tradición que, allá por 1420, Gonzalo García, un cardador afincado en la zona extramuros de la ciudad dónde se concentraba la actividad pañera de la ciudad, rumiaba la pena de su raquítico sueldo, añadiéndole a su apesadumbrado pensamiento la desventura de tener una esposa tullida y una hija tenida por loca. Hombre creyente y confiado únicamente en la divina providencia, preso de una total tribulación, salió de su casa hacia el campo por la Puerta del Sol a fin de ahogar sus penas e inmerso en sus propias cavilaciones llenas de negros presagios.

Cuando andaba embebido en esta tesitura, vió aparecer dos doncellas precedidas de un mancebo. Una de ellas le dijo que fuese a por un jarro y lo llenase del agua de una fuente que manaba junto a un cabrahigo (higuera silvestre) ubicado allí cerca y se la diese a beber a su mujer e hija. Mostrándose un tanto dubitativo ante lo visto y oído, le fue confirmado por el doncel acompañante, asegurándole ser los mártires de Córdoba, Acisclo y Victoria, junto con la Madre de Dios, que era quien le había dirigido la palabra.

Emocionado profundamente, se dirigió hacia la puerta de Baeza, en donde encontró un alfarero que allí vendía su mercancía. Adquiriendo un jarro y llenándolo en la fuente señalada, lo dio a beber a su esposa e hija. Al momento, se obró la maravilla de la curación.

Divulgado el prodigio por toda la ciudad, fueron incontables las personas que audieron al lugar para tomar el milagroso líquido, creciendo su benéfica fama día a día.

Dos años después, un ermitaño que hacía vida solitaria en la sierra, encontrándose enfermo de hidropesía y habiendo llegado a sus oídos la fama prodigiosa del agua de aquella fuente, la bebió
, quedando libre de su mal. Vuelto a su ermita, meditaba continuamente sobre el porqué ocurrían las curaciones, suplicándo al Señor se lo revelase.

Según nos cuenta Juan de Rivas, cuando el anacoreta se hallaba, el 8 de septiembre, en plena meditación, oyó una voz que decía:"Sepas que aquella higuera está alli desde que se perdió España: tiene una imagen de la Virgen María de media vara de alto, que un devoto cristiano encerró dentro por un cóncavo que tenía, el cual cerró la naturaleza, y la ha tenido, y tiene en guarda. Por lo cual obran Dios y la Virgen sus maravillas con este agua, que mana de entre sus raíces, y te lo he dicho y revelado, para que vayas al prelado, y des cuenta de lo que te digo"

De esta revelación dio cuenta de inmediato al prelado, que entonces era Sancho de Rojas. Este envió gente de confianza que cortaron y deshicieron la higuera, encontrando la imagen en el interior del tronco, ante la presencia de una gran muchedumbre. La talla encontrada fue conducida en procesión al Sagrario de la Catedral, donde quedó depositada y expuesta hasta que fue edificado en el sitio del hallazgo el primer humilladero, costeado por el citado obispo.

Acrecentándose cada vez más la devoción hacia el milagroso lugar, el cabildo catedralicio mandó recoger el agua de la fuente, labrando al efecto un pozo, conocido desde entonces por el pocito y que es el que en la actualidad se encuentra frente a la fachada del Santuario.

Desde entonces hasta ahora no ha cesado el culto de los cordobeses a María en este su Santuario. Culto que llevó a que el 2 de octubre de 1994 fuese coronada canónicamente por el nuncio de Su Santidad en un solemnísimo acto celebrado en la Av.del Gran Capitán ante miles de cordobeses.

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