jueves, 15 de septiembre de 2011

¿La senadora Candini acabará pidiendo que se destierre a los hispanohablantes?

Anteayer la senadora Montserrat Candini, de CiU, lanzó una sarta de insultos y difamaciones contra los padres que quieren ejercer su derecho a que sus hijos puedan estudiar en español en una parte de España como es Cataluña. Esta sujeta, a la que todos los españoles le pagamos el sueldo, no tiene el menor reparo en equiparar a quienes piden algo tan normal con los radicales islámicos o con los franquistas, les acusa de querer “aniquilar la lengua” (catalana, se entiende) y además les tacha de “búnker de chabola”. Pero lo peor de los vómitos verbales de la Candini no son sus insultos, sino las ideas que cuela entre ellos.

En el tercer párrafo de esa vomitiva entrada de su blog, Candini dice lo siguiente (traduzco):
“Todos los expertos lingüísticos del mundo afirman que sin la inmersión nuestra lengua habría retrocedio de manera casi definitiva.”
Y en el quinto párrafo, suelta el siguiente desbarre:
El problema no es que sus hijos tengan que aprender en catalán. El problema es la existencia del catalán, de nuestra lengua. Después de 30 años de democracia, no entienden, sinceramente, que nuestra lengua no haya desaparecido.”
Candini no se conforma con las actuales políticas de imposición
En su soflama, y tras afirmar que hay seis canales de televisión y dos diarios cuyos contenidos están exclusivamente en el idioma que ella habla, Candini se lamenta de que “nosotros no podemos vivir de manera exclusiva en catalán” porque, según ella, son más los diarios y televisiones en castellano. Es decir, que a esta señora no le basta con que su gobierno multe a los comerciantes que rotulan sus negocios en español. Tampoco le basta con que su partido haya impuesto el catalán como lengua única en la enseñanza, desobedeciendo sucesivas sentencias judiciales. Ni siquiera le llega con que la toponimia oficial de todas las poblaciones en Cataluña sólo admita las formas en catalán, ni se conforma con que las administraciones de esa comunidad usen exclusivamente el catalán para todo. Así pues, ¿debemos entender que esta senadora invoca un inexistente derecho a no escuchar ni una palabra de español en Cataluña? Eso parece. Leyendo las soflamas ultranacionalistas de esta mujer da la sensación de que para conseguir su intolerante aspiración, Candini está dispuesta a pasar sobre los derechos ajenos como una apisonadora.
¿Hasta dónde llegará el nacionalismo para alcanzar sus propósitos?
La pregunta que procede hacer, a la vista de la vorágine liberticida de esta senadora, es ¿cuántas libertades y derechos ajenos han de consumirse en la pira del nacionalismo para que fanáticos como Montserrat Candini se den por satisfechos? Imaginemos que los sectores más ultras del nacionalismo catalán, entre los que figura dicha senadora, consiguen sus más descabellados propósitos y alcanzan la independencia de Cataluña. ¿Qué pasaría en ese “país” con los hispanohablantes? Si ya en el actual marco constitucional son maltratados por un nacionalismo que no duda en saltarse la legalidad para violar las libertades individuales de quienes no se ajustan a sus cánones ideológicos, ¿qué podría llegar a ocurrir si esos fanáticos se hacen con el poder absoluto en Cataluña? Las familias hispanohablantes que no se fuesen al exilio por propia voluntad, ¿serían desterradas? ¿Se obligaría a los que no hablasen catalán a llevar una mordaza por la calle para que fanáticos como Candini no tuviesen que oír hablar un idioma que les provoca náuseas? ¿Quizá se esterilizaría a los últimos resistentes para que no trajesen al mundo hijos que pudiesen heredar el idioma de Cervantes? A alguien todo esto le parecerá exagerado, pero ¿no es exagerado y brutal que a unos padres les nieguen ya el derecho a escolarizar a sus hijos en español en Cataluña? ¿No es exagerado que te multen por rotular tu tienda en español en una parte de España? ¿No es exagerado que por pedir algo tan sencillo como que tus hijos puedan estudiar en su lengua materna, te comparen con los franquistas y con los islamistas e incluso den por hecho que vives en una chabola?
Candini equiparó a los médicos objetores con los que obligan a abortar
Para que nos hagamos una idea de lo que ya se sienten capaces de justificar fanáticos como la Candini, basta con repasar su posición ante el debate del aborto. El año pasado y tras elogiar la Ley Aído, facilitó su aprobación en el Senado con su abstención. Muestra de lo complacida que se sintió con la aprobación de esa ley aberrante, que suprime de facto el derecho a vivir de todo ser humano en sus primeras 14 semanas de vida, en septiembre de 2010 escribió en su blog un artículo negando el derecho a la objeción de conciencia de los médicos frente al aborto. Candini tuvo el tremendo cuajo de equiparar la posición de esos médicos -que se niegan a colaborar con un acto contrario a la ética médica como es matar- con la hipotética actitud de un médico que obligase a abortar a una menor. Con ello Candini equiparaba el negarse a matar a un inocente y el obligar a matarlo. Esa salvajada argumental ya dice mucho de hasta donde son capaces de llegar fanáticos como la que nos ocupa.

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