Cristina Garmendia.
Si el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba monta un circo, no habría la menor duda de que le crecerían los enanos. A la larga lista de deserciones de miembros socialistas de cara a las elecciones de 20 de noviembre de 2011 (José Bono, José Luis Rodríguez Zapatero, Manuel Chaves, Elena Salgado, Alfonso Guerra, Miguel Sebastián, Carmen Calvo, Antonio Gutiérrez, entre otros) ahora también se suma la ministra de Ciencia e Innovación, Carmen Garmendia, que ya ha expresado su firme deseo de retornar al sector privado. Otra baja más para la confección de unas planchas que le deben estar dando más de un quebradero de cabeza a la responsable de la campaña, la sinpar Elena Valenciano.
Cuatro años en política han sido más que suficientes para Cristina Garmendia. A sus 49 años, la ministra de Ciencia e Innovación pondrá, tras las elecciones del 20 de noviembre, un punto y aparte a su aventura pública para volver a la empresa privada.
Y es que Garmendia, una chica bien de la burguesía empresarial donostiarra, no ha logrado encontrar su sitio en la política. Licenciada en Biología, empresaria de éxito, sin perfil ideológico (no tiene carné del PSOE y ha reconocido haber sido votante del PNV) y demasiado discreta, quizás, para la responsabilidad de su cargo, la vuelta a su empresa supondrá un alivio para ella. Su trayectoria profesional tras su paso por el CSIC y, después, en el sector privado podría calificarse de brillante. Lo avala, entre otras cosas, su elevado patrimonio, siendo la ministra más rica del actual Ejecutivo, con un patrimonio declarado de 4.978.217 euros, según publicó el BOE en 2010, procedente en buena parte de su herencia familiar.
Los motivos de su hartazgo se deben a los ajustes presupuestarios y a choques con otros compañeros del gabinete ministerial:
En una legislatura en la que se exigía más austeridad que nunca en la Administración, muchos vieron en el ministerio de Garmendia un capricho muy caro en tiempos de crisis y en varias ocasiones la oposición ha reclamado su supresión. Para más inri, tras la llegada de Ángel Gabilondo al Gobierno, las competencias de Universidades -grueso del Ministerio de Ciencia- fueron transferidas a Educación.
Tal era el desencanto de Garmendia que, antes de la crisis de Gobierno de 2010, llegó a pedir al presidente su cese. Sin embargo, Zapatero no cedió y mantuvo su apuesta por Garmendia, muy a pesar de la que, cuatro años después, sigue siendo la ministra más desconocida para los españoles. El fin de la época Zapatero, y por ende su etapa en la política, supondrá un verdadero alivio para ella.Ahora, compatibilizará el tiempo entre sus empresas y su familia, junto a la que reside en el exclusivo barrio madrileño de La Moraleja. Se declara una persona de aficiones sencillas y disfruta con la lectura, los viajes (en los que, aunque sean por motivos laborales, siempre que puede, le acompañan sus hijos) y el deporte, sobre todo, animando a su equipo de fútbol, la Real Sociedad. Cuando quiere desconectar, la ministra se refugia en su San Sebastián natal, o en el Sur. Málaga, ciudad en la que cursó sus estudios, es el lugar que Garmendia elige para veranear. Allí dice que se marchará cuando se retire.
Eso sí, antes de dejar en la estacada a Rubalcaba, le hará un último favor:
Por lo pronto, y como último favor a los socialistas, se está encargando de elaborar la ponencia de I+D para la Conferencia Política que el partido celebra en el mes de septiembre, tras una petición expresa de Alfredo Pérez Rubalcaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario