La llegada del PP al poder frustra muchas de las esperanzas que ETA tenía depositadas en los dadivosos zapaterista
El giro imprimido por la Audiencia Nacional desbarata la estrategia tanto del fiscal como del juez Gómez Bermúdez
La investigación del caso Faisán, que parecía amenazada de inanición al correr el riesgo de terminar en un juzgado de Irún, recibió ayer un notable espaldarazo de la Audiencia Nacional.
El Pleno decidió por unanimidad de sus 14 miembros que el Sumario continúe en la Audiencia, en contra del criterio del fiscal Zaragoza, que pretendía desviarlo al juzgado de Irún; y además concluyó que detrás del chivatazo a ETA que se dio el 4 de mayo de 2006 en el bar Faisán se cometió un delito.
Es la primera vez que la instancia judicial se pronuncia al respecto, y de forma tan inequívoca sobre el soplo a la banda terrorista, lo cual reviste singular trascendencia ante el futuro de la investigación. Palabras mayores. Ya no es la guerra particular de un magistrado -como Pablo Ruz- o el pressing de un diputado de la oposición en el Congreso contra la guerra sucia y el ministro del Interior.
Es el Pleno de la Audiencia quien, sin fisuras, y pese a la variedad de su composición, define que en el Faisán se cometió un delito. A l propio tiempo, el Pleno ha estimado parcialmente los recursos de apelación presentados por los acusados y ha revocado el procesamiento contra los tres altos mandos policiales, imputados en el caso Faisán.
¿Qué significa esto? Que no aprecia indicios suficientes para abrir juicio oral contra García Hidalgo, Ballesteros y Pamies. Y que devuelve el caso al juez Ruz para que continúe investigando. Los tres cargos policías siguen imputados por colaboración con banda armada y por relevación de secretos y encubrimiento.
El giro imprimido por la Audiencia Nacional desbarata la estrategia tanto del fiscal como del juez Gómez Bermúdez para echar una mano al Gobierno al tratar de apartar del caso Faisán, al juez Ruz derivando el Sumario instancias judiciales menos comprometidas.
El tenaz magistrado había puesto la lupa acusadora sobre García-Hidalgo, Pamies y Ballesteros, que iban a ser a juzgados por colaboración con banda armada, y eso implicaba el riesgo de que no quisieran seguir los pasos de Barrionuevo, inmolándose por salvar el trasero a sus superiores políticos.
Una estrategia para descafeinar el Faisán, que coincide con la destrucción de pruebas clave como la conversación entre el dueño del bar y su yerno; o, en otro plano, que parece discurrir paralela con las prisas de los proetarras porque se legalice Sortu o se aplique la doctrina Parot para excarcelar a medio centenar de los presos más sanguinarios de la banda.
Es evidente que la llegada del PP al poder frustra muchas de las esperanzas que ETA tenía depositadas en los dadivosos zapateristas. De ahí las prisas de los proetarras por obtener bicocas del PSOE antes de unas elecciones que se preven catastróficas para Rubalcaba. Y las prisas del entorno del Gobierno por que se volatilice el Faisán antes de que llegue a la cazuela de una investigación especialmente comprometedora para Interior o quizá para Presidencia.
Una investigación que no ha hecho más que empezar. El abanico de posibilidades se abre considerablemente y no es descartable que Ruz procese ahora a más personas. No hace falta ser un lince para adivinar que una de las pistas que va a seguir Ruz en el esclarecimiento de responsabilidades por el soplo a ETA va a ser a los superiores jerárquicos de quienes lo hicieron posible. Y que en el trabajo de campo estarán previsiblemente Ferraz y Moncloa. Máxime, toda vez que el magistrado ha incorporado al Sumario el tráfico de llamadas entre el PSOE y Moncloa, que destapó en exclusiva La Gaceta.
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