Una declaración de la miembro del jurado, Cristina Ortega, vinculada a San Sebastián le basta para considerar que el proceso se realizó con «objetividad»
Una de los trece integrantes del jurado que eligió la ministra Sinde en 2010 y que por mayoría superior a los dos tercios se decantó el pasado 28 de junio por San Sebastián, forma parte del Consejo Vasco de Cultura desde diciembre de 2010, órgano consultivo dependiente del Ejecutivo que preside Patxi López, del que cobra dietas, y que impulsó la candidatura donostiarra. El Ministerio de Cultura ha hecho oídos sordos a la denuncia de Córdoba, pero lo que se cuenta sigue hablando por sí solo y una declaración firmada, que es la única prueba de inocencia que se ha exigido, aparece como un contrapeso demasiado frágil para la sospecha.
Doctora en Ocio y Potencial Humano, máster en Gestión de Ocio, con la especialidad en Gestión Cultural, licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Deusto y la Westminster University, directora de Proyectos de Innovación en Cultura y Ocio del Instituto de Estudios de Ocio y coordinadora de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Deusto forman parte de su historial.
Gran currículum
A todos esos guiones en su currículum hay que sumar la presidencia de la European Network of Cultural Administration and Training Centres, red auspiciada por la Unesco, y la coordinación del Grupo Europeo de Trabajo de Observatorios Culturales e Información y Conocimiento Cultural.
A finales de septiembre de 2010, el jurado cribó a las las seis finalistas sabidas y motivó sus puntos fuertes y débiles. En el caso de San Sebastián, tras elogiar la puesta en escena, la valentía de abordar el problema del terrorismo y la inversión privada, hizo una objeción (la única, realmente). «El comité ha apreciado varias incoherencias en los sistemas de control y evaluación de la candidatura». Dos meses más tarde, Cristina Ortega elabora un documento como propuesta de colaboración entre la Universidad de Deusto y la candidatura de San Sebastián 2016.
Es uno de los famosos documentos creados en el ordenador bajo sus siglas («C. Ortega») y en los que daría ideas al proyecto que luego tendría que evaluar rigiéndose, a priori, por el juego limpio de su independencia y ausencia de conflicto de intereses.
Ortega Nuere planteaba en su presunto escrito apoyar a la candidatura a la hora de «desarrollar en esta segunda fase una mejora del sistema de evaluación y seguimiento del desarrollo de la candidatura». Justo donde «su» jurado había dado un pequeño tirón de orejas. Sabedora de todo ello, esta experta cultural plantea establecer un sistema de evaluación propio a tenor de los conceptos que va a defender San Sebastián: «Tolerancia, convivencia, paz, etcétera...», escribe, «por lo que necesita la candidatura desarrollar otro sistema de evaluación complementario en el que creo que podríamos trabajar». Convivencia, paz y violencia, etiquetas muy subrayados por el presidente de «su» jurado el día de la elección final.
Si hubo algún «pero» más a San Sebastián en el primer corte de septiembre fue la poca elaboración del programa de actividades culturales a desarrollar a corto y medio plazo. ¿Qué propuso Cristina Ortega en su «nota interna» al respecto...? «Nuestra incorporación al proyecto podría ser en aquellas actividades que estén por diseñar...». Las dudas siguen ahí.
Elorza pide que se vigile a Bildu
El ex alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, pidió ayer la ciudadanía y los colectivos culturales que, «para evitar malentendidos, riesgos y cualquier pretendida manipulación política», mantengan una «actitud vigilante» sobre la gestión del Gobierno municipal de Bildu ante la Capitalidad Europea de la Cultura. En una entrada en su blog personal, Elorza expresó que le «duele» que la coalición soberanista «no exprese la voluntad de asumir el enfoque del proyecto, su contenido y la continuidad del equipo técnico». No es la primera vez que el anterior alcalde, impulsor de la candidatura de San Sebastián, muestra sus dudas de que Bildu pueda gestionar la Capitalidad Cultural según las claves que esta designación entraña.
Asimismo, consideró que es «un grave error» no aceptar que esta designación supone «ostentar la representación del Estado español y el compromiso de aprovechar este evento histórico para sumar diferentes voluntades y proyectar otra imagen de la ciudad en Europa». El ex regidor socialista lamentó la actitud de Bildu y subrayó que la «falta de fe en el proyecto cultural y la fobia anti-española» del actual alcalde, Juan Karlos Izagirre, «no benefician a la ciudad en este reto histórico».
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