Investigadores de la Queen's University de Belfast han descubierto unas proteínas en la piel de la rana mono encerada y en la del sapo vientre de fuego que son un potencial tratamiento para hasta 70 enfermedades, incluido el cáncer, la diabetes y los infartos.
La piel de una rana podría ser usada para tratar el cáncer e infartos.
El equipo de científicos estudió las proteínas que hay en la
secreciones cutáneas de este tipo de rana y sapo y descubrió que tienen la
propiedad de estimular o inhibir el crecimiento de los vasos sanguíneos, un
proceso conocido como angiogénesis, según el sitio abc.es.
La mayoría de los carcinomas solo pueden crecer hasta un cierto tamaño antes de necesitar nuevos vasos sanguíneos que les surtan de oxígeno y nutrientes para seguir desarrollándose. Si la proteína encontrada en la piel de esta rana consigue parar el desarrollo de los vasos sanguíneos, frenaría también el crecimiento del tumor.
La mayoría de los carcinomas solo pueden crecer hasta un cierto tamaño antes de necesitar nuevos vasos sanguíneos que les surtan de oxígeno y nutrientes para seguir desarrollándose. Si la proteína encontrada en la piel de esta rana consigue parar el desarrollo de los vasos sanguíneos, frenaría también el crecimiento del tumor.
«No curaría el cáncer pero lo estabilizaría permitiendo a la
persona hacer una vida normal», asegura Chris Shaw, profesor de la Facultad de
Farmacia de Queen's y autor principal de la investigación, que ha recibido la
mención de honor a la Innovación Cardiovascular en los Medical Futures
Innovation Awards.
En el caso de la piel del sapo vientre de fuego, la proteína hallada tendría el efecto contrario: estimular el crecimiento de vasos sanguíneos. De este modo, su aplicación sería útil en casos en los que se necesita una reparación rápida de los vasos como la curación de heridas, el trasplante de órganos, las úlceras diabéticas o el daño causado por infartos.
«Debido a su enorme potencial, la angiogénesis ha sido un objetivo primordial para el desarrollo de fármacos en los últimos cuarenta años, pero, a pesar de la grandes inversiones, aún no se ha conseguido un medicamento efectivo en el control del crecimiento de los vasos sanguíneos», explica el profesor Shaw.
El científico asegura que el objetivo de este estudio es desentrañar el potencial curativo de la naturaleza para aliviar el sufrimiento humano. «Sería una gran vergüenza tener algo en la naturaleza que es potencialmente un fármaco para tratar el cáncer y no hacer todo lo que esté a nuestro alcance para hacer que funcione», sentencia.
En el caso de la piel del sapo vientre de fuego, la proteína hallada tendría el efecto contrario: estimular el crecimiento de vasos sanguíneos. De este modo, su aplicación sería útil en casos en los que se necesita una reparación rápida de los vasos como la curación de heridas, el trasplante de órganos, las úlceras diabéticas o el daño causado por infartos.
«Debido a su enorme potencial, la angiogénesis ha sido un objetivo primordial para el desarrollo de fármacos en los últimos cuarenta años, pero, a pesar de la grandes inversiones, aún no se ha conseguido un medicamento efectivo en el control del crecimiento de los vasos sanguíneos», explica el profesor Shaw.
El científico asegura que el objetivo de este estudio es desentrañar el potencial curativo de la naturaleza para aliviar el sufrimiento humano. «Sería una gran vergüenza tener algo en la naturaleza que es potencialmente un fármaco para tratar el cáncer y no hacer todo lo que esté a nuestro alcance para hacer que funcione», sentencia.
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