domingo, 29 de mayo de 2011

El vicepresidente de un Gobierno incompentente para afrontar la crisis, sustituye al presidente

Rubalcaba, Iglesias, Blanco y Zapatero.

Llaman primarias a lo que es puro 'dedazo'

La 'Gran Farsa' del PSOE y Rubalcaba 'for president'

Resulta chocante que en medio de una crisis de tanta envergadura y siendo palmaria la inutilidad del Gobierno socialista para hacerle frente, todo lo que se le ocurra al PSOE es que sea el vicepresidente quien sustituta al presidente como cabeza de lista.
El principal adversario de los dirigentes socialistas españoles es su propia incompetencia a la hora de resolver los problemas que angustian a los españoles y especialmente a los 5 millones atrapados en el paro.
Y en lugar de ir al fondo del asunto, como solución a la crisis electoral, revulsivo para los abstencionistas, motor del cambio, proyecto ilusionante, alternativa optimista, lo que sacan es a Alfredo Pérez Rubalcaba, convertido en su 'caballero blanco'.
El Comité Federal socialista lo ratificó este 28 de mayo de 2011 como candidato para unas primarias trucadas, a las que se llega después de que Zapatero entregara la cabeza de Carme Chacón para salvar la suya.
La fórmula de Rubalcaba es un pacto de perdedores, porque si su candidatura permite seguir a Zapatero nadie en el partido se sentirá obligado a dimitir, ni el madrileño Gómez, ni el manchego Barreda ni el valenciano Alarte, por poner unos ejemplos significativos del 22-M.
El «factor Rubalcaba» es, conviene recordarlo, de segunda mano, porque ya jugó con él el PSOE tras la crisis de gobierno en septiembre de 2010, confiando en que iba a iniciar la remontada y a explicar mejor a los españoles la gestión del Gobierno.
Vistos los resultados del 22-M, el vicepresidente primero participa de la derrota en la misma medida que Zapatero, porque no ha habido remontada ni parece que los ciudadanos hayan sucumbido a la afamada capacidad propagandística de Rubalcaba.
Por otra parte, el nuevo líder debería abandonar sus responsabilidades en Interior al ser incompatible con la pugna que se prevé entre candidatos.
El tiempo pone a cada cual en su sitio, y el PSOE vuelve a un felipismo rebajado, pero reconocible en Rubalcaba, el ministro del Interior que aún tiene pendiente el «caso Faisán», la fuga de Troitiño y la ocupación ilegal permanente de la Puerta del Sol.
Y, además, a partir de ahora, la responsabilidad solidaria con su presidente del Gobierno y secretario general, Rodríguez Zapatero.

LA FARSA DE LAS PRIMARIAS

Los socialistas cierran en falso su crisis con un «dedazo» que desnuda la farsa de democracia interna con la que se jactaban frente al supuesto «déficit» democrático de la designación de Rajoy.
Si el 12 de mayo de 2010 ha quedado para los anales como el día en el que Zapatero hizo trizas su programa económico y social para iniciar una política de ajustes y recortes radicalmente contraria a sus ideales, el 28 de mayo de 2011 pasará a la historia como aquella jornada en la que arrió oficialmente la bandera de otro de sus grandes principios: el de la defensa a ultranza del funcionamiento democrático de los partidos.
A lo primero le empujaron sus errores garrafales, los mercados y la presión internacional; al golpe de mano de Rubalcaba y algunos de quienes han sido sus más directos colaboradores en el Gobierno y en el PSOE.
El mismo Zapatero que el 2 de abril de 2011 hacía una defensa encendida de las primarias -«el mecanismo del dedazo simplifica mucho las cosas, pero no es el nuestro» y «sacaremos fuerzas de la democracia para ser más fuertes que nadie en democracia»-, se ha prestado a que su sucesor sea designado por un puñado de barones en contubernio, hurtando así a 220.000 militantes la posibilidad de elegir.
Y para ello no se ha dudado en amenazar y torcer voluntades, como dejó claro el jueves Carme Chacón.
Pero con ser todo ello contradictorio y reprobable, lo peor es el empeño del PSOE en tratar de engañar a la opinión pública asegurando que el partido va a elegir a su cartel electoral en unas primarias.
Así lo dijo Zapatero y el propio Rubalcaba se encargó de subrayarlo:
«Voy a presentarme a las primarias».
Fiel a sí mismo, Rubalcaba intenta hacer ver como cierto lo que es falso. De la misma forma que negó los GAL, igual que considera irrelevante un escándalo como el caso Faisán, vuelve a hacer gala de su tremenda caradura.
El resto, que Zapatero incitara a los socialistas defenderle «ante los periodistas» e incluso «ante los amigos», o que Chacón aplaudiera la designación, como si nada hubiera ocurrido, es patético.
Casi nadie ha reparado en ello, pero la noche del viernes 27 de mayo, despues de que Zapatero propugiera ungir a Rubalcaba y traicionara a Chacón, una vez que Patxi López, Tomás Gómez, Jorge Alarte y los demás apoyaran la 'moción', se fueron todos a cenar muy cerca de la sede del PSOE en la madrileña calle Ferraz. Y en lugar de hacerlo juntos, lo hicieron en dos grupos y en restaurantes separados.
¿Hay ya dos bandos y en cuanto Rajoy arrolle a Rubalcaba en las generales se apuñalarán con saña?

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