Foto:Ana Pastor
¿Cuál es el nombre del islamista que, presuntamente, logró escapar de la policía en Leganés poco antes del suicidio colectivo de los implicados en el 11-M? ¿Quién está considerado como el número dos de Al Qaeda? ¿Cómo se llama el presidente libanés? ¿Qué hospital público empezó a implantar córneas artificiales a ciegos?
Podrían ser las preguntas de la ronda final del Trivial pero de su respuesta ha dependido el futuro de mucha gente. En concreto, de las 212 personas que lograron aprobar la última oposición de Radio Televisión Española y obtener un puesto seguro en la corporación de Alberto Oliart. Se presentaron, nada menos, que 9.000 personas y muchos periodistas reconocidos y de larga trayectoria en muchos medios de comunicación. Como la hoy cuestionada por el PP Ana Pastor, reina de las tertulias políticas de la mañana y dama de hierro del género, capaz de poner en más de un aprieto a dirigentes de la izquierda y la derecha o de poner nervioso al dirigente iraní Mahmud Ahmadineyad, pero incapaz de pasar las pruebas selectivas de su propia empresa.
Las notas son públicas y los resultados son los que son (ver notas). Y a pesar de todo, la gran mayoría se quedó fuera del codiciado puesto de su vida mientras otros, como la aludida Pastor, siguen acumulando puntos de share gracias a la vieja técnica del dedazo. Que para algo están los contratos por obra y servicio o los mejor remunerados contratos de estrella.
¿Injusticias de la vida? Pues sí. Pero así son las cosas y así se cuentan. Con menos pelos en la lengua lo explica el defenestrado Alfredo Urdaci, ex director de informativos, quien ayer en su Twitter se despachaba a gusto contra los Telediarios y apuntaba: “Está claro que quienes entraron fijos a dedo, por decreto, de forma ilegal, están nerviosos. Huelen cambio de poder”.
Ana Pastor, casada con el también destacado periodista Antonio García Ferreras, director general de La Sexta, cadena que, curiosamente, ha salido a defender a la periodista en su rifirrafe con Cospedal, quedó en el puesto 1.115 de la tabla con una pobre nota de 10,867. Muy lejos del corte mínimo requerida para pasar a la siguiente prueba selectiva. En total, cinco exámenes. Como se ofertaban 212 plazas, solo pasaron el filtro los primeros 636 candidatos. Todos cuya puntuación estuviera por encima del 13,49.
Pastor quizá no hincó los codos porque sabía muy bien que su futuro estaría garantizado en la cadena, al menos mientras dure la actual dirección del canal. Otra cosa será ver qué pasa con ella si el Partido Popular, que denuncia un maltrato informativo por parte de la pública, se hace con el Gobierno de la nación y vuelve a meter mano en la televisión de todos. Entonces, puede que a Ana Pastor se le compliquen un poco las cosas. Aunque seguro que no tendrá muchas dificultades en encontrar acomodo en la empresa de su marido o en alguna en las que ya ha trabajado, como la Cadena SER, donde estuvo a las órdenes del venerado Iñaki Gabilondo.
El examen multitudinario tuvo lugar en julio de 2007 y fue necesario habilitar todo un pabellón del IFEMA para acoger a todos los aspirantes. En honor de Ana Pastor, hay que decir que no fue la única periodista conocida que se quedó a las puertas de pasar a la siguiente fase en una prueba que supone el único baremo posible para establecer un filtro en una oposición con miles de pretendientes.
Ana Pastor ha demostrado, sin embargo, que domina muy bien el terreno que pisa y que se mueve como pez en el agua en el formato de la entrevista y la tertulia. La audiencia le avala. Y contra eso, de momento, no hay oposición que valga. O eso, al menos, piensan los directivos de la casa. Al resto, solo queda seguir jugando a este particular trivial de actualidad. ¿Cómo se llama la base militar española en Líbano? ¿Cómo se llama el autor de “Pelando la cebolla”? ¿Quién es Madeleine McCann? ¿Qué grupo parlamentario tiene más senadores?...
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