El pacifista que salió a las calles contra la guerra de Irak y contra la foto de las Azores cree ahora en la guerra.
La primera visita oficial a España del líder libio Muamar el Gadafi el 17 diciembre 2007 se saldó con importantes acuerdos comerciales en materia energética, inversiones en infraestructuras y, también, con un compromiso de venta de armas del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero al régimen libio por un valor cercano a 2.000 millones de euros, según reconocieron ese mismo día fuentes del Ejecutivo.
Una parte de ese material de defensa --artículos de categoría 4 por valor de 3,84 millones, un rango que incluye bombas, balas, torpedos, granadas, minas y misiles-- es utilizado por el dictador libio para repeler a la población civil alzada en armas. En los próximos días, servirá para enfrentarse a la ofensiva occidental contra el dictador, en la que están incluidas las fuerzas españolas.
Según el Informe semestral de exportaciones de material de defensa, otro material y doble uso, que elabora el Ministerio de Industria y Comercio, España exportó a Libia productos y tecnologías de doble uso --combustibles militares, piezas de cazas de combate, piezas de carros de combate, submarinos o aviones de transporte de tropas-- por valor de 17,3 millones de euros en el primer semestre de 2009, último dato disponible. Libia es el principal cliente de España en este tipo de material y asume casi el 60% de estas exportaciones. Las exportaciones de armas de España a Libia aumentaron entre 2007 y 2008 un 7.700%
EL GOBIERNO ENVÍA 500 SOLDADOS ESPAÑOLES CONTRA GADAFI, LA CUARTA MAYOR FUERZA DE LA OPERACIÓN 'ODISSEY DOWN'
La ministra de Defensa, Carme Chacón, y, sobre todo, el presidente del Gobierno, hicieron especial hincapié el viernes 18 Marzo 2011, durante el anuncio de la intervención de España en Libia, en una premisa tan tajante como sorprendente:
Una operación que ya tiene nombre: Odisea del Amanecer (Odissey Down). Será un despliegue importante de fuerzas, que afectará a un considerable número de efectivos, material y unidades.
En total, España aportará a la operación la cuarta mayor fuerza operativa de los aliados, por detrás de las desplegadas por parte de Estados Unidos, Francia y Reino Unido.
En rueda de prensa en la Embajada española en la capital francesa, el jefe del Ejecutivo dijo que se va a tratar de "cumplir el objetivo", avalado por la ONU, de establecer una zona de exclusión aérea y poner en marcha un embargo de armas hacia el régimen libio y confirmó que España va a contribuir a estas dos tareas.
José Luis Rodríguez Zapatero se trasladó a París para participar en la Cumbre para el apoyo al pueblo libio que fue convocada y organizada por el presidente Nicolas Sarkozy.
Para la zona de exclusión aérea, España desplegará, en el marco de la coalición de países que lleven a cabo esta misión, cuatro aviones de combate F-18, con base en Torrejón de Ardoz (Madrid) y "que realizarán tareas de misiones de patrulla aérea", y un avión cisterna Boeing 707, también ubicado en la base madrileña.
Mientras tanto, para el objetivo de garantizar el embargo de armas, el Gobierno español contribuirá con la fragata F-104 Méndez Núñez, que partirá del puerto de El Ferrol (Pontevedra), el submarino S-74 Tramontana, con sede en Cartagena (Murcia) y un avión de vigilancia marítima, el CN-235, que despegará de la base de Getafe, también en Madrid.
El número de efectivos que participarán en las operaciones rondará los 500 militares.
En las dos naves que aporta la Armada española se embarcan unos 260 militares (200 la fragata y alrededor de 60 en el submarino).
El resto de efectivos correspondería a pilotos, operadores, mecánicos, personal de mantenimiento y servicio de Inteligencia, que acompañarán a las seis unidades aéreas que operarán en la zona.
El presidente del Gobierno insistió en que la comunidad internacional ha decidido actuar porque el régimen de Gadafi no ha cumplido con la exigencia de la resolución de la ONU de poner en marcha un alto el fuego inmediato.
Fuentes militares en la base confirmaron a este periódico que durante la noche del viernes al sábado se procedió a la revisión y ajuste de las naves. Faltaba la confirmación oficial. Los cinco aviones pusieron rumbo a la base italiana de Decimomannu, al sur de la isla de Cerdeña, y en estos momentos ya se encuentran operativos para participar en las operaciones.
Los F-18 españoles -que se incorporaron al Ejército del Aire en julio de 1986- ya saben lo que es intervenir en misiones de combate real. Entre otras, 8 de ellos participaron en las operaciones de Kosovo y dos en el bombardeo sobre Belgrado en 1994.
Los medios que se destinarán a la misión de embargo de armas, partirán una vez que el mando aliado así lo decida, aunque Defensa asegura que podrían partir de sus respectivos puertos hoy mismo por la tarde o mañana lunes a primera hora.
La fragata que se envía al teatro de operaciones libio es la más moderna con que cuenta la Armada española y la última que se incorporó al escenario naval, fue el 21 de marzo de 2006. Fuentes militares señalaron a La Gaceta que con toda seguridad la fragata partirá del puerto pontevedrés de El Ferrol y no realizará escala alguna, únicamente se aprovechará su paso por el puerto de Rota (Cádiz) para que un helicóptero SH-60 se incorpore a su plataforma.
Las mismas fuentes confirmaron que se trata de uno de los más modernos buques de combate, equivalente a los destructores norteamericanos. La Méndez Núñez también sabe lo que es participar en misiones internacionales, la fragata tuvo una activa participación durante la liberación del pesquero Alakrana, secuestrado por piratas somalíes. El submarino Tramontana participó en la resolución de la crisis de Perejil en el año 2002.
La foto de las Azores de ZP
No puede sorprendernos el entusiasmo con que el Gobierno ha aparcado el "No a la Guerra" que tan rentable le fue en Irak y nos involucra ahora en Libia, en un marco internacional confuso, digno de una política de improvisación.
Es como si al ofrecer las bases de Rota y Morón y cazas para bombardear a Gadafi, Zapatero se sacudiera su mala conciencia. Pero el ardor guerrero que el presidente exhibe ahora con Gadafi y que reprimió con Sadam Hussein, no es nada nuevo: ya apoyó como diputado las veinte mil toneladas de bombas que la OTAN lanzó sobre la antigua Yugoslavia -en contra del criterio de la ONU- y desde que está en La Moncloa no ha dejado de aumentar el número de soldados en misiones del exterior, muchos de ellos en primera línea de Afganistán, sin que los titiriteros de la zeja, tan locuaces con Irak, hayan abierto el pico.
Claro que todo este currículum militarista no puede borrar su gran performance de la paz, esa oposición demagógica a lo de Irak, cuando la pegatina del "No a la Guerra" creó tanta fractura social. Después de los casi doscientos muertos, Zapatero fue el primer presidente europeo en rendirse a las exigencias del terrorismo, decretando una retirada vergonzosa.
Tampoco es fácil entender la irresponsabilidad de buena parte de la diplomacia europea respecto a los sucesos del Magreb. Desde que comenzaron en Túnez y se extendieran a Egipto, la posición de cada país ha dado giros radicales en razón de sus intereses, puramente económicos y energéticos, con Francia a la cabeza.
El problema es que esta falta de una política coherente causa muertes; sucede que los manifestantes de Bahréin esperan que Sarkozy también se envuelva en la tricolor para salvarles y lo mismo pasa en Yemen o incluso en Marruecos.
Infantil en las declaraciones, fría en la contabilidad de los intereses económicos, la política europea y norteamericana está alentando la inestabilidad en la zona y el sufrimiento de la población civil, siempre perjudicada en un conflicto entre regímenes corruptos y oscuros movimientos de sedición que aspiran a controlar las revueltas.
Ahora Zapatero se ha quitado la careta de pacifista que ha exhibido durante años y ha demostrado su incoherencia al meternos en un nuevo conflicto. La misma persona que iba de Gandhi diciendo aquello de "guerra sólo contra la pobreza y el cambio climático" manda cazas y barcos contra el dictador libio.
La misma persona que sacó tajada política de la intervención española en Irak (y también del atentado de Atocha, mediante el bombardeo de sms en la víspera del 14-M) y crucificó a Aznar por la famosa foto de las Azores, posa ahora en París con Sarkozy y Hillary Clinton en un remake de aquella instantánea.
La diferencia es que, en el peculiar decálogo moral de la izquierda, las guerras son justas cuando el PSOE se viste de caqui y poco menos que genocidios cuando el que se embarca es el PP. Por lo demás, la ministra Chacón encuentra con la guerra contra Gadafi una nueva oportunidad de promocionar su carrera por la sucesión.
Todo lo cual demuestra que en este nuevo fregado bélico lo de menos es el derecho o la suerte de la población civil, sino los intereses partidistas de los gobernantes en danza. Que el adalid de la Alianza de Civilizaciones diga que esta vez "Gadafi no nos engañará" es un sarcasmo, cuando el sátrapa norteafricano lleva 40 años tomándonos el pelo, como debe saber muy bien su invitado de honor en la jaima del desierto.
En fin, que después del No a la Guerra, los recortes sociales y el paro, del despilfarro y la crisis que no cesa, ahora toca guerra. (La Gaceta, 19 Marzo 20119
La primera visita oficial a España del líder libio Muamar el Gadafi el 17 diciembre 2007 se saldó con importantes acuerdos comerciales en materia energética, inversiones en infraestructuras y, también, con un compromiso de venta de armas del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero al régimen libio por un valor cercano a 2.000 millones de euros, según reconocieron ese mismo día fuentes del Ejecutivo.
Una parte de ese material de defensa --artículos de categoría 4 por valor de 3,84 millones, un rango que incluye bombas, balas, torpedos, granadas, minas y misiles-- es utilizado por el dictador libio para repeler a la población civil alzada en armas. En los próximos días, servirá para enfrentarse a la ofensiva occidental contra el dictador, en la que están incluidas las fuerzas españolas.
Según el Informe semestral de exportaciones de material de defensa, otro material y doble uso, que elabora el Ministerio de Industria y Comercio, España exportó a Libia productos y tecnologías de doble uso --combustibles militares, piezas de cazas de combate, piezas de carros de combate, submarinos o aviones de transporte de tropas-- por valor de 17,3 millones de euros en el primer semestre de 2009, último dato disponible. Libia es el principal cliente de España en este tipo de material y asume casi el 60% de estas exportaciones. Las exportaciones de armas de España a Libia aumentaron entre 2007 y 2008 un 7.700%
EL GOBIERNO ENVÍA 500 SOLDADOS ESPAÑOLES CONTRA GADAFI, LA CUARTA MAYOR FUERZA DE LA OPERACIÓN 'ODISSEY DOWN'
La ministra de Defensa, Carme Chacón, y, sobre todo, el presidente del Gobierno, hicieron especial hincapié el viernes 18 Marzo 2011, durante el anuncio de la intervención de España en Libia, en una premisa tan tajante como sorprendente:
España está dispuesta a ofrecer "una contribución importante".El sábado 19 Marzo 2011, a primera hora de la tarde, José Luis Rodríguez Zapatero desvelaba en París el operativo militar español que participará en la operación internacional que se está desplegando en las inmediaciones del país norteafricano para frenar los ataques a la población por parte de las fuerzas de Muamar el Gadafi.
Una operación que ya tiene nombre: Odisea del Amanecer (Odissey Down). Será un despliegue importante de fuerzas, que afectará a un considerable número de efectivos, material y unidades.
En total, España aportará a la operación la cuarta mayor fuerza operativa de los aliados, por detrás de las desplegadas por parte de Estados Unidos, Francia y Reino Unido.
En rueda de prensa en la Embajada española en la capital francesa, el jefe del Ejecutivo dijo que se va a tratar de "cumplir el objetivo", avalado por la ONU, de establecer una zona de exclusión aérea y poner en marcha un embargo de armas hacia el régimen libio y confirmó que España va a contribuir a estas dos tareas.
José Luis Rodríguez Zapatero se trasladó a París para participar en la Cumbre para el apoyo al pueblo libio que fue convocada y organizada por el presidente Nicolas Sarkozy.
Para la zona de exclusión aérea, España desplegará, en el marco de la coalición de países que lleven a cabo esta misión, cuatro aviones de combate F-18, con base en Torrejón de Ardoz (Madrid) y "que realizarán tareas de misiones de patrulla aérea", y un avión cisterna Boeing 707, también ubicado en la base madrileña.
Mientras tanto, para el objetivo de garantizar el embargo de armas, el Gobierno español contribuirá con la fragata F-104 Méndez Núñez, que partirá del puerto de El Ferrol (Pontevedra), el submarino S-74 Tramontana, con sede en Cartagena (Murcia) y un avión de vigilancia marítima, el CN-235, que despegará de la base de Getafe, también en Madrid.
El número de efectivos que participarán en las operaciones rondará los 500 militares.
En las dos naves que aporta la Armada española se embarcan unos 260 militares (200 la fragata y alrededor de 60 en el submarino).
El resto de efectivos correspondería a pilotos, operadores, mecánicos, personal de mantenimiento y servicio de Inteligencia, que acompañarán a las seis unidades aéreas que operarán en la zona.
El presidente del Gobierno insistió en que la comunidad internacional ha decidido actuar porque el régimen de Gadafi no ha cumplido con la exigencia de la resolución de la ONU de poner en marcha un alto el fuego inmediato.
"La comunidad internacional ha de reaccionar en consecuencia para aplicar la resolución"Dicho y hecho, aproximadamente dos horas después del anuncio presidencial, los cuatro cazas F-18, pertenecientes al Ala 12 del Ejército del Aire, y el avión de reabastecimiento en vuelo, perteneciente al Grupo 47, despegaban de la base aérea de Torrejón de Ardoz, eran las 18:45 horas.
Fuentes militares en la base confirmaron a este periódico que durante la noche del viernes al sábado se procedió a la revisión y ajuste de las naves. Faltaba la confirmación oficial. Los cinco aviones pusieron rumbo a la base italiana de Decimomannu, al sur de la isla de Cerdeña, y en estos momentos ya se encuentran operativos para participar en las operaciones.
Los F-18 españoles -que se incorporaron al Ejército del Aire en julio de 1986- ya saben lo que es intervenir en misiones de combate real. Entre otras, 8 de ellos participaron en las operaciones de Kosovo y dos en el bombardeo sobre Belgrado en 1994.
Los medios que se destinarán a la misión de embargo de armas, partirán una vez que el mando aliado así lo decida, aunque Defensa asegura que podrían partir de sus respectivos puertos hoy mismo por la tarde o mañana lunes a primera hora.
La fragata que se envía al teatro de operaciones libio es la más moderna con que cuenta la Armada española y la última que se incorporó al escenario naval, fue el 21 de marzo de 2006. Fuentes militares señalaron a La Gaceta que con toda seguridad la fragata partirá del puerto pontevedrés de El Ferrol y no realizará escala alguna, únicamente se aprovechará su paso por el puerto de Rota (Cádiz) para que un helicóptero SH-60 se incorpore a su plataforma.
Las mismas fuentes confirmaron que se trata de uno de los más modernos buques de combate, equivalente a los destructores norteamericanos. La Méndez Núñez también sabe lo que es participar en misiones internacionales, la fragata tuvo una activa participación durante la liberación del pesquero Alakrana, secuestrado por piratas somalíes. El submarino Tramontana participó en la resolución de la crisis de Perejil en el año 2002.
La foto de las Azores de ZP
No puede sorprendernos el entusiasmo con que el Gobierno ha aparcado el "No a la Guerra" que tan rentable le fue en Irak y nos involucra ahora en Libia, en un marco internacional confuso, digno de una política de improvisación.
Es como si al ofrecer las bases de Rota y Morón y cazas para bombardear a Gadafi, Zapatero se sacudiera su mala conciencia. Pero el ardor guerrero que el presidente exhibe ahora con Gadafi y que reprimió con Sadam Hussein, no es nada nuevo: ya apoyó como diputado las veinte mil toneladas de bombas que la OTAN lanzó sobre la antigua Yugoslavia -en contra del criterio de la ONU- y desde que está en La Moncloa no ha dejado de aumentar el número de soldados en misiones del exterior, muchos de ellos en primera línea de Afganistán, sin que los titiriteros de la zeja, tan locuaces con Irak, hayan abierto el pico.
Claro que todo este currículum militarista no puede borrar su gran performance de la paz, esa oposición demagógica a lo de Irak, cuando la pegatina del "No a la Guerra" creó tanta fractura social. Después de los casi doscientos muertos, Zapatero fue el primer presidente europeo en rendirse a las exigencias del terrorismo, decretando una retirada vergonzosa.
Tampoco es fácil entender la irresponsabilidad de buena parte de la diplomacia europea respecto a los sucesos del Magreb. Desde que comenzaron en Túnez y se extendieran a Egipto, la posición de cada país ha dado giros radicales en razón de sus intereses, puramente económicos y energéticos, con Francia a la cabeza.
El problema es que esta falta de una política coherente causa muertes; sucede que los manifestantes de Bahréin esperan que Sarkozy también se envuelva en la tricolor para salvarles y lo mismo pasa en Yemen o incluso en Marruecos.
Infantil en las declaraciones, fría en la contabilidad de los intereses económicos, la política europea y norteamericana está alentando la inestabilidad en la zona y el sufrimiento de la población civil, siempre perjudicada en un conflicto entre regímenes corruptos y oscuros movimientos de sedición que aspiran a controlar las revueltas.
Ahora Zapatero se ha quitado la careta de pacifista que ha exhibido durante años y ha demostrado su incoherencia al meternos en un nuevo conflicto. La misma persona que iba de Gandhi diciendo aquello de "guerra sólo contra la pobreza y el cambio climático" manda cazas y barcos contra el dictador libio.
La misma persona que sacó tajada política de la intervención española en Irak (y también del atentado de Atocha, mediante el bombardeo de sms en la víspera del 14-M) y crucificó a Aznar por la famosa foto de las Azores, posa ahora en París con Sarkozy y Hillary Clinton en un remake de aquella instantánea.
La diferencia es que, en el peculiar decálogo moral de la izquierda, las guerras son justas cuando el PSOE se viste de caqui y poco menos que genocidios cuando el que se embarca es el PP. Por lo demás, la ministra Chacón encuentra con la guerra contra Gadafi una nueva oportunidad de promocionar su carrera por la sucesión.
Todo lo cual demuestra que en este nuevo fregado bélico lo de menos es el derecho o la suerte de la población civil, sino los intereses partidistas de los gobernantes en danza. Que el adalid de la Alianza de Civilizaciones diga que esta vez "Gadafi no nos engañará" es un sarcasmo, cuando el sátrapa norteafricano lleva 40 años tomándonos el pelo, como debe saber muy bien su invitado de honor en la jaima del desierto.
En fin, que después del No a la Guerra, los recortes sociales y el paro, del despilfarro y la crisis que no cesa, ahora toca guerra. (La Gaceta, 19 Marzo 20119
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