El cine está pendiente del reparto de un pastel millonario en los próximos meses. "Casualmente", el único que ha alzado la voz es Segura, con el bolsillo cubierto gracias a "Torrente 4".
"NO A LA GUERRA! (o ahora no toca?)". Ésa era la pregunta que se hacía este lunes por la tarde Santiago Segura a través de su Twitter. El mutismo de los llamados artistas de la ceja sobre la operación internacional para derrocar a Muamar el Gadafi no ha pasado a nadie inadvertido y ha generado un sinfín de críticas en la prensa.
Qué duda cabe de que, con su silencio, los Bardem y compañía han hecho un favor a José Luis Rodríguez Zapatero. Puesto que podrían haber aprovechado su tirón mediático para poner a buena una parte del electorado de izquierdas en contra del presidente, ya de por sí en sus horas más bajas. Favor por... ¿favor?
La cuestión es que al mundo del cine no le interesa en este momento desafiar al Gobierno socialista, porque hay mucho dinero en juego. No en vano, a día de hoy el Ministerio de Cultura, a través del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, tiene pendiente de repartir para este año un pastel de 69.470.000 euros en concepto de ayudas al sector. Es decir, casi 11.559 millones de las antiguas pesetas, según las diferentes resoluciones publicadas por el BOE.
Un botín demasiado suculento como para jugárselo detrás de una pancarta. Máxime teniendo en cuenta las cada vez más pobres cifras de recaudación del cine patrio. De hecho, la semana pasada el Instituto que dirige Carlos Cuadros hizo públicas las cifras de 2010, y éstas son de lo más pesimistas: el sector perdió respecto a 2009 más de 4,5 millones de espectadores y más de 24 millones de euros de recaudación.
En lo que va de año, Cultura ha convocado once modalidades de subvenciones que deberán resolverse en los próximos meses, y a buen seguro habrá más para lo que queda de 2011, puesto que en algunas modalidades suele haber dos convocatorias anuales y no sólo una. La más jugosa corresponde a las ayudas para la amortización de largometrajes, dotada con un presupuesto inicial de 49 millones de euros. El año pasado, por ejemplo, Pedro Almodóvar, destacado activista de la ceja, se embolsó un millón de euros de este tipo de subvención para Los abrazos rotos.
Al margen de ella también se han convocado ya para este año ayudas para la producción de largometrajes sobre proyecto (8 millones de euros a repartir); para la organización de festivales y certámenes cinematográficos en España (1,1 millones); para la realización de obras audiovisuales con empleo de nuevas tecnologías (800.000 euros); para la producción de cortometrajes (1,72 millones); para la producción de series de animación sobre proyecto (1,5 millones); para la elaboración de guiones para películas de largometraje (600.000 euros); para el desarrollo de proyecto de películas cinematográficas de largometraje (2 millones); para la distribución de películas de largometraje y conjuntos de cortometraje españoles, comunitarios e iberoamericanos (2,9 millones); para la participación de películas españolas en festivales (1,1 millones); y para la conservación del patrimonio cinematográfico (750.000 euros).
El reparto lo decidirán los diferentes comités asesores de ayudas del Instituto de la Cinematografía. Precisamente en estos órganos hubo movimiento a principios de marzo. Por ejemplo, el catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad del País Vasco y crítico de cine Santos Zunzunegui, que formaba parte del Comité de Ayudas a la Producción Cinematográfica, fue cesado "a petición propia". Y le ha sustituido en este jurado su colega en la UPV José Antonio Mingolarra, también catedrático en esa modalidad.
Con tanto dinero en liza no es casualidad que el único que se haya atrevido a preguntar a sus compañeros de profesión si ahora "no toca" clamar contra la guerra de Libia sea Segura, que tiene el bolsillo de sobra cubierto porque va camino de pulverizar todos los registros con Torrente 4: sólo en el fin de semana de su estreno recaudó 8,4 millones de euros. Otros, la gran mayoría, necesitan las subvenciones para vivir, como denunció el anterior director del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, Ignasi Guardans, poco después de ser sustituido.
El mutismo de la Ceja da óxigeno al PSOE al silenciar las protestas contra la guerra
Sindicatos y artistas de la Ceja justifican la intervención en Libia
La hemeroteca vuelve a ndejar en evidencia la doble moral de Zapatero
Fuente:El Semanal Digital
"NO A LA GUERRA! (o ahora no toca?)". Ésa era la pregunta que se hacía este lunes por la tarde Santiago Segura a través de su Twitter. El mutismo de los llamados artistas de la ceja sobre la operación internacional para derrocar a Muamar el Gadafi no ha pasado a nadie inadvertido y ha generado un sinfín de críticas en la prensa.
Qué duda cabe de que, con su silencio, los Bardem y compañía han hecho un favor a José Luis Rodríguez Zapatero. Puesto que podrían haber aprovechado su tirón mediático para poner a buena una parte del electorado de izquierdas en contra del presidente, ya de por sí en sus horas más bajas. Favor por... ¿favor?
La cuestión es que al mundo del cine no le interesa en este momento desafiar al Gobierno socialista, porque hay mucho dinero en juego. No en vano, a día de hoy el Ministerio de Cultura, a través del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, tiene pendiente de repartir para este año un pastel de 69.470.000 euros en concepto de ayudas al sector. Es decir, casi 11.559 millones de las antiguas pesetas, según las diferentes resoluciones publicadas por el BOE.
Un botín demasiado suculento como para jugárselo detrás de una pancarta. Máxime teniendo en cuenta las cada vez más pobres cifras de recaudación del cine patrio. De hecho, la semana pasada el Instituto que dirige Carlos Cuadros hizo públicas las cifras de 2010, y éstas son de lo más pesimistas: el sector perdió respecto a 2009 más de 4,5 millones de espectadores y más de 24 millones de euros de recaudación.
En lo que va de año, Cultura ha convocado once modalidades de subvenciones que deberán resolverse en los próximos meses, y a buen seguro habrá más para lo que queda de 2011, puesto que en algunas modalidades suele haber dos convocatorias anuales y no sólo una. La más jugosa corresponde a las ayudas para la amortización de largometrajes, dotada con un presupuesto inicial de 49 millones de euros. El año pasado, por ejemplo, Pedro Almodóvar, destacado activista de la ceja, se embolsó un millón de euros de este tipo de subvención para Los abrazos rotos.
Al margen de ella también se han convocado ya para este año ayudas para la producción de largometrajes sobre proyecto (8 millones de euros a repartir); para la organización de festivales y certámenes cinematográficos en España (1,1 millones); para la realización de obras audiovisuales con empleo de nuevas tecnologías (800.000 euros); para la producción de cortometrajes (1,72 millones); para la producción de series de animación sobre proyecto (1,5 millones); para la elaboración de guiones para películas de largometraje (600.000 euros); para el desarrollo de proyecto de películas cinematográficas de largometraje (2 millones); para la distribución de películas de largometraje y conjuntos de cortometraje españoles, comunitarios e iberoamericanos (2,9 millones); para la participación de películas españolas en festivales (1,1 millones); y para la conservación del patrimonio cinematográfico (750.000 euros).
El reparto lo decidirán los diferentes comités asesores de ayudas del Instituto de la Cinematografía. Precisamente en estos órganos hubo movimiento a principios de marzo. Por ejemplo, el catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad del País Vasco y crítico de cine Santos Zunzunegui, que formaba parte del Comité de Ayudas a la Producción Cinematográfica, fue cesado "a petición propia". Y le ha sustituido en este jurado su colega en la UPV José Antonio Mingolarra, también catedrático en esa modalidad.
Con tanto dinero en liza no es casualidad que el único que se haya atrevido a preguntar a sus compañeros de profesión si ahora "no toca" clamar contra la guerra de Libia sea Segura, que tiene el bolsillo de sobra cubierto porque va camino de pulverizar todos los registros con Torrente 4: sólo en el fin de semana de su estreno recaudó 8,4 millones de euros. Otros, la gran mayoría, necesitan las subvenciones para vivir, como denunció el anterior director del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, Ignasi Guardans, poco después de ser sustituido.
El mutismo de la Ceja da óxigeno al PSOE al silenciar las protestas contra la guerra
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Fuente:El Semanal Digital
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