Zapatero llegó a Moncloa en 2004 con el “No a la guerra” y se irá apoyando la intervención en Libia.
Pidió a Aznar que se disculpara por su participación en el conflicto de Irak porque fue un “error”
Pidió a Aznar que se disculpara por su participación en el conflicto de Irak porque fue un “error”
"Toda guerra es un fracaso", pero depende de cuál, a la vista del giro de 180 grados que Zapatero le ha dado a esta declaración suya del 20 de marzo de 2003, el día que comenzaron los ataques militares de Irak. En aquel momento él estaba en la oposición; ahora preside el Gobierno.
Entonces se trataba de derrocar a Sadam Husein por su supuesto arsenal de armas de destrucción masiva; ahora, el objetivo es evitar que otro dictador, Muamar el Gadafi, siga atacando a su propia población y estrangulando su libertad.
En 2003 todo era distinto para Zapatero. Aquel mismo día aseguraba que "el Gobierno (de Aznar) no engaña a nadie cuando esconde detrás del término humanitario lo que es apoyo logístico a los Ejércitos" que entonces invadían Irak.
Pero no es lo mismo cuando es él, justo ocho años después, quien habla de "apoyo humanitario", "misión" o "protección del pueblo de Libia", como hizo el sábado desde París para confirmar a sus conciudadanos que España apoya los bombardeos de Francia y los ataques marítimos de Reino Unido y Estados Unidos al país africano.
Víctimas y tiranos
Todas "las guerras generan víctimas, entre quienes las hacen, los Ejércitos, y quienes las padecen, los ciudadanos", afirmaba Zapatero cuando enarbolaba la bandera del "no a la guerra".
La de Irak, claro. Los iraquíes, decía, han sido víctimas "primero de un tirano y después de la insensibilidad y de la ceguera de quienes se lla- Antología de un pacifista ‘pancartero' man a sí mismos sus libertadores".
Por eso insistía en que eran "contrarios" a una " implicación" de España en un "hipotético, que ojalá no se produzca, conflicto bélico".
A quello fue, según ha reiterado en distintas ocasiones, "un tremendo error".
Tanto, que años después, uno antes de volver a presentarse a las elecciones, estaba convencido de que el PP, y en concreto quien fue presidente del Gobierno, José María Aznar, debería pedir perdón por haber embarcado al país en semejante aventura.
"Cuánto tiempo más tiene que pasar y cuántas catástrofes más se tienen que ver en Irak para que salgan ante la ciudadanía y pidan disculpas al pueblo por haber apoyado aquella guerra", aseguró en febrero de 2007 en un acto en Dos Hermanas, cuando todavía era capaz de reunir en Andalucía a 30.000 personas para un mitin.
Con Libia es distinto. Zapatero respalda hoy las primeras "acciones bélicas" sobre el territorio de Gadafi porque algo debe de haber de diferente con su vecina Irak.
Apoya los ataques aéreos de la Francia de Sarkozy cuando antes de que se abriera fuego sobre Bagdad aseguró en una entrevista en El Periódico que "para desarmar Irak no hace falta bombardear a los iraquíes".
El también secretario general del PSOE se ha jactado durante todo este tiempo de haber sido "coherente" con su postura pacifista.
Lo dijo claramente en el programa Tengo una pregunta para usted en marzo de 2007, en el que no supo contestar cuánto valía un café pero sí que el tiempo le había "dado la razón" porque se comprobó que la guerra de Irak estaba "mal enfocada" y se preveía que sólo traería "inestabilidad, miles de muertos" y "una confrontación casi de guerra civil. He sido siempre muy coherente".
Efectivamente, tardó sólo tres días desde que fue investido presidente en anunciar la retirada de las tropas de la guerra que tanto combatió tras las pancartas. Después, eso sí, llegó el despliegue militar en Líbano, con 1.100 efectivos.
Aunque estos, como dijo en septiembre de 2006 en una conferencia en Moncloa acompañado por el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, sólo tendrían "el riesgo habitual de una misión de paz".
Y esto de ahora en Libia no es más que una "tarea" para la "protección del pueblo" que comanda Gadafi.
Hoy Zapatero se fotografía con los líderes internacionales para demostrar que está con los aliados en la defensa de los ciudadanos libios. Hace ocho años, se fotografiaba con los actores de la zeja, detrás de las pancartas y en manifestaciones multitudinarias criticando otra guerra.
Aquel 15 de febrero de 2003 no tenía ninguna duda de dónde quería estar: tras un cartel que decía "No a la intervención del estado español", junto a compañeros de partido como Alfonso Guerra o Rafael Simancas.
Como dijo el sábado el coordinador general de IU, Cayo Lara, es evidente que Zapatero abrió la puerta de La Moncloa diciendo "No a la guerra" de Irak y la cerrará con un "sí a la guerra" de Libia.
Originalmente publicado en La Gaceta
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