martes, 27 de julio de 2010

Los curas de Córdoba (Cajasur) ganaron la guerra a Medel (Unicaja) y a la Junta de Griñán

Foto de archivo de José Antonio Griñán y Braulio Medel (EFE)

La vorágine que actualmente rodea a las Cajas de Ahorro ha puesto sordina en el resultado final de la guerra que en los últimos tiempos ha enfrentado a la Iglesia con la Junta de Andalucía a propósito de Cajasur: después de años de conflicto, el Cabildo cordobés, como entidad fundadora, ha logrado burlar el cerco impuesto por el PSOE-A y la propia Junta. “Los curas de Córdoba han ganado la batalla a Griñán”, es una de las frases más escuchadas estos días en Andalucía. A José Antonio Griñán como presidente andaluz, y a Braulio Medel como responsable de Unicaja, “brazo armado” de la Junta en la operación de absorción de Cajasur.



El sábado 17 de julio, mientras el Comité Federal del PSOE se reunía en Ferraz, Pepe Griñán comparecía ante los medios en Sevilla para cargar contra la Iglesia: “No he entendido en ningún momento por qué dice que no, por qué la Iglesia pierde una posición que tenía ganada en la entidad resultante [con Unicaja], por qué se pierde la propia naturaleza andaluza, a cambio de nada”. En su opinión, Cajasur se ha “suicidado” rechazando la fusión. También hubo palabras de crítica para el Banco de España por no haber hecho “algo más”, ya que en tal caso “no se habrían utilizado recursos públicos, la Caja se habría quedado en Andalucía, se habría mantenido obra social en la comunidad y ya estaría hecha la fusión”.


Los hechos, sin embargo, parecen demostrar que el triunfador de esta historia ha sido el sacerdote Santiago Gómez Sierra, ex presidente de Cajasur, y el propio Cabildo cordobés, y quienes se han “suicidado” han sido Griñán, que como presidente de la Junta ha quedado desacreditado ante sus colegas del PSOE, empezando por su antecesor en el cargo, el actual vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves (“A mí no se me hubiera escapado Cajasur”), y el presidente de Unicaja, que queda en una posición de debilidad ante la propia Junta. En efecto, con la adjudicación definitiva de Cajasur a la vasca BBK los curas de Córdoba obtienen los siguientes resultados:


1.- El empleo se mantiene en su práctica totalidad y las posibles reducciones se harán de forma no traumática y pactada, como el propio presidente de BBK, Mario Fernández, reconoció el ayer lunes en Sevilla. Por el contrario, la integración con Unicaja suponía la pérdida de 982 puestos de trabajo mediante un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), una operación que para la Iglesia tenía unos costes de imagen inasumibles.


2.- La marca Cajasur se mantiene en el mercado andaluz, mientras desaparecía en la fusión con Unicaja.


3.- La Obra Social que venía promoviendo la Iglesia se mantiene en su totalidad, lo que con la fusión con Unicaja se limitaba a una dotación anual de 6 millones de euros.


Diálogo fluido entre el Cabildo y los gestores de BBK


El diálogo con los gestores de la Caja vizcaína, por lo demás, está siendo muy fluido, como días atrás reconocía el propio Gómez Sierra con contundencia: “he hablado más con la BBK desde el viernes pasado que con Unicaja en diez meses”. ¿Era, pues, un “suicidio” de los rectores de Cajasur o una audaz estratagema de unos eclesiásticos curtidos en conflictos de diferente naturaleza? La realidad ha demostrado que los rectores de la Junta en Sevilla han minusvalorado a los canónigos cordobeses, pensando que no tenían alternativa.


Los inquilinos del Palacio de San Telmo en Sevilla siguen sin reconocer sus errores. Es como si la Junta no hubiera tenido nada que ver con lo ocurrido, a pesar de que durante 10 meses permitió que Medel “mareara la perdiz” y no aprovechara la oportunidad para integrar Cajasur en Unicaja, al no obligarle en ningún momento a cerrar la fusión en los términos fijados por el protocolo que, el 27 de julio de 2009, se firmó en la Consejería de Economía de la Junta.


Ahora se ha sabido que, entre diciembre 2009 y mayo 2010 el Banco de España (BdE) conminó a Cajasur al menos en tres ocasiones a cerrar la fusión bajo amenaza de intervención. La Junta andaluza, por el contrario, no parece que haya mostrado nunca una diligencia similar, ello quizá por la indolencia del consejero de Economía Antonio Ávila y la apatía del Vicesecretario General del PSOE-A, Rafael Velasco. Como resultado de esa falta de presión, Medel siempre gozó de autonomía para negociar a su antojo una fusión que siempre le suscitó dudas.


Así, el 14 de mayo pasado, sólo una semana antes de la intervención del BdE y cuando el riesgo de que se produjera era inminente, los citados Ávila y Velasco almorzaron en Unicaja con Medel para expresarle su preocupación, alertados por el Coordinador General de la misma, Manuel Azuaga (actual Director General de Unicaja y hombre de confianza del PSOE-A en la entidad). Ambos, faltos de coraje y complacientes con Medel, se conformaron con ambiguas consideraciones y un infundado pronóstico de que “al final los curas no tendrán otra opción que entregarse”. Resultó que no se entregaron

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