domingo, 23 de mayo de 2010

Dos cruces en el IRPF

Paro, miseria, soledad y mendigos.
                                                                                                                                                             Paro, miseria, soledad y mendigos. Paro, miseria, soledad y mendigos. 01Con los recortes que se nos anuncian, no sólo no crecerá el empleo sino que más españoles pueden ir al paro, a la precariedad. Si logramos que la economía crezca, que está por ver, no lo hará de manera suficiente para generar empleo neto de forma sostenible.


A los recortes sociales ya emprendidos por el Gobierno, le seguirán otros que afectarán fundamentalmente a los más desfavorecidos: los que no tienen trabajo, los que lo van a perder, los pensionistas, los mayores, los dependientes, los enfermos...


Los 426 euros que cobran los parados de larga duración serán revisados en agosto. Menos obra pública significa menos puestos de trabajo directos y muchos menos indirectos.


La Generalitat de Cataluña ya anuncia recortes en los conciertos con escuelas y hospitales que pueden afectar a 70.000 trabajadores. Las demás vendrán en cascada.


Por eso, la solidaridad cobra un valor importante para todos. Para los que pueden serlo y para quienes necesitan que todos lo seamos. Hay una fórmula sencilla que puede ayudar a mucha gente.


No influye en nuestro bolsillo y es un ejercicio democrático y libre. Se trata de marcar en la Declaración del IRPF la casilla destinada a la Iglesia y/o la de fines sociales, de forma que el Gobierno dedique el 0,7 por ciento de nuestros impuestos a lo que los ciudadanos decidimos libremente.


Yo marcaré las dos casillas y me gustaría que todos los ciudadanos hicieran esa opción libre y voluntariamente.


Mi cruz en la casilla de una Iglesia que, por encima de errores puntuales, atiende a niños, a enfermos, a parados, a los sin techo, a los inmigrantes, a presos, a mujeres que quieren ser madres, a miles de misioneros perdidos en países asolados por la miseria, la guerra o la pobreza.


Organizaciones como Caritas o Manos Unidas son un ejemplo social. Una Iglesia que se autofinancia en un 80 por ciento y que sólo recibe un 20 por ciento de la asignación tributaria, libremente decidida por los contribuyentes.


Por cierto, cada año son más los españoles, no sólo católicos, que ponen su cruz en la casilla de la Iglesia. Nueve millones de españoles en 2009. A pesar de cuantos están empeñados en rebajar su cotización.


Me gustaría también elegir poner o no la cruz en la casilla de las subvenciones a los partidos políticos, a los sindicatos, a las organizaciones empresariales, a otras confesiones religiosas, al cine, al libro... No podemos hacerlo todavía.


Pero sí lo haré en la otra casilla de fines sociales. Quiero apoyar a los solidarios, a los que no se quedan en casa para ver las tragedias por la televisión, a quienes atienden a los más débiles, a los vulnerables, a los desprotegidos, a los abandonados.


Pongan las dos cruces para que el 0,7 por ciento de nuestros impuestos, sólo eso, vaya donde los españoles queremos. Le será descontado de todas formas. Vamos a elegir nosotros y a no dejar que lo haga nadie en nuestro nombre.

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