Tres millones de euros para perseguirnos

La última tanda de radares adquiridos por la DGT nos ha costado a todos los españoles nada menos que tres millones de euros. Claro que, en función de la ubicación, los 60.000 euros que cuesta de media cada aparato se pueden amortizar en un solo día. Y es que el objetivo es superar los 400 millones de euros en multas en 2009.
En la DGT no hay crisis. No puede haberla. El territorio que controla con sus cinemómetros fijos y móviles alcanza 32 millones de españoles. Sólo Cataluña y País Vasco escapan al Gran Hermano Pere Navarro porque tienen transferidas las competencias de tráfico. Ya sabíamos que hay radares en el aire. Al menos cinco helicópteros equipados con estos dispositivos sobrevuelan las carreteras desde que sale el sol hasta que se pone -los helicópteros tienen prohibido volar de noche- y son capaces de medir la velocidad a la que circula un vehículo desde 300 metros de altura y hasta un kilómetro de distancia.
También sabíamos que la propia DGT reconoce tener 521 puntos de control de velocidad. Y que con ellos espera recaudar, segúnconsta en los Presupuestos Generales del Estado de 2009, la astronómica cifra de 416 millones de euros, aunque otras fuentes consultadas por este semanario estiman que la cantidad recaudada este año rondará los 540 millones de euros. En palabras de Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados"aún nos quedamos cortos con esa previsión porque cada año hay más controles instalados y porque cuando entre en vigor la nueva ley de tráfico, la cuantía de las multas se revisa al alza".