Nadie sabe muy bien en el propio PSOE si José Luis Rodríguez Zapatero engatusó a Manuel Chaves para acabar con la última baronía socialista, ofreciéndole una vicepresidencia tan pomposa como raquítica en competencias, o si el ex presidente de la Junta, 64 años y dos décadas de poder absoluto en Andalucía a su espalda, aceptó de buen grado un retiro dorado en Madrid. Pero lo cierto es que, casi seis meses después de que Zapatero se sacara de la chistera una Vicepresidencia tercera y un Ministerio de Política Territorial a la medida de Chaves, el perfil político de éste sigue teniendo los trazos desdibujados.
El PP se lo reprochó ayer de forma nada sutil en el Congreso. Su portavoz en la Comisión de Administraciones Públicas, Rafael Merino, aseguró que "en 30 años de democracia, todas las competencias que usted tiene las ha gestionado un secretario de Estado, no un ministro ni un vicepresidente. La vicepresidencia que usted ocupa supone más altos cargos y más asesores, y ése es un gasto que España no se puede permitir en este momento". El portavoz del PNV, Emilio Olabarría, fue incluso más allá, al afirmar, no sin ironía, que sus limitadas atribuciones tal vez pudiera desempeñarlas "un subsecretario".
No es ningún secreto que a Chaves ni se le había pasado por la cabeza regresar a la política nacional, que abandonó contra su voluntad en 1990, siendo ministro de Trabajo de Felipe González -y por orden de éste-, para encabezar la candidatura socialista en las autonómicas andaluzas de aquel año. Chaves arrasó en las urnas -logró la mayoría absoluta-, y desde entonces fue encadenando victoria tras victoria, la última en 2008. El veterano socialista quería acabar su carrera política en Andalucía, pero el pasado 11 de marzo, casi un mes antes de la última remodelación del Gobierno, Zapatero alteró sus planes.
Aquel día, según reconoció el propio Chaves más tarde, Zapatero le planteó por primera vez su oferta. "Sentí vértigo y me tuve que tomar un periodo de reflexión", aseguró entonces. El presidente del Gobierno hubo de emplearse a fondo durante las tres semanas siguientes para vencer la resistencia de Chaves, que, de entrada, declinó la oferta para regresar a Madrid, aunque fuera con galones de general. El ahora vicepresidente tercero alegó razones personales y familiares para no abandonar Sevilla, y de hecho es raro el fin de semana que no viaja a la capital andaluza para estar junto a su mujer, sus dos hijos y sus nietas, a las que adora.
Traspaso de poderes
Chaves, finalmente, le dio el sí a Zapatero. Pero antes impuso sus condiciones para dejar bien atado el traspaso de poderes: su sucesor en la Junta de Andalucía sería su vicepresidente segundo y hombre de confianza, José Antonio Griñán, y no Mar Moreno, secretaria de Política Autonómica en la Ejecutiva Federal del PSOE y candidata de Ferraz a ocupar el sillón del palacio de San Telmo. Zapatero cedió a sus exigencias, y a mediados de abril Chaves desembarcó, acompañado por el núcleo duro de su equipo de confianza en la Junta, en la nueva Vicepresidencia tercera y el flamante Ministerio de Política Territorial, heredero del departamento de Administraciones Públicas.
El ex presidente de la Junta, aparentemente, llegó a Madrid con el encargo estelar de Zapatero de cerrar el nuevo modelo de financiación autonómica. Pero pronto se vio que las riendas de la negociación no las llevaría él, sino la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y la segunda, Elena Salgado. Sólo había transcurrido una semana desde que asumió su pomposo cargo y ya recibió el primer aviso de que sus competencias iban a ser de cartón piedra: el presidente de la Generalitat, José Montilla, aseguró que sólo aceptaría como interlocutor para pactar la financiación de Cataluña a Salgado, puesto que era la vicepresidenta económica, y no Chaves, quien tenía "asignadas las competencias".
El segundo aviso tampoco se hizo esperar: Chaves no sólo estaba destinado a ser una figura casi decorativa en la decisiva negociación de la financiación autonómica, sino que De la Vega iba a arrebatarle también muchas de las competencias del desaparecido Ministerio de Administraciones Públicas, entre ellas las que corresponden a la Secretaría de Estado de la Función Pública. El pasado 29 de junio el Gobierno aprobó un real decreto que vacía aún más de contenido el departamento de Chaves y refuerza el poder de la vicepresidenta primera. Desde ese día, De la Vega es también la responsable de coordinar los diferentes niveles de la Administración General del Estado en todo el territorio nacional, incluidos los delegados del Gobierno en las comunidades autónomas, además de gestionar la política de empleo público.
Financiación municipal
¿Cuáles son, entonces, las atribuciones de Chaves? El vicepresidente tercero, que compareció ayer en el Congreso -con casi seis meses de retraso- para tratar de explicarlo, no convenció a la oposición con sus argumentos. Adornó su larguísima intervención con afirmaciones controvertidas -aseguró que "existe una gran coincidencia en nuestra sociedad respecto al éxito de nuestro Estado de las autonomías", y sentenció que "la recuperación económica ya se vislumbra en el horizonte"-, pero sólo fue capaz de precisar dos competencias de su departamento: organizar la próxima Conferencia de Presidentes Autonómicos y diseñar el nuevo modelo de financiación de los ayuntamientos.
La Conferencia de Presidentes Autonómicos, un foro de diálogo entre el Estado y las comunidades autónomas creado por Zapatero en 2004, ha demostrado ser un instrumento de eficacia más que dudosa, cuando no el escenario en el que los barones territoriales del PSOE y el PP han dirimido sus insalvables diferencias en cuestiones como la financiación autonómica. Cinco años después de su primera convocatoria -la próxima se celebrará a finales de octubre-, el Gobierno aún no ha sido capaz de elaborar el reglamento que regule el funcionamiento de la Conferencia, y ésa es, precisamente, una de las tareas que debe abordar ahora Chaves.
La otra tarea del vicepresidente tercero será sacar adelante la reforma del sistema de financiación de los ayuntamientos. Pero, como reconoció ayer el propio Chaves, la negociación no arrancará hasta el próximo año, y en el mejor de los casos entrará en vigor en 2011.
Varios diputados socialistas reconocían ayer a El Confidencial que la vicepresidencia que ocupa Chaves "carece de contenidos", y que "no le va a resultar fácil encontrar su ubicación en el Gobierno"। Pero, paradójicamente, Chaves ejercerá hoy las funciones de presidente del Gobierno, aunque sea de carambola: Zapatero está desde el martes en Estados Unidos, De la Vega sigue convaleciente tras su reciente intervención quirúrgica, y Salgado se unirá hoy a Zapatero al otro lado del Atlántico para participar en la cumbre del G-20.
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