lunes, 22 de junio de 2009

Una redactora de 'El País' se inventa una muerte 'digna'

La degradación de periódico más vendido de Expaña es imparable. El País ha tenido que reconocer que una redactora se inventó un reportaje de ensalzamiento de un rojo (no me lo invento yo) que había muerto mediante eutanasia, un ejemplo a imitar.
El País es el portavoz en Expaña de la cultura de la muerte. Lo ha sido con el aborto y lo es ahora con la eutanasia. Para conseguir sus objetivos, sea echar al PP del Gobierno o sea legalizar la eutanasia, su dirección no se para en barras. Valen terroristas suicidas confimados por tres fuentes y reportajes inventados. Este domingo El País ha tenido que reconocer un montaje escandaloso.
El 7 de junio, El País publicó un reportaje en el que la redactora Rocío García contaba la eutanasia de un terorirsta comunista (¿cómo calificar a un individuo que llevaba "cócteles molotov bajo el capazo de su hija Estrella"?). La principal fuente de información de García fue el hijo de Jordi Solé Turá, otro comunista que prefería vivir en Rumanía a sueldo del tirano Ceacesacu que en la España de Franco.
Ayer, la defensora del lector publicó una tribuna en la que despedazaba el reportaje y revelaba que el periódico trató de silenciar las mentiras de Rocío García.
los hechos no ocurrieron como se ha contado
El viernes fue la viuda, Elena García, quien pidió amparo a la Defensora. En conversación telefónica explicó que, al día siguiente de la publicación del reportaje, ella y la hija del fallecido, Estrella Núñez, habían enviado un escrito al diario acogiéndose al derecho de réplica. Once días después, sin embargo, la rectificación no se había publicado.
(Hombre, los progretas de El País ya tratan a sus correligionarios como a Aznar y a Álvarez-Cascos: no se publican sus rectificaciones no sea que algún lector deduzca que el periódico le ha engañado.)
"Miguel no murió delante de la cámara. Nunca lo hubiéramos permitido", sostiene Elena García.
El reportaje, firmado por Rocío García, se basa en un único testimonio, el de Albert Solé, que ha estado filmando los últimos meses de la vida de Miguel Núñez para un documental
Una muerte dulce no es necesariamente una eutanasia [¡cuánto cuesta reconocer esto a los talibanes progres!] y puede conseguirse en cualquier parte de España. Sólo requiere unos buenos cuidados paliativos. Pero los equívocos continúan
Elena García no expresa acritud hacia la periodista, pero lamenta que no se pusiera en contacto con la familia para corroborar los datos.
Una mentira encadenada con otra. Rocío García tenía la misión de "denunciar la hipocresía (...) en una sociedad que rechaza la eutanasia". Y lo hizo de acuerdo con sus jefes. ¿Qué importa la verdad cuando se lucha por una causa progresista?
¡Como para dejar a estos bestias la decisión sobre quién vive y muere en los hospitales! Si se quieren matar, ¿por qué no lo hacen y nos dejan en la paz a los demás?
(Y toda esta vergüenza se la habrían evitado Rocío García y El País si no estuvieran cegados por su ideología.)
DINERO, PERO NO SÓLO DINERO
La campaña en favor de la eutanasia tiene sus orígenes no sólo en el odio al ser humano como figura divina, sino, además, en simples cálculos monetarios.
Curar el cáncer se hace insostenible para sistemas sanitarios como el español, debido al elevado coste de los tratamientos y al creciente número de enfermos.
La Izmierda, de nuevo al servicio de los ricos.
OTRO MONTAJE
El fabricante de un vídeojuego montó protestas de falsos cristianos para promocionarlo.
CONCLUSIÓN
Sinceramente, cuando leo estas mentiras pienso que los demonios han abandonado el Infierno y andan entre nosotros, porque, ¿no es Satanás el Príncipe de la Mentira?

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